Monterrey.- Luis Felipe Gómez Lomelí (Etzatlán, Jal., 1975) es Ingeniero físico, maestro en ecofisiología vegetal de zonas áridas, doctor en filosofía de la ciencia y candidato a doctor en literatura en español y portugués.
Obtuvo el Premio Bellas Artes de Literatura “San Luis Potosí” 2001 por su primer libro de cuentos «Todos santos de California» (Tusquets, 2001, 2014). En 2004 fue galardonado con el Premio Latinoamericano de Cuento “Edmundo Valadés” por “El cielo de Neuquén”, texto que se incluye en su segundo libro «Ella sigue de viaje» (Tusquets, 2005; La Pereza, 2018).
Ha sido becario de diversas instituciones nacionales e internacionales, tanto por su labor científica y académica como por su trabajo en literatura; entre éstas: CONACYT, OEA, Fundación para las Letras Mexicanas, ICETEX, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y la Universidad de Kansas.
Ha publicado las novelas «Cuaderno de flores» (Tusquets, 2007), «Indio borrado» (Tusquets, 2014) y «Okigbo vs. las transnacionales y otras historias de protesta» (La Pereza, 2015; Atrasalante, 2018), así como el ensayo «El ambientalismo» (Nostra, 2008), el libro de texto «Naturaleza y sociedad» (ITESM, 2012) y «Estética de la penuria: El colapso de la civilización occidental entre los guaycuras», merecedor del Premio Nacional de Bellas Artes de Ensayo Literario “Malcolm Lowry” 2018 (Fondo Editorial del Estado de Morelos, 2018). Su tercer libro de cuentos, «Perorata», merecedor del Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” 2017, se publicó en 2019.
Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 2012 y parte de su obra ha sido llevada a la pantalla y/o traducida a una decena de idiomas.
Fue seleccionado por el Hay Festival, el British Council y la Secretaría de Cultura como uno de los 20 escritores mexicanos más influyentes en la iniciativa México20.
Es candidato a doctor en Español y Portugués por la Universidad de Kansas y es considerado el autor de uno de los cuentos más cortos de la historia de la literatura: El emigrante -¿Olvida usted algo? -Ojalá.
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1- ¿Cómo escribes?
R= No tengo un método. Tal vez para ciertas partes particulares del proceso haya algo parecido: tener un café a la mano, por ejemplo, o hacer un esquema de los capítulos de la novela. Pero, como igual sucede en la ciencia, todas las decisiones más importantes se toman sin método.
2- ¿Desde cuándo, sobre qué, por qué y para quién escribes?
R= Empecé a escribir en algún momento entre los catorce y los dieciocho años porque había situaciones y sentimientos que no entendía, que las ciencias naturales y sociales no podían explicarme y, sin embargo, me atravesaban. Por ejemplo, la violencia: ¿por qué una tarde, de la nada, te detiene un grupo de policías y te agarra a golpes? Por ejemplo, la soledad y el amor: ¿por qué es tan simple, tan pero tan fácil, y a la vez tan complicado, amar a alguien, odiar a alguien, procurar a alguien? Así que comencé a escribir con la esperanza de encontrar en algún momento a alguien que aún no sabía si acaso existía, alguien que leyera lo que había escrito y luego respondiera.
Es decir, escribo por la misma razón por la que leo. Escribir es buscar acercarse al otro, tal vez, leer es buscar acercarse al otro. Y en ocasiones, con suerte, ese alguien aparece y de repente la vida es más fácil aunque siga siendo exactamente igual. Ojo: no es que la vida parezca más fácil, es que lo es (a pesar de que no haya forma lógica de explicar esta causalidad).
3- ¿Qué es para ti la literatura?
R= Una charla con alguien desconocido. Pero amado.
4- ¿Qué opinas de tu propia obra?
R= Que me ha ayudado a encontrar gente maravillosa muchas más veces de las que hubiera creído posible.
5- ¿Cuándo está listo un texto?
R= Cuando ya no sé qué decir pero, al menos, creo que medio dije lo que quería decir.
6- ¿Qué opinas del nivel de nuestra literatura nuevoleonesa?
R= Hoy día la literatura en México dista mucho de seguir los patrones que prevalecían hace menos de medio siglo. Aunque algunos se esfuercen por reencauzarla en el mismo elitismo de antaño, ya es otra. De modo que se puede decir que la literatura neoleonesa es rica y vasta, tanto en autores como en proyectos editoriales. Pero lo mismo se puede decir de la literatura guerrerense, por ejemplo, o de la sudcaliforniana.
La diferencia, en dado caso, tiene que ver con el poder económico y simbólico de Monterrey: la capacidad material para hacer la segunda feria del libro más importante del país, encuentros de escritores, haber sido sede del encuentro nacional de teatro por años, etcétera, plataformas que sirven para generar visibilidad, diálogo y debate.
