Tiene una Licenciatura en Letras Hispánicas (Generación 2020 / ITESM Monterrey).
Fue voluntario durante la Copa Mundial de la FIFA, Rusia 2018. Coordinó uno de los módulos de atención especializada para asistentes.
Brindó servicios de doblaje en español para la app de idiomas Latudio.
Ha obtenido una Beca por Distinción al Talento Académico y un Diploma al Desarrollo Estudiantil en el área de Arte y Cultura.
Premios:
* Máximo reconocimiento del ITESM.
* Borrego de Oro (2020).
* Ceremonia Gala Borrego del ITESM.
* Mejor Actor Musical (2019).
* Festival Regional de Monólogos del ITESM.
1. ¿Cómo escribes?
Como una caja de legos. La abro y vierto su contenido sobre el piso, abrazo el ruido de las piezas de plástico sobre la piedra y al contemplar ese caos tan surtido y diverso de posibilidades creativas, es cuando empiezo a separar poco a poco las figuras, los monitos de las llantas, las dobles de las triples, las curveadas de las lisas… De esta manera abrazo el caos que es el proceso creativo, abrazo las infinitas combinaciones, pero delimito con ojo quirúrgico las necesidades indispensables del proyecto específico en proceso.
2. ¿Por qué escribes?
Porque me gusta. Puedo plasmar inquietudes, miedos y preguntas de forma que no podría en otros medios artísticos. Me siento en control, mas no por encima del arte. Es un constante tira y afloja.
3. ¿Desde cuándo escribes?
Formalmente, desde hace apenas unos cinco años, aunque llenaba de garabatos mis libretas de la escuela. Cosas sin sentido, principalmente pensamientos o sentimientos presentes en el momento.
4. ¿Para quién escribes?
Para mí, principalmente. Me siento en un constante esfuerzo por mejorar con cada texto, soy mi propia némesis, pero es a través de esa competitividad que continúo formándome y ampliando mis horizontes creativos. Claro que también hay proyectos que están dedicados en corazón a ciertas personas o momentos de mi vida, pero al final decidir plasmarlos y crear arte es una decisión 100% del individuo.
5. ¿Sobre qué escribes?
Sobre mí. Decía un profesor de filosofía que la filosofía es “el puerco hablando de carnitas”. Solo sabemos hablar de nosotros, nosotras, y dicen que el escritor que no escribe de lo que conoce no puede definirse como escritor. Claro, ¿quién soy yo para decirle a Jorge Volpi que no puede escribir sobre nazis? Cada quién, pero en mi caso prefiero hablar de mis experiencias, traumas, dolores, inseguridades, deseos… porque es algo que solamente yo puedo comprender mejor que nadie. No caigo en un formato biográfico, sino que combino esas fracturas con elementos de la cultura pop, que me fascinan para crear ficciones más entretenidas, que al final del día, son solo fractales de mi propia esencia. Y eso, es arte.
6. ¿Qué es para ti la literatura?
Un medio de difusión. Evidencia histórica de la importancia de las ficciones en las civilizaciones humanas, un eterno recordatorio de que el arte es necesario en la vida.
7. ¿Qué opinas de tu propia obra?
No puedo dar una opinión objetiva a esa pregunta, pero sí diré que tengo predilecciones por lo grotesco. Trato de profundizar en los deseos más bajos del ser, en su oscura suciedad, en la morbosidad inherente al ser humano, darle peso al papel del individuo sobre la sociedad. Escribo con una mirada escatológica, cruda y visceral, no me clavo en tabúes ni falsas pretensiones. He de confesar que a veces se me dificulta lograr que los espectadores y lectores vayan más allá de la forma, pero no quiero renunciar al contenido. Puesto que ser humano es lo único que hay, enfrentarse a nuestra propia putrefacción espiritual es necesario para descubrir lo que verdaderamente somos.
8. ¿Cuándo está listo un texto?
Nunca. Una obra está viva, se encuentra en constante cambio, evoluciona con el tiempo, la experiencia y la lectura. Sin embargo, se podría hablar de una especie de ‘borrador funcional’, una obra cuyos elementos narrativos y dramáticos tengan coherencia, cohesión, desarrollo de personajes y demás tecnicismos. Pero son solo evidencias de nuestro ser en un punto determinado del tiempo. Y el tiempo, al igual que nosotros, siempre cambia.
