Monterrey.- Alfonso Teja Cunningham (Ciudad de México, 1949) nos dice: “En orden de aparición, tras caer al planeta al final de 1949 en Mexicalpan de las Tunas, hice 12 años en el Instituto Regiomontano.
Luego me salvé al estudiar Arquitectura en la UNI y Letras Españolas en la UR, pero no terminé, por dedicarme profesionalmente tres años a la música. En 1971 hice mi primer programa de radio, en la XERG. Luego hice “La Gente Nueva”, en Canal 3 (hoy 2).
Trabajé en El Porvenir, TRIBUNA DE MONTERREY y CRÓNICA 7. En Televisa México fui reportero del programa “24 Horas” con Jacobo Zabludovsky.
Fui de los fundadores de “60 Minutos” y del Sistema ECO de Noticias vía Satélite, del que fui conductor titular y Productor General del sistema.
He publicado noticias, reportajes, documentales y materiales en formatos híbridos, en medios electrónicos e impresos de diversa índole.
Como docente he desempeñado labores tanto en el DF como en Monterrey, escolarmente en Preparatoria, y en las Carreras de Periodismo y Comunicación.
En la capacitación profesional y empresarial acumulo experiencia de 40 años.
Lo mío es la Comunicación, un campo que observo como víctima de la depredación que genera el interés cortoplacista y depredador del gran capital, que ha logrado secuestrar la realidad para entregarnos un producto enajenante, que seduce y distrae, a una sociedad globalizada técnicamente indefensa”.
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1- ¿Cómo escribe?
R= Como puedo, como sé y, a veces, como me gusta.
2- ¿Por qué escribe?
R= Por gusto muchas veces y otras, por necesidad de diverso tipo.
3- ¿Desde cuándo escribe?
R= Desde la escuela. Me gustaban las tareas de composición, en las clases de canto le cambiaba la letra a las canciones. En sexto de primaria escribí un cuentecillo de ciencia ficción según yo, en el que los jupiterianos venían a invadir nuestra Tierra y los terrícolas salían a dar la batalla a mitad del camino, es decir, en Marte. El título era obvio: “Marte, el dios de la guerra”, con una asombrosa presentación que advertía la diferencia entre el imaginario origen del mito clásico y la presunta realidad del puñado de valerosos héroes humanos que habían salvado al planeta. Eran unas doce páginas de manuscrito a lápiz, por supuesto. Luego siguieron las canciones y poemas de juventud hasta que, por necesidad, llegué a convertirme en reportero. Lo demás también fue muy natural.
4- ¿Para quién escribe?
R= Por razones visibles desde temprano me fui acostumbrando a escribir con un objetivo relativamente concreto, a la par de dar salida a mis necesidades propias de expresión. La construcción de historias -y cada nota o reportaje es una por sí misma-, va moldeando tu estilo narrativo y, en este sentido, lograr narraciones orales (sobre guiones escritos) capaces de mantener en crescendo la atención del público diverso, que te sigue en número de millones por una red nacional de televisión, lleva a madurar un estilo, si bien no deslumbra por exuberancia ni por originalidad, sí cobra relieve por su viveza y efectividad. Bien decía García Márquez que la principal diferencia entre periodismo y literatura radica en el tiempo con que se hacen. Finalmente entregas tus visiones a quien tenga el tiempo y la disposición para compartir la compañía, que es recíproca.
5- ¿Sobre qué escribe?
R= Me he desenvuelto básicamente a través de los géneros periodísticos tradicionales. He escrito muy poca ficción. En el presente, en cierta forma vengo atendiendo más la forma que el fondo cada vez y, al mismo tiempo, trato de escapar al rigor que impone el seguimiento noticioso del día a día. Estoy convencido de que, en el ruidoso entorno que nos rodea sucede, en términos de comunicación, aquello de que “los árboles” (sic) no nos dejan ver el bosque. Por ahora creo estar en una etapa de forja. Mi tendencia al ámbito ensayístico requiere tiempo y espacio. Deseo hacer más literatura y menos periodismo, con la aclaración de que me refiero al que necesita vender(se) para decirse exitoso.
6- ¿Qué es para usted la literatura?
R= Para ser breve y claro diré que es el puntal, el soporte histórico de la cultura. La comunicación sonora y los distintos grados del lenguaje oral dan origen a la manada y al grupo social. Pero son la escritura y la agricultura las que establecen las bases para el conocimiento y el progreso humano.
7- ¿Qué opina de su propia obra?
R= Claramente insuficiente en todos sentidos, aunque hay por ahí algunos logros que me animan a continuar la exploración, buscando menos ataduras en cada oportunidad. Puede ser que aquí y ahora una consideración sobre el tiempo suene fuera de lugar, pero viene a cuento precisamente porque se trata del escape que mencioné hace unos minutos. Al tiempo se le puede vencer no únicamente a base de velocidad.
8- ¿Cuándo está listo un texto?
R= Eso depende del texto mismo. En el periodismo se dan ocasiones en que un texto inmaduro gana la primicia o la exclusiva. Y no hablo de exagerar, ni mucho menos mentir. Pero en estos tiempos, que nos permiten confirmar de tantas maneras que la realidad supera a la fantasía, el desafío es superar la ambición del éxito barato logrado a base de promoción industrializada, para intentar alcanzar significados más amplios y compartidos. Cuando somos capaces de hacer surgir la palabra desde el interior para atravesar el éter y llegar a otro interior sensible. Ahí es entonces cuando en realidad se cumple el milagro como un acto de buena fe.
