CORONA27042020V

Brujería en Monterrey
Nicho Colombia

Monterrey.- Pese a la modernidad y los avances de la tecnología, entre los habitantes de Monterrey hay un retorno al animismo, donde consultan chamanes, curanderos. De hecho, ante las presiones de la vida cotidiana suelen ser los personajes más solicitados para personas ávidas de hacerse de algún amuleto o participar en ritos ancestrales para atraer la buena suerte.

     Aunque la brujería en todas las comunidades pasa por una lógica terapéutica o por la solución a una enfermedad, cada vez es más frecuente que se le busque como respuesta a otras necesidades y vacíos de la sociedad. En los grandes momentos de crisis históricas y regionales, los pueblos persiguen soluciones a partir de este tipo de prácticas.

     La brujería responde no sólo a la enunciación de complejos mundos cosmogónicos, sino también a condiciones totalmente objetivas, las comunidades responden también a las presiones sociales y éstas son formas de cauce. La brujería es una expresión en momentos críticos de las culturas.

     Por ejemplo en medio de la crisis por devaluación en los 80, se pusieron de moda los ritos narco satánicos o se dio una ola de santería cubana. Y, más recientemente, el auge del culto a la Santa Muerte.

     A lo largo del tiempo es enorme la diversidad de personajes, formas y nombres en las comunidades para designar a quienes llevan a cabo los rituales. Hablamos de un gran número de especialistas y rituales, una gran cantidad de oficios, un conocimiento que es múltiple y que nuestra sociedad occidental en su ánimo de traducir los reduce o simplifica en magia buena y magia mala, magia blanca o magia negra.

     Brujo, santero, curandero, chamán –palabra que tiene más un uso desde la antropología–, adivino, tecocol –el que sabe hablar– son algunas expresiones.

     El sentido de su uso tiene que ver, a veces, con lo que el creyente busque.

     Por ejemplo en Temoaya, Estado de México, se presentó un caso de una mujer que a la hora de pagar por un trabajo para alejar al novio de su hija, mencionaba que buscaba a un curandero. No obstante el novio no lo verá como obra del curandero sino de un brujo.

     Un “brujo” del Mercado Juárez no anuncia los ‘amarres’ como trabajos de brujería sino como oficios ligados a una santería.

     Si bien muchos de esos seres y dimensiones son herencia española, católica e indígena, en la actualidad ha habido una readecuación y trasposición.

     Se trata de elementos de la modernidad que se llevan hacia esas dimensiones y que son descritos por los brujos cuando narran lo que hacen o los lugares que visitan en sus sueños.

     En las ciudades contemporáneas, en esas dimensiones y entidades existe un “panteón de divinidades” organizado jerárquicamente de forma muy semejante a la del gobierno:

     Así como nosotros tenemos presidentes, gobernadores, síndicos y policías, en los panteones divinos hay un presidente del infierno; el señor del agua tiene a sus topiles o policías, hay un secretario de la tierra.

El negocio de la brujería
En los pueblos prehispánicos siempre había personas especializadas como magos y brujos, pues los conquistadores no entendían y ni querían aceptar las religiones ajenas a ellos, es así que las antiguas creencias se convirtieron en elementos asociados a la brujería, lo que quedó claro en la primera evangelización de América, con lo que se conoce como la extirpación de las idolatrías.

     La oferta de conjuros y maleficios parece ser tan amplia como la de personas dedicadas a la brujería y los poderes de la adivinación en la ciudad. Diariamente en los periódicos se leen alrededor de 20 anuncios clasificados en lo que se ofrecen servicios variados.

     Lecturas del tarot, el tabaco y el iris del ojo. Lociones para el amor, la suerte o el dinero. Chamanes, videntes, mentalistas, o aquellos que prefieren hacer referencia a los estigmas de regiones conocidas por la magia negra.

     La brujería es un tema sensible del que pocos se atreven a hablar, pero al que muchos recurren a juzgar por lo amplio y lucrativo del mercado

     Una fuente explica que detrás de la libre oferta de la lectura del destino, se encuentra el lado oscuro de la brujería.

     Se ofrece leer el tarot o las cartas, pero seguido viene una serie de rituales para solucionar los problemas, los cuales se cobran por separado.

     Por la realización de los conjuros, rezos, entierros y cuanto necesite el cliente para orientar el destino a su antojo, se cobran desde mil pesos hasta 8 mil y aún más caro, dependiendo del brujo.

     En algunos clasificados garantizan el trabajo a tal punto, que dicen cobrar sólo cuando se vean los resultados.

