Monterrey.- Isaac Gasca Mata (Puebla, 1990). Licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Ha presentado sus cuentos en diversos foros a nivel nacional en ciudades como Guadalajara, Toluca, Querétaro, Tampico, Monterrey, Zacatecas, Tijuana, Colima, Aguascalientes, Guanajuato, Puebla, La Paz y Ciudad de México, entre otras.
Como investigador participó en foros internacionales, entre los que destaca el Coloquio Estudiantil sobre Identidades en América Latina, celebrado en Ciudad de México y en Bogotá, Colombia.
Algunos de sus textos aparecen en revistas como Círculo de Poesía, Armas y Letras, Monolito y Oficio.
En 2016 realizó una estancia en San Antonio, Texas, para compartir estrategias educativas con docentes del área de lenguaje.
En 2018 participó en el II Encuentro Latido Latino, región LATAM, de la red global Teach For All, realizado en Lima, Perú.
Es autor de los libros: «Ignacio Padilla; el discurso de los espejos» (BUAP, 2016), «Tristes ratas solas en una ciudad amarga» (UANL, 2019) y «El libro de las personas invisibles» (Ariadna, 2020).
Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, en el rubro poesía. Laboró en escuelas públicas y privadas de Nuevo León y Baja California Sur. Actualmente estudia un posgrado.
Y acaba de ganar el tercer lugar en el Concurso Literario Vortoj para Escritores Independientes, de Vortoj Editores.
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1- ¿Cómo escribes?
R= Tengo algunas costumbres que practico al momento de escribir: debo estar preferentemente en silencio o reproducir música minimalista a bajo volumen como la de Wim Mertens, Max Richter o Julia Wolfe. Si no estoy en silencio, busco música acorde a mi estado de ánimo; casi nunca cyberpunk, clásica o cumbia, pues aunque me agradan los géneros me distraen.
Cuando escribo narrativa lo hago a mano. Debo escribir así porque no sé qué conexión sináptica ocurre en mi cabeza debido al movimiento de mis dedos y mi muñeca, pero estoy seguro que de esa forma cierta área del hemisferio izquierdo de mi cerebro produce creatividad y excita la imaginación. Después transcribo a la computadora, guardo el archivo y le doy varias revisiones para depurarlo. Por eso puede pasar una semana o varios años para que culmine un texto. Tengo textos archivados desde 2008. Constantemente regreso a ellos, pero aún no he encontrado el momento de organizarlos y publicarlos. Algunos ya, pero otros no. Así es como escribo. Cuando hago ensayos rigurosamente tengo que estar en mi biblioteca personal, con mis libros a la mano y redacto directamente en la computadora. Es complicado para mí escribir un ensayo a mano. También escribo teatro y lo hago a computadora. Y en poesía combino ambas.
2- ¿Por qué escribes?
R= Escribo por una necesidad que cuando comenzó, allá por el año 2005, era un método de expresión, pero ahora se ha vuelto una necesidad imperiosa en mi organismo. Literalmente tengo que leer cincuenta páginas diarias o escribir al menos 3 cuartillas. Si no, siento que el día fue un día perdido, desperdiciado. Claro, a menos que lo pase con alguien muy querida, viendo una película o paseando en moto. Pero generalmente mis días se agotan en escribir literatura o en leer literatura. De hecho tengo un lugar específico para mis tardes de lectura: la plaza Hidalgo, detrás del Museo Metropolitano de Monterrey.
3- ¿Desde cuándo escribes?