9- ¿Qué opina del nivel de nuestra literatura nuevoleonesa?
R= No estoy capacitado para dar una opinión sobre calidad, pero hay mucho movimiento creativo y eso no puede ser malo. Hay renovación generacional, lo cual es esperanzador. Ahora que se está dando un movimiento de renovación en los sectores artísticos de la entidad es visible que en varios gremios se da una suerte de divisionismo o formación de grupos aislados. Me parece que sería posible un poco más de unión entre pares, con menos ego al centro de la mesa.
10- ¿Vive de la literatura?
R= De la literatura, no. Pero mi gusto por las letras me trajo oficio y profesión.
11- ¿Para qué le sirven los escritores a la sociedad?
R= Si para la inteligencia la cultura es oxígeno, el arte nutre esos pulmones. En esa función orgánica vital los escritores vendrían siendo los alvéolos, donde la sangre venosa se purifica y deviene sangre arterial. La metáfora es un poco clínica, pero adecuada para lo que quiero decir en torno a la salud cultural de una sociedad que, como se sabe, es un organismo vivo.
12- ¿Quiénes escriben mejor: los hombres o las mujeres?
R= ¿Qué clase de pregunta es ésa?... Si entre los géneros existe alguna diferencia, será en otros parámetros y no en terrenos de talento, capacidad, imaginación, sensibilidad, creatividad, resistencia, etcétera.
13- ¿El gobierno o Conarte le han apoyado alguna vez?
R= Sí, en teatro participé en producciones que contaron con apoyo ocasional de Conarte.
14- ¿Autores favoritos?
Fromm, Hesse, Zweig, Nietzsche y Cortázar de entrada, entre otros y los poetas venidos de tantos tiempos y lugares.
15- ¿Libros que le hayan impactado?
R= Los tiempos de formación en la juventud son terreno propicio para recibir el impacto de los grandes autores y pensadores. Los nombres antes mencionados sobresalen por esos títulos que forjaron mi idealismo tempranero en tiempos de la contracultura hace 60, o 50 años.
De «El Lobo Estepario» a «El Miedo a la Libertad» y de «Así hablaba Zaratustra» al «Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea», o «Rayuela» y «El canto general», esos fueron y son mis básicos permanentes; además debo citar: «El Mahabhárata» y el relato del Bhagavad Gitá; el increíble «Be here now», del Dr Richard Alpert, luego conocido como Baba Ram Das, y la novela «Impaciencia del corazón», de Stefan Zweig, que es para mí hasta hoy una referencia sobre la complejidad de los sentimientos humanos. También, mi iniciación en la obra de García Márquez: «Isabel viendo llover en Macondo», fue un rayo de luz en mi adolescencia que me llevó directo al autor.
16- ¿Cómo generaría lectores?
R= ¡Uy! Es una labor que si no se siembra desde muy temprano en el hogar -y con ejemplo vivo- será muy difícil su cultivo posterior. Encuentro muchas casas en donde no hay libros ni como adorno. La afición a la lectura debería enseñarse como se enseña a los niños a comer bien, con paciencia y buen ejemplo, pero ya sabemos que hay mucha tarea pendiente. Regalar libros y ponerlos al alcance de niños, jóvenes y adultos ayuda mucho, pero el respeto a la buena lectura no se incrementa con sobreoferta, sino con el juicio de valor que no depende del nombre de autores o casas editoriales, sino del contenido que nos enriquece interiormente. Sin esa sensibilidad, todo tipo o forma de eslogan sale sobrando.
17- Si le dieran a elegir entre todas sus facetas (actor, escritor, periodista, maestro, músico, conductor de televisión), ¿cuál escogería?
R= Cuenta me doy de que estas facetas todas se relacionan con la comunicación directamente y que en su mayoría son mal pagadas, excepto cuando te abraza la fama.
Y en este caso sería muy satisfactorio alcanzar tal estatus como músico y/o como escritor. Todas aquellas labores me satisfacen en lo profesional pero, en terrenos de libertad, el papel pautado, o blanco simplemente, me parecen insuperables.
18- ¿Qué recomendaría a las personas que desean ser escritoras?
R= “El que desea y no actúa engendra peste” dijo William Blake, y todo mundo sabe que la práctica hace al maestro. Así que a escribir y leer y escribir y escuchar y escribir y pensar y escribir y escribir. En ocasiones conviene tallerear un poco. Es válido usar mapas y brújulas. Lo importante está en el ánimo con que emprendemos la exploración.
19- ¿Proyectos futuros?
En concordancia con todo lo antes dicho, estoy en una etapa de transición, en donde mi principal interés es convertir masa en energía en términos cuánticos. En palabras más claras esto quiere decir que si es cierta aquella máxima que reza: “El maestro se equivoca más veces de las que el aprendiz lo ha intentado”, esto significa que una buena recopilación de la enorme cantidad de metidas de pata y anécdotas ilustrativas en mis andanzas de vida, posiblemente permita sacar a la luz unos puntos de interés y, por lo menos, alguna sonrisa reflexiva. Con eso me daría por satisfecho y espero lograrlo antes de que los calendarios en papel dejen de imprimirse, o sea que no falta mucho.
Y muchas gracias de corazón por atender esta serie de memorias, ideas y divagaciones.