     Un reconocido tarotista de la ciudad dice que en el 60% de sus consultas personas desesperadas le piden una solución inmediata a sus problemas, lo que sea para cambiar eso que no les gustó al escuchar su futuro.

     “Me han dicho ‘cómo hago para que deje a su esposa’ o ‘para hacerle mal a un compañero del trabajo’. Yo les explico que lo único que ofrezco es una consejería a través del tarot, que nadie puede interferir o cambiar la vida de otro. Que las soluciones sólo están en uno mismo, pero eso no les gusta”.

     Atribuimos a la crisis económica y la debilidad de las personas la proliferación en las ofertas de adivinación y brujería en la ciudad.

     Denuncia que además de la publicidad que aparece, sin ninguna censura, en los medios, existen volantes entregados en las calles y universidades.

     Cuando hay situaciones difíciles, problemas económicos y afectivos, la gente se refugia en cosas que aparentemente les traen soluciones y terminan estafadas.

     Existen muchas prácticas o creencias que la gente no le cuenta al médico y que pueden resultar más peligrosas que la misma enfermedad.

     Pero la magia negra no es exclusiva de las clases populares que confían su suerte a los riegos o le achacan sus problemas a los maleficios del más allá. En la ciudad existen alrededor de cien brujos que trabajan para personas de todos los estratos.

Mercado Juárez, crónica
Ir al Mercado de Juárez en Monterrey literalmente es toda una aventura, ya que se penetra a un mundo mágico donde todo se puede captar con los cinco sentidos.

     A este mercado hay personas le llaman el mercado de las brujas, porque en este espacio generalmente se ofrecen este tipo de trabajos.

     Desde limpias con hierbas o huevo, lecturas de cartas hasta tipos de magia como la china, ritos caribeños de Palo Mayombe.

     A este espacio la gente siempre acude para pedir favores extra como el amor y para que no falte el trabajo, otras en cambio acuden para que se les lea las cartas, el tarot y todo lo que pueda predecir el futuro.

     Más que una patología, la gente recurre a este tipo de favores para recibir una ayudita extra, una especie de petición sentida a algunas divinidades escondidas en el imaginario colectivo, en el ADN cultural ancestral de los mexicanos.

     Las personas que con más necesidades que asisten para aliviar sus males son las mujeres y hombres jóvenes quienes pretenden consolidar un amarre para apuntalar y unir su vida con otra persona.

     Hay quienes recurren a la magia tradicional y encuentran en el toloache el medio para apoderarse del cariño del ser amado.

     Ahí también acuden personas enfermas y de la tercera edad, quienes tienen la creencia en la medicina tradicional.

     Al mercado van todo tipo de personas, razón por la cual los precios se adaptan a cada necesidad, ya sea en productos así como en los servicios.

     Una lectura de cartas suele costar desde los 250 pesos a los 500 pesos. Un amarre puede llegar a los 6.000 pesos y alcanzar los 60.000 pesos.

     Abundan imágenes de todo tipo de santos, desde la Virgen de Guadalupe, la santa madre de los mexicanos, hasta la Santa Muerte, una imagen que ha cobrado fuerza entre un segmento de la población sujeta a los peligros como los policías, los delincuentes y los narcotraficantes.

     Una persona dedicada a realizar limpias sostiene que con la Santa Muerte hay que tener cuidado debido a que da al mismo tiempo quita.

     Al mercado asisten personas en busca de figuras religiosas, como San Judas Tadeo, muy apreciado por los fieles ya que soluciona causas imposibles, muy apreciado por personas de escasos recursos y los presos que se encuentran recluidos en la cárcel.

     Hay gente que busca las trenzas de ajo, una tira de ajos con listones rojos que sirven para mantener envidias lejos de las casas.

     La venta de amuletos como los colibríes y las herraduras para colocar en los accesos de las casas ya que se piensa que son de buena suerte.

     Hay imágenes importadas como los budas y los gatos asiáticos que mueven sus patas y son colocados en las entradas para atraer clientes.

     Antropológicamente hablando se trata de un sincretismo, una especie de homología, en términos de Levi Strauss, donde los elementos de varias culturas se unen para dar coherencia y sentido a las creencias religiosas.

     Todo un copiar y pegar sujeto a las necesidades y conveniencias de los interesados, en pocas palabras toda una cultura que une y da sentido a un mundo de vida.

Santería
La santería es un sistema de creencias y de ritos heredados de la tradición yoruba, que son los descendientes secuestrados en África y esclavizados en la isla de Cuba.

