PEREZ17102022

Camus y la tragedia humanitaria en Gaza
Jorge del Bosque

Monterrey.- Albert Camus fue un gran escritor, filósofo y dramaturgo del Siglo XX. Su novela La Peste escudriña las profundidades del ser humano y su propensión a la guerra.

Utilizando la metáfora de una epidemia de peste bubónica en la próspera ciudad de Orán en la costa mediterránea de Argelia, país de nacimiento del autor, devela el sinsentido de la guerra.

La obra fue publicada en 1947, recién terminada la Segunda Guerra Mundial, y llevó a que otros pensadores consideraran al autor de origen francés como la conciencia moral de Europa.

En realidad, la visión de Camus trasciende el ámbito europeo y nos hace reflexionar en el absurdo de los conflictos bélicos, como en el momento en que nos encontramos en la tercera década del Siglo XXI.

Una artera agresión del grupo terrorista Hamás contra civiles israelíes ha conmovido a la comunidad internacional desde la mañana del sábado 8 de octubre.

Nada puede justificar las acciones de Hamás contra la población civil, como tampoco nada puede justificar la desmesura del ejército de Israel contra la población civil de la franja de Gaza, ante la imperdonable acción terrorista.

El último reporte de la UNRWA, la Agencia de las Naciones Unidas para la Asistencia de los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo, señala que hay al menos 2 millones 100 mil habitantes gazatíes. Esto en enero del 2023.

La mayoría de ellos no pertenecen ni simpatizan con el terrorismo, ni con los grupos terroristas.

Incluso, hasta el momento de redactar esta columna periodística, once empleados de la citada agencia de la ONU han perdido la vida en los bombardeos y algunos periodistas aún no contabilizados con precisión.

El bloqueo a Gaza está a horas de ocasionar una tragedia humanitaria, ha declarado Antonio Guterres, secretario general de una inoperante Organización de las Naciones Unidas.

“Debemos evitar que el conflicto se extienda”, apuntó Guterres ante la prensa internacional y el riesgo de que se involucre otros países.

Dice Camus en la citada novela: “él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás”.

Esto es ahora más que evidente. Ese bacilo de la peste es una alegoría de la proclividad humana a la guerra que nunca desaparece.

Quiero presentar mi respeto, aprecio y agradecimiento por todo lo que han aportado a Nuevo León las comunidades palestina e israelí.

“El mundo debería de aprender de Monterrey, donde podemos convivir en paz personas de diferentes religiones”, decía el rabino Moisés Kaiman, de grata memoria en la comunidad, durante la inauguración de las oficinas de la Curia del Arzobispado de Monterrey, hace ya más de 35 años.

Concluyo mi comentario con una conmovedora y certera frase de Camus:

“Uno no puede ponerse del lado de quienes hacen la historia, sino al servicio (siempre) de quienes la padecen”.