R= No recuerdo la fecha exacta, pero sí la época: otoño de 2005. Mi gusto por escribir nació simultáneo al placer lector que me marcó desde aquellos años. Yo era un adolescente pendenciero que disfrutaba pegarle a sus compañeros de escuela. Me metía en problemas constantemente y mi padre, que en paz descanse, estaba alarmado pues no sabía qué hacer conmigo o cómo apoyarme. El dinero no abundaba en casa. Por lo tanto, inscribirme a clases de natación o francés (como era mi deseo) no estaba dentro del presupuesto. Un día, debido a mi actitud nefasta, reprobé todas las materias de la secundaria. Está de más explicar que sentí que el mundo se me venía encima, pues aunque era un chico rebelde sí tenía en mente que la única manera de alcanzar metas en la vida era estudiando. Me sentía muy mal. Y tenía pavor de regresar a casa porque en aquellos años los padres aún corregían a sus hijos con cinturonazos en las nalgas. (Jajaja, se lo agradezco mucho a mi papá). Dos o tres cinchazos bien acomodados y, ¡pum!, corregían las malas actitudes mejor que un psicólogo. Como sea, un día reprobé todas las materias y por azares del destino tenía algo de dinero en la mochila. Como andaba triste y sin rumbo tomaría cualquier opción que me brindara el camino. No soy ni era drogadicto, pero ahora, quince años después, comprendo que si en ese momento alguien me hubiera ofrecido drogas, mi vida sería diferente a lo que ahora es. Tal vez sería un fracaso.
Afortunadamente el destino me abrió la oportunidad de entrar a una librería y, por fortuna, encontré el libro indicado, el que cambió mi vida y me hizo amar las letras como a muy pocas cosas. Lo compré pues estaba muy barato y lo leí de una sentada. Al día siguiente, ya con el regaño y las lágrimas de mi papá a cuestas, enmendé mi vida y relaté los cuentos leídos a mis compañeros de la secundaria. Me gustó que les llamara la atención lo que les contaba (recordemos que era una época donde no existían los múltiples distractores de la actualidad. Hace quince años no había Facebook, ni tik tok, ni Instagram, entonces los adolescentes se concentraban en otras cosas), y de ahí a escribir fue solo un paso. Empecé a crear mis propios relatos que al principio eran una burda copia del estilo que me gustaba, pero con el tiempo y la influencia de más libros y películas fui construyendo una voz propia que aún no termina de cuajar.
4- ¿Para quién escribes?
R= Escribo para el público que quiera leerme. Sé que en esta época de cancelaciones si no coincides con el discurso de lo políticamente correcto es muy probable que te censuren, porque esa es la palabra: censura. Estamos en una época que parece una regresión. Yo escribo para la gente que quiera leerme, que compartan mis gustos y también para aquellos que quieran polemizar y confrontar ideas: también para ellos escribo. Pero siempre bajo un marco de común acuerdo de atacar a las ideas, no a las personas. Intento que mi público lector sea un público inteligente porque los mensajes que emito muchas veces son polémicos, pues no creo en la literatura color de rosa, como no creo que la vida sea una nube color de rosa.
Estamos en una sociedad, como lo definió Thomas Hobbes, donde el hombre es el lobo del hombre. Entonces creo que escribir sobre temas sencillos para que gente con poco criterio no se sienta ofendida es una actitud muy ingenua que ningún escritor debe adoptar. Mi literatura está dirigida a mentes críticas que reflexionan, en medida de lo posible, acerca de sus múltiples alienaciones. Y si al final valoran o desprecian mis letras es subjetivo. A ellos ofrezco mis páginas.
5- ¿Sobre qué escribes?
R= Tengo textos que hablan de la conquista de México, ensayos sobre literatura contemporánea, obras de teatro que protagonizan cocodrilos. Tengo un libro de fábulas que es una crítica al sistema educativo nuevoleonés. Tengo un libro de cuentos que rayan entre lo gore, lo noir, lo fantástico y el terror. También tengo obras de teatro que manejan un lenguaje novohispano y están ubicadas en ciudades virreinales. Tengo cuentos de ciencia ficción que ocurren en el espacio. Tal vez influidos por la lectura de Kim Stanley Robinson. Hago crítica de cine. Por ahí tengo una novela que no he terminado pero que habla de la edad antigua. Es una novela fantástica muy al estilo, con sus abismales diferencias, de Jenofonte y su aventura épica «Anábasis, la expedición de los diez mil». De algo así trata la obra de mis soldados que conquistan un mundo que no es este mundo, pero que se le parece. Su expedición avanza por territorios que geográficamente no coinciden con los mapas de la tierra. Y enfrentan seres con cara de gato, serpientes de cuarenta metros que devoran ejércitos enteros y cuyo veneno derrite escudos… En realidad, mi obra es muy diversa y extensa. No la he publicado porque no he podido colocarla en las editoriales. Pero también me beneficio de esa dificultad porque el hecho de que los cuentos, novelas y poemas no se difundan aún significa que tengo más tiempo para depurarlos. A todos nos apremia el tiempo porque es el único enemigo que
tenemos en la vida. Pero también es un gran maestro y nos ayuda a corregir las cosas que nos dejan insatisfechos. Sobre eso escribo: una perspectiva personal de la existencia.
