Monterrey.- En el mundo ideal: los Bartlett, padre e hijo, con dinero y acceso a vanguardia tecnológica, venden al IMSS a muy bajo precio, sin ánimo de lucro, ventiladores respiratorios. Todo para apoyar al pueblo de México en su lucha desigual contra la pandemia del coronavirus.
En la triste realidad: los Bartlett, padre e hijo, como comerciantes listillos, se aprovechan de la pandemia y venden ventiladores al IMSS a sobreprecio (en el mercado cada ventilador cuesta 880 mil pesos pero los Bartlett los venden en un millón 600 mil pesos cada uno).
En el mundo ideal: el IMSS no paga el sobreprecio que piden los Bartlett, y por el contrario, exigen a padre e hijo que retribuyan en algo lo que la patria le ha dado a la familia Bartlett durante tantos sexenios.
En la triste realidad: el IMSS alega que no trabaja con personas sino con empresas. Pagará el sobreprecio y ratifica el contrato con los Bartlett por 31 millones de pesos, a cambio de 20 ventiladores, cuando a precio de mercado actual (880 mil pesos) pudo comprarse 35 ventiladores con la misma o mejor calidad.
En el mundo ideal: los Bartlett, padre e hijo, sufren un brutal cargo de conciencia y se retractan de la venta de los ventiladores. Bartlett padre, renuncia a su cargo en la Comisión Federal de Electricidad y pasa a formar parte de la reserva nacional de talentos políticos (lo de talentos es broma).
En la triste realidad: los Bartlett, padre e hijo, siguen haciendo de las suyas. Y todavía hay una legión de lambiscones que los corteja y los defiende. ¡Viva México, cabrones!