Monterrey.- Roberto Guillén (Monterrey, N.L., 1970) es periodista, escritor y activista.
Obras publicadas: «Coctel de Letras» (edición de autor, 2000), «Tiempo de Perros» (Oficio Ediciones, 2005), «Pasión por el Arte» (UANL, 2007), «Labios de Warrior» (Oficio Ediciones, 2008), «Migración y humanismo en la vida del padre Pedro Pantoja» (UMM, 2016), «Cuando la muerte salió de Shopping en Monterrey» (Poder y Belleza, 2020).
Actualmente escribe en el sitio web: www.poderybelleza.com
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1- ¿Cómo escribes?
Con un capuccino y envuelto en una nube de entera Libertad. Creo que si el acto de escribir no se traduce en una sinfonía de la imaginación, lo mejor es ponerse a vender tacos. Si el viaje de Escribir carece de Misterio, lo que resulta es una cosa industrial. Algo así como una taquillera receta para salvar de la quiebra a cualquier editorial.
2- ¿Por qué escribes?
Por una mixtura de vanidad espiritual. Por el placer de jugar con las palabras. Por la dicha trascendente que anida resolver la realidad en-el-Lenguaje. Por el estricto goce de verme reflejado más allá de mí mismo, de mi limitada concretud.
3- ¿Desde cuándo escribes?
Desde que descubrí a Juan Rulfo y a Juan José Arreola.
4- ¿Para quién escribes?
Para quien busca ver en el Lenguaje un columpio sin tiempo, sin etiquetas, sin directrices, sin dogmas, sin prejuicios...
5- ¿Sobre qué escribes?
Sobre la vida cotidiana, tan cotidiano como ese cubrebocas negro que alguien perdió en un camión urbano de la ruta Tierra Propia. Ese urbanísimo cubrebocas que a la primera vista parecía ser una traviesa tanga, naufragando en la desértica de una pandemia...
6- ¿Qué es para ti la literatura?
Fíjate que estoy muy contento porque ahora con el confinamiento, me puse a hurgar en mis archivos periodísticos y encontré un texto que pensé ya lo había extraviado para siempre: “La Señora del Yogurt”, que trata de esos días montado en el carrusel de la locura, cuando se me ocurrió meterme a trabajar a una Soriana, por el puritito gusto de complacer a una señora lindísima que me presentaron y que le daba soporte de personal a una compañía platanera que surtía al mencionado centro comercial. La doña era dueña de una auténtica naturalidad que en el primer encuentro me arrobó. Caí redondito en el perfume de su braza-feminidad. Yo que venía de un trance a la Gregorio Samsa, pues al primer arrumaco de la mini empresaria, sentí una mágica iluminación, un electrizante hechizo que te prohibe decir “no”. Y pues para no hacerte el cuento largo, las dos horas que tenía destinadas para la comida, las utilizaba para escapar a la explotación de que era objeto, mediante la lectura de mi amado Balzac.
7- ¿Qué opinas de tu propia obra?
Te comparto una mis cotorras frases, cuando yo escribía para una revista de la ciudad: mi primer libro lo escribí bajo la tiranía de un patán; de otra manera hubiera naufragado en el fondo de una caguama. Y sí, mi primer libro lleva por título «Coctel de Letras». Amo la palabra coctel. Amo estar en los cocteles con la fauna humana. Pero con todo el zoológico de la especie que somos. Lo mismo me he tomado unos tintos con Panchito González, el dueño de la TV Milenio, que con el Pao Pao, ese dandy chilango que lleva años rifando un dizque cuadro de ocho mil pesos y que te vende sus simpáticos y mentirosos numeritos, que no sé por qué se los siguen comprando, sobre todo esas indulgentes abuelitas sampetrinas . Bueno, pues «Coctel de Letras» es una antología de mis artículos periodísticos, donde ya había quiénes lo definían como “periodismo literario”. Esta obra es una edición de autor que nació en la imprenta de Lupito, un viejito bonachón que se aventó la tirada de imprimir mi libro, sin que yo le pagara nada. De hecho nunca le pude pagar nada. Sólo tuve acceso a unos 50 ejemplares y ya no volví de vergüenza. Ya no supe que pasó con los otros 450 ejemplares. Un día que yo andaba en el Bar de Max, oteando en el Templo de los Chúntaros, en compañía de mi brother, el moscardón caricaturista Ramón Garza, que se me aparece el canchanchán de Lupito:
-Eeeeee, Guillén, ¿porque no has ido por tus libros?
-La neta, no tengo dinero para pagarle, bato.
-Nombre, no hay pedo, fíjate que un periodiquero de San Luis Potosí, al que le editamos un tabloide, se llevó varios libros tuyos, y empezó a publicar tus crónicas, y nos decía que a los lectores le gustaban un chingo, que te quería conocer para que le mandaras más artículos. Creo que una vez fue a buscarte a la revista Ronda, pero le dijeron que ya te habías salido, que ya no trabajabas ahí. El bato te andaba buscando para pasarte una lana por la publicación de tus artículos...