6- ¿Qué es para ti la literatura?
R= Para mí la literatura es una expresión humana construida a partir de los referentes contextuales, culturales, sociales, idiomáticos, hasta económicos, que un autor o autora viven en su existencia y después, de una u otra manera, esos discursos los trasladan a sus libros. Es decir, la literatura es una representación del momento histórico en el que las y los escritores habitan. Lo podemos ver también desde una perspectiva romántica al afirmar que es la mejor o la mayor o al menos una tarea muy grande que emprende el espíritu humano. Es válido
pensar eso. También la podemos ver como un fenómeno exclusivo de nuestra especie. Nuestra especie es única porque hace arte y el arte es la expresión de la inteligencia. Aunque se publiquen libros muy malos, ahí está expresándose la gente que de una u otra manera tiene la sensibilidad y la coherencia sintáctica para exponer sus mejores pensamientos. René Descartes anuncia que “leer un libro es como hablar con los mejores ingenios del pasado, pero no solo una charla convencional, sino una charla acerca de los temas más profundos que dominan”. Entonces me quedo con la perspectiva histórica y sociológica que define Lucien Goldman en su obra «Para una sociología de la novela». Él advierte que los verdaderos creadores no son las personas, sino el contexto que les tocó vivir. Por eso tenemos tal diversidad de literaturas no solamente entre países y entre épocas. En la misma ciudad coexisten distintos modos de expresión, distintos estilos, formas y maneras, precisamente porque hay muchos contextos. Eso es la literatura: la diversidad con la que inteligencia humana describe el momento histórico que le tocó vivir.
7- ¿Qué opinas de tu propia obra?
R= Opino que le hace falta crecer. Aunque me ha dado muchas satisfacciones, aún no estoy conforme con lo que escribo. Mi literatura es heterogénea en sus temas. No me complace que se escuche la misma voz en toda mi obra. En este momento tengo tres libros publicados y en cada uno ejercito una voz diferente. Algunos lectores me han dicho que si no tuvieran mi nombre en la portada parecería que son obra de diferentes autores, por los personajes, el lenguaje, las tramas. Quién sabe, tal vez por ahí andan otros libros perdidos de este autor
firmados con pseudónimo. Mi literatura es ecléctica.
8- ¿Cuándo está listo un texto?
R= Soy un autor insatisfecho con su obra. Entonces regreso a ella para depurarla, corregirla, incrementarla, a veces para acotarla, romperla o borrarla. No obstante, considero que un texto está listo cuando lo veo en un libro. Aun así me ha ocurrido que ciertas palabras no son de mi agrado o ideas incompletas que pude desarrollar pero que ya no se pueden corregir porque ya están en el libro. El texto está terminado cuando se ofrece al público.
9- ¿Qué opinas del nivel de nuestra literatura nuevoleonesa?