9. ¿Qué opinas del nivel de nuestra literatura nuevoleonesa?
No conozco a profundidad, pero hay algunas figuras que destacan, tales como Patricia Laurent, Felipe Villarreal, Hernán Galindo y David Toscana, quien es uno de mis autores preferidos. Siento que hay inquietudes interesantes, puestas en escena que tratan de crear reflexión y entablar diálogo, pero en mi experiencia diría que tiende a fallar más de lo que acierta. Al menos a mí, no me habla, me cuesta sentirme atrapado por su narrativa, seguramente tendría que profundizar mucho más y seguramente encontraré a alguien que me saque completamente de mi zona de confort, pero hasta el momento únicamente David Toscana lo ha logrado, y tampoco con todas sus obras.
10. ¿Vives de la literatura?
Todavía no. Tengo el presentimiento de que viviría mejor de mi cuerpo que de mis letras, pero no pierdo nada por seguir intentándolo unos años más. Aún soy joven, así que no tengo nada que perder, más que seguir intentando e intentando e intentando. Tal vez en un par de años (o más, ya lo veremos).
11. ¿Para qué le sirven los escritores a la sociedad?
Para nada. Al menos en nuestro ambiente regiomontano, percibo un aura de pretensión en torno al ejercicio de la escritura, como si decir que por tener un libro publicado uno ya es una figura pública consagrada. Entiendo que a menudo el factor económico lleva a tomar decisiones más ‘seguras’ o ‘cómodas’ en el plano creativo, pero honestamente no siento que escribir merezca un reconocimiento superior al de otras profesiones. Cumplimos una labor, a veces difusa, de entretener, impactar y crear conciencia, pero no podemos separarnos del aspecto lúdico: la atención, el placer y el reconocimiento son inherentes a la creación, lo queramos o no. Lo importante es reconocer la escritura como una verdadera profesión que amerita salarios honestos, méritos justificados y estudios competentes en el mercado laboral.
12. ¿Quiénes escriben mejor: los hombres o las mujeres?
Siento que es una cuestión de perspectiva. Cada uno escribe de lo que conoce, de los temas que le resulten pertinentes y de sus experiencias, es en esas diferencias que se encuentra la riqueza narrativa de nuestra sociedad. Durante la carrera cursé diversos seminarios en los que tuve la grandiosa oportunidad de leer a numerosas escritoras iberoamericanas, tales como Mónica Ojeda, Rosario Castellanos, Diamela Eltit, Mayra Santos Febres, Sara Uribe, Daniela Tarazona, Adela Zamudio, Almudena Grandes, Samanta Schweblin, Ariana Harwicz, Alejandra Eme Vázquez, Marina Perezagua, entre muchísimas otras. Se trata de un sinfín de universos narrativos impresionantes, no solo en la calidad del texto, sino por la honestidad, que es algo que siento que falta mucho en autores hombres que tienden a caer en pretensiones intelectuales. Además, las mujeres han demostrado escribir mejores personajes masculinos que los hombres, mientras los hombres fallan (me incluyo) a menudo en retratar a las mujeres desde una perspectiva realista, ya sea a través de la sexualización, locura, extravagancia, radicalismo y otros vicios bastante arraigados. La mejor literatura en español la han escrito, la escriben y está escrita por mujeres. Definitivamente.
13. ¿El gobierno o Conarte te han apoyado alguna vez?
He aplicado a varias convocatorias, pero no he sido beneficiado con ningún apoyo todavía. Entiendo que en el momento no dispongo del currículum ni la experiencia artística para ser escogido, pero lo importante es seguir escribiendo y aplicar todos los años: es como levantarse, es de todos los días.
14. ¿Autores favoritos?
Fernanda Melchor, José Manuel Hidalgo, Almudena Grandes, Reinaldo Arenas, Bárbara Perrín Rivemar, Osvaldo Lamborghini, Samanta Schweblin y José Donoso. Figuras iberoamericanas principalmente.
15. ¿Libros que te hayan impactado?
