El camión blindado apenas había depositado el jugoso botín.
Habían soñado hacerse ricos de manera fácil. Las cámaras y alarmas les valieron pito. Arrancaron de cuajo el cajero automático y lo subieron al diablito. Avanzaron unos cuantos metros por la calle oscura.
El carrusel de patrullas de la fuerza policiaca no se hizo esperar. Delito infraganti.
Destrozos, multas, madres pobres llorando. Ahora soñarán con su paraíso tras las rejas.
También tenían hambre.