R= Opino que en Monterrey hay un gran nivel de literatura empezando porque existe una industria editorial en permanente crecimiento y que se fortalece cada vez más. Lo viví en la FIL Guadalajara 2019 cuando los libros de la editorial de la Autónoma de Nuevo León llamaron la atención del público nacional e internacional. Hay un aparato editorial muy fuerte en Nuevo León gracias al trabajo de personas como Antonio Ramos Revillas, Arnulfo Vigil, o los dueños de las editoriales Vortoj, An.Alfa.Beta o Font. Monterrey tiene la fortuna de ser un enclave económico muy importante para esta nación y precisamente por eso su arte se ve beneficiado por lo que ocurre. Aquí hay dinero para producir libros, hay dinero para organizar concursos, para premiar y difundir la obra de las y los autores. Desde el tiempo de Alfonso Reyes existen excelentes plumas regiomontanas como la de Josefina Niggli (que si bien ella escribió en Texas, su obra «Step Down, Elder brother», fue un momento brillante de la literatura regional del noreste). Ahora hay gente como Antonio Ramos Revillas, Daniel Salinas Basave, Priscila Palomares, Orfa Alarcón, Eligio Coronado, que continúan con la tradición de excelencia. En esta región escribió «Ring de vidrio», Zacarías Jiménez, lamentablemente de publicación póstuma.
Hay esfuerzos editoriales como «Después del desierto. Antología del nuevo cuento regiomontano», que editó An.Alfa.Beta. Buenísimo libro porque es plural. También tenemos «Norte. Una antología», de Eduardo Antonio Parra, una coedición del Fondo Editorial Nuevo León con la Universidad de Sinaloa. Aparecen algunos autores regios: Pedro de Isla, Patricia Laurent Kullick, David Toscana. El mapa literario nuevoleonés también se compone de personas oriundas de otros lugares que llegaron a la ciudad de las montañas para rendirle homenaje. Ahí están Gerson Gómez, Margarito Cuéllar. También tenemos autores como Carlos Velázquez, cuya obra «La marrana negra de la literatura rosa» influye en las y los autores jóvenes regiomontanos.
Tenemos a Miguel Barquiarena, que si bien él es tamaulipeco, acaba de publicar el libro «Variaciones sobre el tema de una mosca» en la UANL. No me alcanza la voz para nombrarlos a todos. Tenemos al poeta Arnulfo Vigil cuyo poemario «Apokalipsis» es una lección de poesía contemporánea. También estudiosos de la literatura regia como Víctor Barrera Enderle. Precisamente esa es la gran diferencia entre Nuevo León con respecto a otras provincias del país. Aparte de la industria editorial pujante, el público lector, los medios de difusión y los premios, también gozan de algo que les falta a otras ciudades: la crítica literaria. Por lo tanto, hay un diálogo entre el lector, el autor y su correspondiente estudio. Publicar un libro es apenas el primer paso para justificar su estadía en el campo cultural, como diría Pierre Bourdieu. Hace falta un aparato crítico que analice eso que se publica, que analice las palabras, los textos, que analice narratológicamente o utilizando la teoría que gusten, pero que se analice lo que se está produciendo. Nuevo León goza de ese privilegio y a mí me parece algo muy sano, muy potente y que puede catapultar a la literatura nuevoleonesa, como ya lo ha hecho. En este momento la literatura regia está viviendo una efervescencia que pocas provincias emulan. Ya sabemos que la Ciudad de México centraliza el apoyo gubernamental en el rubro de la cultura en detrimento del arte que se realiza en otros estados. Por eso da gusto que ciudades como Guadalajara y Monterrey produzcan sus propios autores. Y autores fuertes, no solamente defendidos por un supuesto chovinismo. Son autores de grandes ideas y grandes vuelos. Me agrada que en Nuevo León publican traducciones de obras contemporáneas, como «Silver», del húngaro Pablo Urbanyi, editada por FONT en el 2018. La UANL traduce poesía rusa o los «100 grandes poemas de la India», de Abhay K.
¿Qué otras editoriales universitarias pueden presumir de esto? Muy pocas. Es sano todo lo que ocurre en este momento en Monterrey y su área conurbada.
Por otra parte, aunque la escena dramática es menor que en la Ciudad de México, en Mty también existe. Ahí están los locales. Hay teatros en barrio antiguo, en Hidalgo, por La Purísima. Hay teatros que montan obras muchas veces escritas por dramaturgos regios. Actúa gente regiomontana. En conclusión, hay una eclosión y efervescencia de las letras regiomontanas.
10- ¿Vives de la literatura?