     En Monterrey, como en todo México, la santería de ha mezclado con otras creencias, hecho que puede verse en los rituales a los que recurren las personas encargadas de llevar a cabo los trabajos.

     De hecho, detrás de estas creencias existen necesidades de poder, es por eso que tal vez, los ‘narcos’ se encuentran entre los adeptos de estas ceremonias.

     Personas que trabajan con la magia negra coinciden al afirmar que algunos narcotraficantes confían sus cargamentos de droga a los santeros para que éstos sean ‘rezados’ y esquiven los controles de las autoridades.

     Dentro del chamanismo, los delincuentes también recurren a la llamada corte de luz media (espíritus que no diferencian entre el bien y el mal) para que les permita cometer el ilícito sin exponer su vida.

     “Las personas perseguidas por enemigos los utilizan para cerrar el cuerpo, es decir, los invocan para que les selle la materia, así nadie les puede hacer daño”, menciona La Jenny un joven practicante de la magia negra.

     Asegura que como todo conjuro tiene su contra, el protegido puede caer presa de un verdugo que le dispare arrodillado, rezando por la efectividad de una bala certera.

     Las creencias tienen plena libertad de ejercicio y acceso.

     En la brujería, así como la astrología o cualquier método de adivinación, hace parte de la libre personalidad y no está considerada en ninguna acción penal.

     El derecho no interviene en estas prácticas, que representan creencias subjetivas, a menos que esto acarree daños materiales o violación de los derechos, pero carecen de material probatorio.

     Esta forma de religiosidad tiene que ser estudiada a fondo.

     Es de suma importancia la investigación antropológica de la brujería y las nuevas religiones, como la adoración a la Santa Muerte, porque es un fenómeno que claramente está cobrando fuerza en los medios de comunicación, demostrando que estos grupos tienen un impacto social que no se puede negar.

     Este fenómeno hace años sólo se veía en comunidades indígenas, y ahora ha llegado a las ciudades, marcando la tendencia del regreso, por un lado, de la magia y la brujería y, por otro, de la veneración de Dios y del demonio.

Narco brujería
Algunos delincuentes miembros de los grupos criminales, además de la seguridad que les brindas las armas largas, utilizan como salvaguardas algunos amuletos, perfumes, limpias, útiles a la hora de enfrentar a los cárteles contrarios o a las fuerzas federales.

     En algunos casos recurren a la santería para eludir ser capturados y ganar fuetes sumas dinero.

     Algunas personas dedicadas a los trabajos de brujería sostienen que conforme pasa el tiempo algunos capos aparte de elevar sus oraciones a Jesús Malverde, el patrono de los narcotraficantes, le piden sus favores a otras imágenes o devociones para que les vaya muy bien.

     Ochosi, es un santo, generalmente se le puede identificar porque está sentado en posición de flor de loto y es muy socorrido ya que al encomendarse los delincuentes pueden evadir la acción de la justicia.

     A este protector se encomiendan muchos narcos mexicanos para escapar de los operativos policiales.

     Le consideran un santo muy poderoso, al grado de que en su culto participan con frecuencia los delincuentes más sanguinarios.

     Otro santo muy venerado es Leguá, quien les abre o cierra caminos. Esta deidad tiene la capacidad de hacer que las drogas lleguen a su destino. A parte Leguá cuida a sus devotos de que no sean asesinados por los cárteles enemigos, por lo que cierra las rutas de las venganzas y ejecuciones en las frecuentes disputas.

     Ogún, es el señor de los metales, se trata de un santo africano que ejerce control sobre la la riqueza, conquista el dinero y la bonanza.

     Los narcotraficantes recurren a él para que sus negocios sean prósperos y se les multiplique el dinero y para mantener sus ganancias intactas.

     Entre los ritos que los integrantes del crimen organizado le llevan a cabo a este santo es el “rayamiento”, que es la presentación del narco con un santo para que la deidad atienda sus peticiones.

     Otro ritual es la presentación de prenda que no es más que una ceremonia en la que se presenta una prenda de vestir del devoto para alejar enfermedades, hechizos, malas vibras y brujerías.

Para entender
Ritos Rayamiento: Consiste la presentación formal de narco con el santo para que le pueda cumplir sus favores.

Presentación de prenda: En este ritual se le lleva una ropa de la persona que se quiere proteger.

Los santos más recurridos
Ochosi: Este santo es muy socorrido para escapar de los policías.

Leguá: Es una deidad que abre o cierra caminos o rutas de escape.

Ogún: Es un santo africano que controla la riqueza y atrae el dinero y la prosperidad.

José Lorenzo Encinas Garza