Monterrey.- En la vorágine de notas lo claro se desvanece. La desinformación aturde la opinión pública. Ni los mismos protagonistas lo entienden.
Los diputados federales, sin excepción, reconocen la trascendencia de la extinción de los 108 fondos gubernamentales.
Solo tal vez en la mente de Andrés Manuel López Obrador. El presidente parece condenado a manejar el país de manera autoritaria. Los órdenes de gobierno ejercen la comparsa.
A la clase media poco ilustrada y a la clase alta muy educada pero ignorante, todos los días su enfado acrecienta.
Culpan al ejecutivo del desabasto de medicinas, de la violencia, del dinero de su hermano, de las tropelías del 88 de Bartlett.
Resulta ineficiente el área de Comunicación Social de Presidencia. Con la mayoría en el Congreso de la Unión y en el Senado el liderazgo no ha logrado explicar los beneficios de las extinciones. De existir alguno.
Andrés continúa llevando la ventaja a la oposición. Ninguno de ellos se levanta temprano para fijar agenda. Mareados en el intento de sobrevivir en la boleta electoral. Ahora vemos al PRD en tratos con el PRI o el PAN.
La borrasca de interesados en los cargos de elección popular deja en claro solo un tema: sálvese quien pueda.
En el 2021 las auditorias y la consignación de presuntos responsables en los 108 fondos, truncará candidaturas en los principales institutos políticos.