Monterrey.- Cada persona en México, como usted y yo, generamos más o menos 365 kilos de residuos sólidos al año ¡un kilo cada día! y esta cantidad tiende a aumentar durante la mayor parte de nuestra vida productiva.
Con base en dicha estimación de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la cual data del año 2010, una familia de cuatro personas genera alrededor de mil 500 kilos de basura al año.
Lo grave del caso no sólo es la creciente generación de residuos sólidos (como plásticos, restos de comida, latas, ropa, papel, cartón, vidrio, metales, aparatos eléctricos y pilas), sino su manejo inadecuado que contamina el suelo, el agua, el aire y además ocasiona serios problemas de salud.
Todo lo anterior se debe, principalmente, al modo de producción y de consumo basado en la cultura del desperdicio, resultado de una falta de educación ambiental y de respeto a la madre naturaleza.
A pesar de los esfuerzos internacionales, nacionales y locales, así como de las grandes campañas para cuidar el medio ambiente y aprender a convivir en armonía con la naturaleza, los impactos negativos de la actividad humana, preponderantemente la actividad productiva económica y comercial, ha provocado que la tierra se marchite, los suelos se desequen, el aire se contamine, los ríos se envenenen, la capa de ozono se agujere, el clima se altere y la casa arda, al grado que la humanidad está en su fase terminal.
Para enfrentar esta amenaza existencial resulta necesario y urgente que nuestro Estado de Nuevo León cuente con leyes efectivas y actualizadas en materia de protección de la tierra, del agua y del aire y, por ende, legislación sobre la prevención y gestión integral de residuos; es decir, de cualquier material o producto en estado sólido o semisólido cuyo propietario o poseedor desecha y que puede ser susceptible de ser valorizado o requiere sujetarse a tratamiento adecuado o disposición final.
Nos referimos a la práctica de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar con el fin de contribuir a disminuir y controlar la cantidad de basura.
Bajo tales objetivos, desde octubre del 2019 presentamos la iniciativa de Ley para la Prevención y Gestión Integral de Residuos del Estado de Nuevo León, como el nuevo marco jurídico para que el Poder Ejecutivo, a través de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y de los Ayuntamientos, coordine las acciones tendientes a disminuir los efectos nocivos que genera el cúmulo de desechos sólidos en la Entidad y, sobre todo, su manejo inadecuado.
Mediante dicho proyecto de Ley buscamos detonar la participación activa y proactiva de la ciudadanía nuevoleonesa en esta importante tarea ecológica y, a la vez, económica, al realizar un almacenamiento selectivo o separado de sus desechos de origen animal y vegetal; es decir, la separación de la basura orgánica, inorgánica y de manejo especial en el hogar.
Los residuos de manejo especial serían aquellos que requieran sujetarse a planes de manejo específico con el propósito de seleccionarlos, acopiarlos, transportarlos, aprovechar su valor o sujetarlos a tratamiento o disposición final de manera ambientalmente adecuada y controlada. Solamente así evitaremos que se continúe con la combustión de desechos a gran escala, acción que aporta al calentamiento global, producto de la liberación de gases de efecto invernadero, principalmente, bióxido de carbono.
En la iniciativa proponemos crear un Plan de Manejo, en el cual se establecen los lineamientos para que las autoridades responsables del cumplimiento de la Ley, realicen acciones para identificar, acopiar, almacenar, transportar, reutilizar, reciclar, remanufacturar, tratar adecuadamente y, en su caso, para disponer finalmente de residuos, todo ello mediante la colocación de contenedores de almacenamiento selectivo en calles y el aprovechamiento continuo de los desechos acopiados a través de la valorización.
Nuestra propuesta de Ley parte de que los productos tienen su origen en los recursos naturales, por lo que saber comprar, utilizar y consumirlos es una responsabilidad. El ejemplo más oportuno es comprar un árbol navideño en una plantación certificada que cumpla las normas de la SEMARNAT y para que no termine en el camión de la basura y triturado para composta, comprar árboles con raíz para plantarlos posteriormente en el jardín, calle o parque.
Urge la suma de esfuerzos y de acciones entre autoridades y ciudadanía para generar un cambio positivo hacia nuestro medio ambiente.