Austin.- Una buena parte del análisis político consiste en frases convertidas en consejas populares, por ejemplo eso de que nada en política es una casualidad, que viene de una frase de Roosevelt: “En la política nada sucede por accidente. Si sucede puedes apostar que estaba planeado de ese modo”.
Echándole una mirada al septiembre mexicano suponemos que hay una mano que mece la cuna, o una chequera que suelta mucho dinero planeando para que en lugar de mes patrio que sea el mes de la inestabilidad.
Encontramos por lo menos cuatro eventos que coinciden generando la impresión de que el país estalla debido a las acciones presidenciales.
Veámoslos.
La presa. Se toma la presa La Boquilla en Chihuahua con el argumento de que está seca; esto cambia a si hay agua pero la están cuidando para el año entrante, hay sequía porque las lluvias se retrasaron 2 meses, con esas excusas se genera un conflicto con bases que suenan débiles.
En 1944 se firmó un tratado con Estados Unidos por medio del cual Estados Unidos entrega agua de la cuenca del Río Colorado y México entrega agua de la cuenca del Río Bravo. La cuota de agua se calcula quinquenalmente y la deuda se pasa de un quinquenio a otro.
Esto ha entrado a la política electoral, como cuando después de una prolongada sequía, en 2002 Dick Perry atacó a su contrincante demócrata Tony Sánchez, de ser mentiroso como los mexicanos y reclamaba el agua inexistente en las presas, agua que Fox se comprometió a pagar.
Cumpliendo con el tratado, CONAGUA abre compuertas para entregar agua y los campesinos, detrás de los cuales se esconden caciques del agua y el gobernador que está por perder la elección en 2021, toman la presa, destruyen paneles y el gobierno envía la Guardia Nacional, hasta que se produce una muerta.
Ocupación CNDH. Un grupo de víctimas estaba en la comisión desde donde las ayudaban para que se les atendiera según la ley de víctimas, hasta que llegó un grupo de activistas que se apoderaron del inmueble, hicieron destrozos, destruyeron documentos de víctimas y anunciaron que no abandonarían ese “refugio” porque la sociedad lo necesita; las víctimas salieron del inmueble y se amplió la agresión a comisiones estatales sosteniendo que es contra la comisión nacional. Exigen la cabeza de la comisionada.
El plantón. Después de varias marchas –muchas en coche– un grupo de unas decenas de personas se dirigió al zócalo para establecer un campamento que duraría hasta que “caiga AMLO”. La policía les cerró el camino mientras evitaba que se encontraran tres manifestaciones porque había cierto potencial de violencia. Aparecieron casas de campaña nuevas (¿quién compró?), aunque se sugiere son de las donadas por Canadá y otros países por el sismo. Muchas de las casas de campaña están vacías y hay guardias esperando que la gente llegue a solidarizarse. El líder se salió del campamento antes de 24 horas de iniciado “porque se sintió mal”.
El desplegado. El presidente se ha enfrentado públicamente con varios comentocratas (comento ratas dice el corrector), cosa que no les gusta a aquellos acostumbrados de servir y extorsionar al poder y de repente encuentran que sus presiones no producen remuneración. Una de las activistas (Dresser) fue a la mañanera y confrontó libremente al presidente sin ninguna consecuencia política.
Cuándo el gobierno sancionó a la revista Nexos por violar la ley, se reanimó la noción de que se agredía la libertad de expresión, hasta producir un desplegado con 650 firmas, de las que hay quién se desmarca por incluirla sin autorización y a muchos los presionaron sus jefes o profesores. El desplegado se publicó en varios medios, Reforma cobra más de 300,000 pesos. ¿Habrán cooperado los 650 o Krauze, Aguilar Camín y compañía invirtieron su dinero?, ellos crecieron con fondos públicos no apostando a sus grandes habilidades empresariales.
La amplificación. Hay una amplificación especialmente en redes sociales de versiones falsas, de análisis falaces producida por años de guerra sucia, prejuicios y la inundación de fake news. Los bots y trolls, y campañas como la producida en la casa en Berlín, requieren de grandes infusiones de dinero.
La guerra civil. Empieza a circular la versión del peligro de una guerra civil que se precipitará por la consulta para enjuiciar a ex presidentes, o porque “le roban” el agua a los campesinos; el script del golpe de estado blando avanza. Follow the money. Para la oligarquía mexicana, es minucia lo que han gastado hasta ahora para generar turbulencia, pero hay guías hacia la chequera de Famsa. Al grupo le revocaron la licencia de su banco debido a una gestión de riesgos inapropiada, operaciones y créditos otorgados a personas relacionadas del grupo por encima de los límites regulatorios, registros indebidos en dichas operaciones e incumplimiento recurrente a diversas disposiciones normativas; luego el SAT los obligó a pagar 6,900 millones de pesos de impuestos que debían, el dueño anunció que pagó –como si fuera una concesión graciosa y no una responsabilidad– y que gastaría otro tanto para tirar al presidente López Obrador; como dicen: “a confesión de parte relevo de prueba”. El “empresario” acusado de malos manejos que explicarían su fortuna, asume el golpismo puro y duro y sus seguidores nos alertan contra el riesgo de dictadura.