«La casa del Estero», de Fernanda Melchor, es el relato más terrorífico que jamás he leído. Y eso que lo leí a la luz de Cintermex, durante la Feria del Libro de Monterrey 2019. Se trata de una posesión demoniaca, nada nuevo, pero la maestría con la que retrata de forma tan gráfica, visceral y dura te hace sentir que alguien te está observando. Me dio tanto miedo que se me quitaron las ganas de ir a Veracruz por una temporada. También la obra «Todavía tengo mierda en la cabeza», de Bábara Perrín Rivemar, me ha impactado por la crudeza de sus descripciones en torno a la violencia de género y la masculinidad tóxica, específicamente en las relaciones heterosexuales: un tema bastante actual y presente en nuestra rota sociedad. Otra obra importante es «Violence and son», de un dramaturgo galés llamado Gary Owen. Es bastante extensa, el texto tiene más de 150 páginas, pero con únicamente cuatro personajes construyó una tragedia tan real, tan palpable, tan catártica que la leí completa en una sola sentada. Nunca había sentido tanta humanidad en una obra, simplemente personajes fracturados que luchan por sus propios intereses, pero que en ese conflicto terminan por arruinar la posibilidad de una armonía y un futuro saludable; terroríficamente real. Por último, recuerdo una novela visual coreana inspirada en «La gaviota» de Chéjov, llamada «La gaviota y el cazador», que me destruyó por dentro; tuve que dejar de leerla porque estaba llorando demasiado, sentía cómo el corazón me retumbaba hasta en el cerebro; creo que jamás me había sentido tan jodidamente triste como esa vez. Claro que retomé la lectura y la terminé, fue un viaje tan catastrófico que en cierta forma fue satisfactorio. No creo poder leerla de nuevo en la vida.
16. ¿Cómo generarías lectores?
Siendo honesto con tu escritura. Centrarte en lo que verdaderamente te entusiasma, hablar de lo que te retuerce las entrañas. Cuando estaba en la universidad cantaba en los Ensambles del TEC, y siempre me aterraban las audiciones. Después de varios años entendí que necesitaba cambiar el chip: hay mil personas más talentosas que pueden cantar baladas mejor que yo, pero había como 10 que tenían un factor más explosivo, caótico y energético. Por eso yo no audicionaba con baladas. Siempre iba por las canciones más potentes, raras, extravagantes, porque descubrí que tenía esa facilidad. Y así logré entrar, era un elemento peculiar, más cercano a mi esencia. Por lo tanto, sé sincero con tus verdaderas inclinaciones, las que sean, experimenta y juega con temas de los que nadie hable: busca diferenciarte del resto. De esa manera, podrás generar un seguimiento de mejor calidad con tu trabajo, porque creas verosimilitud, te vuelves alguien fiable, y eso es algo que los lectores agradecen. Calidad antes de cantidad.
17. ¿Qué recomendarías a las personas que desean ser escritoras?
Escribir hasta el cansancio. Abracen ese vómito verbal, viértanlo sobre las hojas de sus libretas, en sus computadoras o paredes, donde sea, pero escriban. Durante mucho tiempo me esperaba a que llegara la inspiración a besarme en la nuca para ponerme a trabajar, pero la verdad es que si esperas, nunca vas a escribir nada. Ya sea por encargo, por ejercicios escolares, dinero, lo que sea, escribir. Todos los días. Trabajar el oficio. Solo así uno puede mejorar. Desprenderse de falsas necesidades y expectativas es indispensable. También es importante ser honesto con uno mismo y entender que es un trabajo de 24/7; es completamente válido que sea solo un hobbie o pasatiempo. Pero si verdaderamente quieres vivir de eso, solo hay un camino: escribir.
18. ¿Proyectos futuros?
Actualmente trabajo en una pieza dramática de terror, enfocada en el proceso del duelo desde la perspectiva masculina, la cual tiene un tono sumamente visceral, crudo y escatológico. Al mismo tiempo, trabajo en el montaje escénico de mi primer texto largo, así como una antología de obras cortas inspiradas en el desamor. Además de seguir nutriéndome en talleres y diplomados de escritura creativa y teatro, trato de expandir mis horizontes narrativos desde un enfoque multidisciplinario, todas las profesiones son válidas en el mundo de la escritura. Como diría un gran maestro: “todos podemos escribir, incluso los escritores”.