BOTELLO06072020

Covid-19 en Nuevo León un problema de salud ocupacional
David Botello

Monterrey.- El día 2 de julio, el gobierno de Nuevo León anunció nuevas medidas para contener el acelerado crecimiento de casos de Covid-19, además de hospitalizaciones y fallecimientos a causa de esta enfermedad. La medidas fueron anunciadas primeramente por medios de comunicación locales utilizando la expresión “toque de queda”. Por la tarde del mismo día, tanto el gobernador Jaime Rodríguez Calderón y el secretario de salud estatal Manuel de la O, aclararon que no se trata de un toque de queda pero dejaron las medidas anunciadas en términos vagos que crearon grandes dudas entre la población.

     La posición oficial del gobierno de Nuevo León es que la falta de disciplina en el cumplimiento de las medidas sanitarias, como el uso de cubrebocas, la “sana distancia”, las reuniones en casas particulares, etcétera; son las principales causas de contagio en la entidad. Sin embargo, el mismo gobierno del Estado aporta datos sobre las cifras de contagios en los últimos días divididas por profesión. Salta a la vista que, por mucho, que la mayoría de los contagios han sido entre personas de profesión obrera. Hasta donde se ha visto, las medidas recién anunciadas para reducir la movilidad y con ello tratar de reducir la velocidad de los contagios no contemplan el alto número de casos entre personas que se dedican a ciertas profesiones. Estas medidas no contemplan el cierre temporal de fábricas o buscar identificar posibles brotes de la enfermedad en centros de trabajo.

     Si un número tan elevado de casos es de obreros, es posible inferir que también un buen número de contagios se dan en las líneas de producción de las fábricas. Pero en lugar de identificar brotes en centro de trabajo, las medidas del gobierno del Estado son de carácter coercitivo y vagas. Responsabilizan a la ciudadanía de la situación que Nuevo León está viviendo estos días en el contexto de la pandemia por SARS-CoV-2. La reducción de horario y frecuencias del transporte público hace unas semanas, la apertura de centros de trabajo, iglesias, restaurantes sin las medidas adecuadas de prevención. Estos experimentos que parecen responder más a ocurrencias e improvisaciones por parte del Estado, más que acciones que respondan a un análisis serio y científico de la situación.

     Las medidas actuales tratan la pandemia como si se tratara de un problema de seguridad pública, más que un problema de salud y, más específicamente, de salud ocupacional ahora que estamos como sociedad tratando de entrar en esta llamada “nueva normalidad”. Manuel de la O y Jaime Rodríguez Calderón parecen no comprender lo más básico del diseño de una política pública, que es que ésta debe responder a la realidad. Pero el discurso de Manuel de la O parece culpar al ciudadano de las fallas de diseño de las estrategias tomadas para combatir la pandemia.
Estas cifras de infectados por profesión, también muestran que las trabajadoras domésticas también son una profesión de riesgo. Muchas de estas trabajadoras, que en general viven condiciones de precariedad y desprotección laboral han enfermado de Covid y, al igual que en el caso de la población obrera, las políticas estatales no responden a la realidad que viven miles de trabajadores en Nuevo León.

     No quiero decir que no hay que usar cubrebocas, que no hay que protegernos desde la responsabilidad individual; sino que es importante que el Estado contemple la pandemia como un problema de salud ocupacional, que se busque identificar y contener posibles brotes en centros de trabajo.