7- ¿Vives de la literatura?
R= No, si se quiere entender la pregunta en el sentido mercantilista anglosajón de “vivir de las regalías”. Sí, si se busca entender la pregunta en el sentido de que la mayor parte de mi vida gira alrededor de acciones que tienden a encontrar interlocutores que aún no conozco.
8- ¿Para qué le sirven los escritores a la sociedad?
R= De nada. Igual que de nada le sirven los científicos, los médicos, los industriales o los jornaleros agrícolas. Me parece que la metáfora de la sociedad como un organismo vivo que crece y evoluciona es eso: una metáfora. Y nada más. Por lo mismo, me parece un despropósito tratar de buscar indicadores cuantitativos para evaluar su importancia como si se tratara, no de personas, sino de una línea de producción industrial de sillones ortopédicos. Y tratar de buscar indicadores cualitativos universales, ya se sabe, es imposible: ¿de qué le sirve a la sociedad el amor particularísimo que se tienen dos estudiantes de secundaria?, ¿de qué le sirve a la sociedad el dolor que guardan, todos los días, el padre y la madre de una muchacha asesinada?, ¿de qué le sirve a la sociedad el regocijo que siente un empresario cada que consolida un gran negocio? De nada. Las personas —y sus sentimientos y sus oficios— no “servimos” a una sociedad, precisamente porque somos personas, porque no somos piezas intercambiables de una maquinaria.
9- ¿Quiénes escriben mejor: los hombres o las mujeres?
R= No es cuestión de genitales. Tampoco de género. Mucho menos un oficio como la escritura tiene algo que ver con cómo y con quién disfruta su sexualidad quien escribe. Así, entre las personas que publican y viven en Nuevo León, ninguna de las dos que mejor escriben se identifican plenamente con el modelo heteronormadito: Patricia Laurent Kullick y Joaquín Hurtado. Y en el ámbito nacional tampoco: Cristina Rivera Garza es, por mucho, la figura literaria más importante del país.
Aunque, claro, también hay autores heteronormados, mujeres u hombres, que escriben maravillosamente bien.
10- ¿El gobierno o Conarte te han apoyado alguna vez?
R= En muchas ocasiones. Fui becario del Centro de Escritores de Nuevo León a finales de los 90s y también recibimos un apoyo de Conarte para un proyecto de historias de vida por esos años. Luego ya vinieron Jóvenes Creadores del FONCA y los premios Bellas Artes (me parece que sí, efectivamente, el que existan premios nacionales es una forma de apoyo estatal), además de la beca CONACYT para estudios de postgrado.
11- ¿Autores favoritos?
R= Muchísimos. En el primerísimo lugar está la sudafricana Nadine Gordimer y así juntito a ella vienen el caribeño Walcott, Miguelito Cervantes y su friendemy Góngora, el brasileiro Machado de Assis o el buen isleño de Harold Pinter. Luego, el tropel. Mi último dramaturgo favorito es la palestina Dalia Taha.
12- ¿Libros que te hayan impactado?
R= Montones. Por eso sigo leyendo, no le aunque que sea más alta la pila de los libros que me aburrieron harto. Porque cuando uno pega, transforma. Entre los últimos llegadores que leí o releí estarían «Yaka», de Pepetela; «Balada de amor al viento», de Paulina Chiziane; «Nosotros matamos al perro sarnoso», de Luís Bernardo Honwana; «Thirteen Cents», de K. Sello Duiker; «La larga travesía de una niña mexicana», de Karina Mendoza, «Autobiografía del algodón», de Cristina Rivera Garza; «La vida de las plantas», de Emanuele Coccia, entre otros.
13- ¿Cómo generarías lectores?
R= Esta es una pregunta que da para mucho pero, en resumen, la formación de públicos lectores me parece que depende de dos cosas: 1) un acervo amplio de títulos y temas a la mano, y 2) dejar de confundir la lectura con el catecismo, las clases de moral, de filosofía o de cualquier otra cosa que es meramente tangencial.
14- ¿Qué recomendarías a las personas que desean ser escritoras?
R= Depende de para qué desea cada persona escribir. Si es porque tiene algo qué decir, porque le duele, porque quiere encontrar a otras personas con quienes dialogar, pues que lea y escriba para ir encontrando la mejor forma de decir eso que quiere. Si es por alguna otra razón —encontrarse a sí mismo, ser famoso, sentir que su vida vale para algo, encontrar el sentido de la existencia, tener amigos, etc…— no sabría qué decirle.
15- ¿Proyectos futuros?
R= Más de los que en realidad haré. Pero creo que sí saldrán un librito sobre ciudades, como postales de viajes, y un herbario.