R= No directamente cobrando de mis regalías porque en este país sólo los grandes escritores pueden presumir de eso. Pero sí. Puedo decir que gracias a la literatura he viajado a otros países, conozco Sudamérica, conozco Norteamérica. Gracias a la literatura he tenido buenos trabajos. He seguido mi instrucción. Ahora estudio mi segundo posgrado. De una u otra manera vivo de esta pasión por las letras.
11- ¿Para qué le sirven los escritores a la sociedad?
R= Creo que los escritores sí tienen una función pragmática, a pesar de que no todos lo acepten. Algunos y algunas declaran que su literatura es de evasión, para evitar pensar en lo que ocurre en esta nación devastada por el crimen y la muerte. Las y los escritores son esa voz de la consciencia que necesita esta sociedad. Una sociedad que no lee. Quizá por eso se intensifican los problemas que tenemos, porque no se escuchan las ideas, no se escuchan los diálogos. Estamos acostumbrados a escuchar solo balazos. Si fuéramos un país con más lectores la violencia paulatinamente disminuiría, pues al ser un país más culto, más educado, los problemas que arrastra México podrían soslayarse porque se prestarían a reflexiones de gente preocupada que buscaría resolverlos a partir de las ideas y no de la confrontación. Por lo tanto, el papel de los escritores en un país como el nuestro es denunciar, directa e indirectamente, expresando con ideas su sentir. Ojo, tampoco estoy a favor de una literatura panfletaria. Pero sí creo que el papel del escritor es ser una voz que denuncie las injusticias.
12- ¿Quiénes escriben mejor: los hombres o las mujeres?
La literatura no es una cuestión de género. Claro que hay temáticas de género, pero el género no define la calidad. Hay escritores malos, escritoras malas, pésimas, pésimos. Hay escritoras sobresalientes como hay escritores sobresalientes. Tenemos a gente muy capaz como Rosario Castellanos, María Luisa Bombal, Gioconda Belli, a mí me agrada muchísimo la obra de Gioconda Belli. Tenemos escritoras de la talla de Selma Lägerloff, Marguerite Duras, Nancy Kilpatrick, Olga Lengyel, Banana Yoshimoto, Susan Hinton, Elfriede Jelinek, María de la Pau Janer, Mirka Andolfo, Vivian Abenshushan, Ángeles Mastretta… tantas escritoras con obra extraordinaria. Brianda Domecq, Elena Poniatowska, Pita Amor, Sor Juana Inés de la Cruz, Asa Larsson, Emanuelle Arsan (el pseudónimo de una escritora erótica), Colette, Elena Garro, Wendy Guerra, Guadalupe Sánchez Nettel… En poetas Ida Vitale, Marguerite Yourcenar. Son demasiadas autoras que escriben bien. Espido Freire, una gran ensayista que yo admiro bastante. Lucía Etxebarría, Rosa María Santidrián Padilla, Margaret Murray, Susan Sontag, Virginia Woolf. En México tenemos a Inés Arredondo, a Nellie Campobello, a Liliana Blum, Fernanda Melchor, Cristina Rivera Garza… no es posible pensar que un género escribe mejor que el otro. Es más una cuestión de estilo personal. Si bien es cierto que históricamente las mujeres del pasado tenían menos probabilidad de publicar sus textos, afortunadamente con toda esta discusión de género que se ha tenido en los últimos años esta disparidad ya no es tan contundente. Son muchas mujeres que están escribiendo, que están publicando y cuya obra es fenomenal. Y de hombres pues hay muchísimos: García Márquez, Juan Rulfo, Milán Kundera, Roberto Bolaño, Juan Manuel de Prada, Mario Vargas Llosa, Max Brooks, Gonzalo Torrente Ballester, Knut Hamsun, Orhan Pamuk, George Orwell, Mijaíl Bulgákov, Truman Capote, Chuck Palahniuk, David Safier, Giovanni Papini, Alejandro Jodorowski, Woody Allen, Pedro Ángel Palou, Ignacio Padilla…
También hay escritores mediocres y escritoras mediocres.
13- ¿El gobierno o Conarte te han apoyado alguna vez?
R= No.
14- ¿Autores favoritos?