-Aagggg, como bien canta la Vicky Carr, ¡qué mala suerte!
8- ¿Cuándo está listo un texto?
En mi caso, cuando ya merezco levantar mi copa con la espuma de una cerveza bohemia.
9- ¿Qué opinas del nivel de nuestra literatura nuevoleonesa?
Creo que la era está marcada por el virus de una aguda prontitis. Pronto queremos publicar nuestras obras. Pronto reclamamos el reconocimiento, el aplauso mareador. Pronto ansiamos el tonificante flashazo mientras una autoridad nos entrega equis premio. Vivimos en la era feisbuquera del right now. ¿Qué se le va hacer?
10- ¿Vives de la literatura?
Me gusta decir que vivo de mi talento. Me gusta decir que el dinero es un formidable parachute. Me gusta ir al oxxo y comprarme esas preciosas canastillas de cartón con un six de bohemias. Ese lindo producto es la corona de la ex cervecera regiomontana. Quelle domage. Yo que voy por la calle meneando mi canastilla de cartón con sus bohemias, que danzarinamente presumo como el néctar preciso para libar a los Dioses. Sí, Quelle domage.
11- ¿Para qué le sirven los escritores a la sociedad?
El gran Oscar Wilde solía encabronarse con el bossie, su niño bonito que lo llevó a la ruina. Solía espetarle cositas como: me molesta que veas en mí a una persona “útil”, cuando deberías saber que el arte, el verdadero Arte, lo es porque carece de toda utilidad...
12- ¿Quiénes escriben mejor: los hombres o las mujeres?
La pregunta me resulta un tanto cuanto ociosa, sooorry.
13- ¿El gobierno o Conarte te han apoyado alguna vez?
Qué linda oportunidad para externar mi Gratitud a Rogelio Villarreal, quien me brindaba el apoyo de la UANL para acudir a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y huir de la capsula regiomontana. Hace unos días, mientras hurgaba en mis archivos periodísticos, me encontré un oficio donde se podía leer: “Recibí la cantidad de ________________________ para acudir a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara....”.
Rogelio, donde quieres que te encuentres, Gracias, brother.
14- ¿Autores favoritos?
Estoy marcado por la literatura francesa y rusa. No quiero irme al pozo sin antes volver a esa grandiosidad que llaman «Los hermanos Karamazov».
15- ¿Libros que te hayan impactado?
Siempre he creído que leer «En busca del tiempo perdido» es como asistir a un alucinante doctorado en apreciación estética...
16- ¿Cómo generarías lectores?
Pues qué te puedo decir, cuando yo era un morrito alebrestado me inventé un personaje denominado El Señor de Los Libros, cuya misión consistía en regalar un libro todos los días. También me escribí un monólogo que lleva por título “Los Crujidos de Gutenberg”, con el que me presenté en 1998 en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, cuyo comité organizador no me dio un peso, pero si me pagó el vuelo redondo. Te presumo que una vez terminada mi presentación en la Fil de Guadalajara, unos estudiantes de la Prepa 5, de la misma UDG, me gestionaron dos presentaciones, donde presenté el monólogo ante un auditorio de unas 800 personas. Una vez que se terminó la segunda función, las bellas estudiantes venían a mi camerino para que les diera mi autógrafo. Y al último, cuando ya me retiraba del recinto, llegó un chavito que se presentó como líder de todos los estudiantes de la preparatoria. Tras entregarme un diploma de reconocimiento, me dijo que la escuela no disponía de una partida para mi representación, pero que como quiera me habían juntado una coperacha. Y mi corazón lloró cuando me entregaron una bolsa con un chingo de monedas que los estudiantes me habían brindado. Por cierto, un dinerito que me sirvió para pagar los dos taxis de regreso, el de Guadalajara y el de Monterrey. Recuerdo que cuando iba en aquel flamante Stratus que me conducía a mi domicilio, después de haber aterrizado en el Aeropuerto Mariano Escobedo, por el retrovisor el chofer del taxi oteaba la delirante aventura de un pasajero que iba contando las monedas para completar lo que costaba la ruleteada.
17- ¿Qué recomendarías a las personas que desean ser escritoras?
Vivir, equivocarse, devorar libros. En mi caso, la talacha periodística fue mi gimnasio para desarrollar un Estilo. Yo fui un reportero policiaco que escribía de cinco a diez notas diarias en aquellas ruidosas máquinas de batalla que hoy son la delicia de todo anticuario: Remington.
18- ¿Proyectos futuros?
Estoy un poco melancólico porque tuve que cancelar mi viaje a Paris, que con motivo de mis 50 años, una hija de Voltaire me regaló. Quería caminar por el Sena para hermanarme con los días que Balzac describe en la «Piel de Zapa».