Monterrey.- El día 2 de octubre del 2019 queda en la memoria de los habitantes de La Campana como un día muy especial, por un lado, los vecinos y familiares del extinto cantante Celso Piña elaboraron un altar de muerto dedicado al regiocolombiano y por el otro se inauguró un museo dedicado a la memoria de Celso.
En el museo se exhiben pertenecías, recortes e infinidad de artículos que pertenecieron al llamado “Cacique de la Campana” y que fueron recopiladas por la familia del cantante.
La sede del museo fue el domicilio donde habito el músico y su familia y que ahora será el recinto para que la comunidad perpetúe en la memoria de Celso Piña.
Ubicado en la Colonia La Campana este espacio cultural dota a esta comunidad de un referente identitario que escapa de lo institucional ya que fue creado fuera del ámbito de la cultura oficial.
Se trata de un esfuerzo de la familia y de la comunidad para recordar la memoria de Celso y son estos elementos los que hacen de esta propuesta en lugar especial.
El programa del día comenzó desde temprano con la develación del altar de muerto dedicado al cantante y varios murales donde sobresale la figura del acordeonero regiomontano.
Fueron varios los grupos de música colombiana que se dieron cita en la calle octava de La Campana: Pedro López y su Mafia Colombiana, la orquesta de Monterrey y para cerrar el evento amenizo La Ronda Bogotá.
En el acto protocolario participaron los familiares del cantante, su esposa, sus hijos, su padre y hermanos, además en reprsentación del alcalde estuvo el director de Cultura de Monterrey, teniendo como testigos a los habitantes de esta comunidad del sur de la ciudad.
Tras el corte del listón los cientos de asistentes fueron pasando en grupos de diez personas, una fila enorme de personas se podía apreciar.
El evento, a parte de la relevancia añadida, fue como una especie de feria para los habitantes del lugar, como una forma de festejar al cantante teniendo como marco justo sus melodías más populares.
“Gracias por estar aquí pudiendo estar allá” era la leyenda que recibió a la gente que acudió al museo y al altar en honor al artista.
¿Qué lecciones nos deja este evento? : En primer lugar revela la intención de perpetuar la memoria del cantante sin la necesidad de la intermediación de los canales oficiales.
El esfuerzo de la familia fue apoyado por la comunidad ya que Celso representa un símbolo que identifica a este sector.
En pocas palabras fue un festejo popular para rendir un homenaje al cantante desde la convivencia barrial por parte de familiares y amigos.
El museo es solo el primer intento de los muchos que se llevaran a cabo para perpetuar la grandeza de Celso.
Lo que significa en una ciudad sin memoria barrial
En la práctica el museo de Celso Piña recae en la diversidad del contexto pluricultural del sector sur ya que se tiene una relación de reciprocidad particular de la identidad, el territorio y el tributo al cantante.
La misma comunidad es la que está construyendo su memoria y la columna vertebral se fundamenta en el esa identidad compartida que los dota de un consenso como principio participación.
El museo de Celso Piña marca un nuevo momento donde la idea de barrio se evidencia en cada práctica.
Este recinto se cimienta en la necesidad de crear y posteriormente disponer de un medio para la apropiación de un espacio histórico para que la comunidad vaya generando procesos de inclusión social y cultura, a partir de su identidad compartida y su historia donde se construyen imaginarios culturales en un ambiente de marginación y pobreza.
En este orden el reciento descansa con un rico componente cultural, a partir de construcciones identitarias desde la pluralidad, en coherencia con los espacios de representación desde la colectividad.
En el contexto el sentido de comunidad e identidad son básicos en la construcción de museo y son un reflejo de la cultura local que trata de preservarse y crecer lejos de los canales oficiales.
Para entender el sentir del museo comunitario, es necesario “definir” a la comunidad ya que el museo se habla y que narra esa memoria compartida.
Es curioso que para la mayor parte de la gente, las comunidades de la zona sur de la ciudad de Monterrey, se les considera como sectores desarticulados pero entonces es donde viene este razonamiento ¿si el museo se estructura desde el arraigo como una forma de protesta comunitaria?, pues ese arraigo surge desde la re significación del espacio como representación de figura de Celso Piña en términos de identidad.
El museo de Celso se convertirá en un lugar de salvaguarda y reparador del patrimonio exhibido con las narrativas de esa comunidad.
Ya no se trata de la memoria de una ciudad o una región, responde a la narrativa comunitaria de Celso Piña y su comunidad, no se trata de una historia oficial pues no hay intermediarios ya que forma parte de la memoria directa.
A partir de la experiencia de La Campana es que los espacios culturales de las comunidades productoras de estos objetos se convierten en lugares de pertenencia, a modo de espacios propios, escenarios para y desde la comunidad; serán lugares de arraigo de sus dinámicas culturales.
El museo de Celso Piña es una respuesta, una especie de resistencia al desarraigo de las formas impositivas de representación oficial por considerarlas lejanas ya que la comunidad se siente excluida.
Esta “historia no integrada” se produce de la exclusión y representa, simboliza y estructura su matriz cultural mediante escenarios construidos con la participación activa de la comunidad; empleando como medio y fundamento el consenso colectivo a partir de la figura de Celso.
Por lo pronto el museo se convierte en escenario de diálogos, encuentro y visibilizarían del Cerro de La Campana.
Lorenzo Encinas