R= Homero, Esquilo, Sófocles, Aristófanes, Apuleyo, Marco Polo, Giovani Boccaccio, Miguel de Cervantes Saavedra, Pedro Calderón de la Barca, Nezahualcóyotl, Nezahaulpilli, Macuilxochitzin, la poeta de los cantos. Me gustan los Hermanos Grimm, Charles Perrault, Tomás Iriarte, Félix María Samaniego, El marqués de Sade, Apollinaire, Me fascina Yuval Noah Harari, Olga Page, Francesco Alberoni, Walt Whitman, Constantino Cavafis, Ommar Khayyam, Marcel Schowb, George Lichtenberg, Jean de la Fontaine, Rabindranath Tagore, Rudyard Kipling.
En la novela gráfica me gusta mucho Brian Azzarello y Catalina Bu. Me fascina Imre Kertezs, Raymond Chandler, Sandra Lorenzano, José Luis Zárate...
15- ¿Libros que te hayan impactado?
R= El que cambió mi vida se llama: «Relatos de terror», «Cien años de soledad», «Guerra mundial Z», «Los detectives salvajes», «Las mil y una noches», «De animales a dioses», «21 lecciones para el siglo XXI», «Entre lágrimas y risas», «El mono desnudo», «Hablaba con las bestias», «Los peces y los pájaros», «Monshoots en la educación», «Las moradas filosofales», «Las extraordinarias aventuras del barón de Münchhaussen»…
En su momento cada libro dejó una impronta muy profunda en mi persona y posteriormente algunos trascendieron a otros momentos de mi vida.
16- ¿Cómo generarías lectores?
R= Estoy empezando un proyecto digital: pequeñas grabaciones en Youtube donde leo poesía hispánica de la Edad Media hasta la actualidad. También calculo meter algo de cuento. Soy malísimo para la edición de estos videos, pero es un área de oportunidad de la que estoy aprendiendo mucho. Creo que así se pueden generar bastantes lectores porque los puedes atrapar mediante un pequeño fragmento ya sea un poema o cuentos cortos. Probablemente también comience a leer traducciones de los clásicos, como los cuentos de Boccaccio. De esa manera intentaré atraer lectores, que tanta falta hacen en México.
Además, tengo una estrategia de lectura que he aplicado en escuelas de Santa
Catarina, Pesquería, Los Cabos, Puebla y Ciudad de México. Se llama “Lectura Norte. Libros para Debatir”. Es una estrategia ideada con los niveles cognitivos de la taxonomía de Bloom y aplicados en un formato que analiza narratológicamente cuentos. Fue la tesis de mi maestría en Pedagogía.
17- ¿Qué recomendarías a las personas que desean ser escritoras?
R= No cesen en su intención. Escribir literatura es como estar en un barco. Hay que remar. Remen hasta que se cansen. Y si se cansan sigan remando. Y toquen todas las puertas necesarias. Y si les dicen que no, vuelvan a tocar. Y si los vuelven a rechazar, busquen otra. Pero no se queden con el rechazo. Inténtenlo. El gremio de la escritura es muy cerrado. Decía Roberto Bolaño que esta profesión es muy hermosa pero muy ingrata. Lo es. A veces te vas a encontrar con gente que tiene libros publicados y tal vez no son mejores que los tuyos, pero tuvieron influencias. Y en este medio se ve muchísimo eso. Pero ustedes no cesen de empujar hacia adelante. Háganlo. En algún momento encontrarán a personas que ostentan un lugar privilegiado del campo cultural y podrán ayudarlos a publicar su obra. No se rindan. Ese es el punto: no se rindan. Y entre más veces les digan que no, ustedes díganse que sí. Sean tercos. Si les dicen ochenta veces no, ustedes díganse noventa veces sí. No dejen de escribir,
no dejen de leer. No es fácil. Roma no se hizo en un día.
18- ¿Proyectos futuros?
R= Estoy culminando un libro de ensayos titulado “La divina enfermedad”. También busco editorial en el centro del país para un libro de caligramas y mandé a concurso otro libro de cuentos titulado “Yo, el maldito”.