GOMEZ12102020

Cómo me hubiera gustado conocer a La Encantadora de Números
José Ángel Pérez

Monterrey.- Desde el nacimiento de Augusta Ada, su madre Anna Isabella Byron, “Anabella”, veía en las matemáticas la forma de distanciar a su hija del padre, el poeta George Gordon Noel Byron, mejor conocido como Lord Byron “El poeta maldito”, del que se separó después del nacimiento de su hija.

     Anabella llegó al extremo de prohibir a su hija leer poesía, por el contrario, la rodeó de libros y tutores de matemáticas y ciencia pues tenia la convicción de que la matemática, aunada a la música, haría de su hija Ada una mente disciplinada y alejada del infiel padre.

     La educación de Ada estuvo a cargo de su abuela materna y de un grupo de tutores quienes inculcaron en Ada el gusto por las matemáticas, la ciencia y la música, no así por la poesía “herencia del poeta maldito”.

     La vida de Lord Byron después del nacimiento Ada se pierde en el anonimato y en la fantasía, Haghenbeck relata en “Matemáticas para las Hadas” un texto imaginario, donde Lord Byron disfrazado de albanés tiene un encuentro efímero con su hija de ocho años. Byron llora de emoción y su llanto es más doloroso cuando lee un texto que la pequeña Ada le comparte:

-9x + 14 = -5x-34
-9x + 5x = -34-14
-4x = -48
x = 12
Comprobación
-9(12) + 14= -5(12) -34
-108 +14 = -60 – 34
-94 =
-94

     Al cumplir dieciocho años Ada es presentada ante la Corte Inglesa, espacio social con una efervescencia por la ciencia y el arte. Ahí conoce a genios de la física como Charles Wheastone, inventor del puente Wheatstone, utilizado para medir las resistencias eléctricas; y a Michael Faraday, quien descubrió la forma de transformar la energía mecánica en eléctrica.

     Ana era bella e inteligentes, además férrea defensora de sus convicciones políticas avanzadas que retaban al conservadurismo inglés de la primera mitad del siglo diecinueve.

     La vida de Ada se transforma cuando conoce a Charles Babbage, pionero de la computación, adelantándose a su tiempo, Babbage concibe el proyecto de una primera máquina matemática, la máquina diferencial, tres años antes que naciera Ada.

     Ada acompaña a Babbage por el resto de su vida, se involucra en el proyecto de construir una máquina versátil capaz de realizar cualquier tarea si se le programa para tal efecto. Esta es la razón por la que se considera a Ada como la primera programadora de computadoras.

     El Ada de las matemáticas muere de cáncer cuando apenas tenía 38 años. Su salud física nunca fue buena, en cambio su inteligencia siempre se mantuvo viva.