Austin.- Yehezkel Dror realizó para el Club de Roma un estudio fundamental sobre la gobernación en el mundo que se publicó en el libro La capacidad de gobernar (2001). En la edición especial que realizamos para México, La capacidad de gobernar en México (1997), Dror dijo que aquí hay “muchas políticas adecuadas, pero se ha demostrado una frecuente incapacidad para ponerlas en marcha”. Sin hacer mayores cambios los problemas mexicanos se resolverían en una o dos generaciones, pero si los políticos mejoraban podían apresurar el cambio; los políticos no han mejorado y en el 2029 termina la segunda generación, y por lo visto no se cumplirá la expectativa del autor, porque la mala calidad de la gobernación empeora las cosas.
Entre los problemas básicos de la gobernación se encuentra que los políticos no saben usar la tecnología para gobernar, se basan en paradigmas obsoletos, no saben medir las consecuencias de sus decisiones y yo agregaría que no conocen la historia, la geografía o la ciencia como instrumento para gobernar, además de tener un gran déficit ético y moral. Adicionalmente hay fuga de cerebros de la política, desconfianza en los gobiernos, peligro de elecciones dominadas por los medios masivos y el dinero, aunque en ese entonces el crimen autorizado no había penetrado a la política, y el fracaso de los gobiernos para definir buenas opciones de cursos de acción política en los temas centrales.
En libros posteriores, Dror ha descrito el tipo de político que se requiere para resolver los problemas de la humanidad; es claro que hay que buscarlos con la lámpara de Diógenes o producirlos, lo que no es una tarea sencilla porque no solamente carecen de la honestidad que buscaba el filósofo griego, sino que en general están muy lejos de los atributos y de la disposición que se requieren para lograr una buena gobernación.
Cualquiera, siguiendo a Ortega y Gasset, podría decir que cada quien y su circunstancia; y aplicado al país una parte de la circunstancia, consiste en tener políticos pobres moral, intelectual, o sin imaginación para gobernar para el bienestar general; su aspiración principal es ser ricos en lo material, con lo que han distorsionado la política y traicionado la confianza que le piden a los ciudadanos.
Tenemos políticos que no saben leer, que desconocen la geografía nacional, y de historia solo saben los onomásticos principales y hasta en esos llegan a confundirse. Creen que usar la tecnología es prender el celular y a veces un IPAD; hay grandes computadoras usadas para imprimir cheques del gobierno y los avanzados manipulan las redes sociales para sacar raja política y económica; absténgase de preguntarles sobre qué tipo de energía se requiere para el siglo XXI, porque no encontrará respuesta, la mayoría ni siquiera saben que hay opciones; para muchos políticos basta con mover un apagador y que haya luz.
Pero en lo que toca al enriquecimiento personal, son creativos. Los diputados panistas inventaron los moches, el principal cliente de facturas falsas es el gobierno y en el municipio de León, Guanajuato, gobernado por panistas, tenían una caja para depositar los sobornos; pero el encargado de la caja se robó una buena parte. Se cumple la conseja: ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón, porque seguramente enterrarán el asunto.
La política se encuentra en un nivel bajísimo y costará mucho trabajo poder elevarla, lo que preconiza un deterioro continuado en la capacidad de gobernar, porque si éstos son el modelo a seguir o crean escuela, los alumnos verán solamente malos ejemplos y seguirán copiando una descomposición moral que sienten legitimada. Los políticos de hoy no tienen la capacidad para enfrentar los retos de hoy y menos los de mañana, y los estropicios de hoy serán el desastre del futuro.
La sociedad está inerme y parece contentarse con exigir que se castigue y persiga a los políticos y se les encarcele, el caso emblemático de la actualidad es Lozoya, pero también los ex presidentes. Encontramos que presidentes, gobernadores, presidentes municipales, diputados, líderes de partido huyen del país para esconderse. Pero la sociedad carece de un modelo a seguir y de energía propia para enfrentarse a los políticos y deshacer el desastre actual.
Para darse una idea de la gravedad de la situación, imagine usted que vive en 2072 y va a escribir una tesis doctoral sobre la política en 2022. Se le aparecen los nombres Putin, Trump, Netaniahu, Bukele, Noriega, Kirchner y los militares en África. Sobre México se le aparece el elenco actual: Calderón, Peña, Beltrones, Monreal y López Obrador; empieza a buscar información sobre éstos políticos y encuentra expedientes judiciales, nombres de los encarcelados, lee sobre denuncias sobre corrupción o tráfico de influencia y recupera las muchas quejas sobre abusos e impunidad, mientras se entera del sufrimiento social, penuria económica y desintegración moral sistémica.
Lejos estamos de las recomendaciones de Dror y en una de esas él simplemente dirá: se los dije; y aceptaremos que no supimos o quisimos escuchar.