GOMEZ12102020

Con una bayoneta le sacaron un ojo
Ismael Vidales

Monterrey.- En la Ciudad de México existe una Delegación con el nombre de Gustavo Adolfo Madero, localizada al norte de la capital. Desde tiempos prehispánicos ha sido lugar sobresaliente pues ahí se localiza el cerro del Tepeyac, donde se adoraba a la diosa Tonantzin y, después de Juan Diego, a la Virgen de Guadalupe. Esta Delegación fue anteriormente la demarcación “Guadalupe Hidalgo”, donde se firmaron los “Tratados de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América”, al final de la Guerra de Intervención Norteamericana, por los que México cediera a los norteamericanos casi la mitad de su territorio. En 1931 pasó a ser delegación del Distrito Federal con el nombre de Villa de Gustavo A. Madero, y en 1941 cambia al nombre de Villa por el de “Delegación”.

Gustavo Adolfo Madero fue hermano del Presidente Francisco I. Madero. Gustavo nació en 1875 en Parras de la Fuente, Coahuila, estudió en Estados Unidos y Europa junto a su hermano Francisco. En su adolescencia, en un internado de Saltillo, Gustavo recibió un pelotazo que le provocó la pérdida de un ojo, por lo que el resto de su vida tuvo que usar un ojo postizo, además de anteojos.

Coadyuvó con su hermano proveyendo recursos para financiar la primera parte de la Revolución Mexicana. Después del derrocamiento de Porfirio Díaz, Gustavo fundó el Partido Constitucional Progresista, que postuló a su hermano Francisco para que ganara la presidencia en noviembre de 1911. Obtuvo una diputación, desde donde trató de bloquear las negras intenciones de los porfiristas que aún quedaban.

Don Francisco, como presidente tomó decisiones con las que Gustavo no estaba de acuerdo, lo cual provocó un distanciamiento entre ellos, además tuvo problemas con su familia, con el Partido y con los periodistas a los que dejó de darles “embute” para que hablaran bien del gobierno, por lo que constantemente lo atacaron y apodaron “ojo parado”, debido a su ojo postizo.

El distanciamiento con su hermano hizo que en 1913 el Presidente lo nombrara embajador en Japón, aunque no tomó posesión del cargo porque sobrevino la “Decena Trágica” que tuvo lugar entre el 9 y el 18 de febrero. Gustavo le había advertido a Francisco que Victoriano Huerta a quien había colocado al frente del ejército, no era confiable, pero, Francisco no le creyó y decidió liberar a Huerta a quien Gustavo había encarcelado. Finalmente, el 18 de febrero, tanto Gustavo como Francisco, además del vicepresidente José María Pino Suárez, fueron aprehendidos.

Gustavo se encontró con Huerta en un restaurante llamado Gambrinus, sentados en la misa mesa, Huerta le pidió prestada la pistola a Gustavo, él se la dio, sólo para ser aprehendido por el chacal.

Gustavo murió esa misma noche en el cuartel de La Ciudadela, después de haber sido torturado salvajemente por órdenes de Huerta. Las crónicas narran que muchas veces pidió clemencia, ofreció dinero para que no lo mataran, pero eso sólo provocaba que la tortura fuera más despiadada.

Antes de morir con una bayoneta le sacaron el único ojo que le quedaba y cayó muerto frente a la estatua de José María Morelos, quien también había estado preso ahí en 1815 antes de ser fusilado.

Nadie sabía a dónde había sido llevado Gustavo, pero durante el entierro de Francisco el 24 de febrero, alguien le filtró a la familia el dato de que su cadáver había sido encontrado tirado en La Ciudadela y llevado al panteón de Dolores. Para recuperar el cuerpo de Gustavo la familia prometió que sus funerales serían discretos y sin prensa, así fue recuperado su cuerpo varios días después de negociaciones con el gobierno de Huerta.

Gustavo, de 38 años, fue identificado por su camisa que tenía bordadas las iniciales “G.A.M.” y por el ojo postizo. ¡Otra más del chacal Huerta!