CORONA04052020V

Crizálida, de Javier de Jesús Eguía Zapata
Eligio Coronado

Monterrey.- «Crizálida»* es la entrada al universo de Javier de Jesús Eguía Zapata, un universo inquietante donde predomina el entorno urbano, la noche, la luna, la soledad, un cigarrillo y un recuerdo: Adriana.

     Inquietante porque lo permea la soledad, ese lastre que paulatinamente va minándonos la brújula de navegación hasta hacernos atracar en los azarosos territorios de la rutina.

     Sobresalen sus trazos por la nitidez de quien conoce su oficio y vuelca en ellos todo el bagaje acumulado: “Arde el cigarro, / diminuto relámpago / en la tiniebla. / Solitaria luciérnaga / latiendo en tu recuerdo” (p. 41), “Disperso entre los ruidos / de la calle, / el sonido de tu ausencia / es lo único que permanece” (p. 36), “Como el humo del cigarro / al subir en espiral, / me deshago / al contacto con el aire” (p. 42).

     Esto es lo que esperamos de un poeta: que desnude sus emociones frente a nosotros, y nos sacuda con el vértigo de su honestidad, única herramienta válida para construir una trascendencia.

     Javier (Monterrey, N. L., 1972), tiene la sensibilidad suficiente para sobrevivir en un entorno áspero, sórdido, reacio a las manifestaciones del espíritu, como él mismo afirma: “intento escribir / (…) en el lugar / más antipoético del mundo” (p. 29).

     ¿Qué más podríamos pedirle a alguien que ya se ha impuesto a esta adversidad? ¿A alguien que burila sobre el mármol de sus páginas estos destellos?: “No hay estrellas ni árboles ni ríos / Solo gente sin rostro / que huye sin saber de qué / que camina de prisa a ninguna parte” (p. 32), “Paisaje citadino: / las aves transmutan / su hábitat natural / y hacen de la antena / de comunicaciones / su nuevo paraíso” (p. 18).

     Toda descripción tiene un peso retórico específico que puede desbalancear un texto si no se sabe dosificar, pero Javier libra con sobriedad ese escollo: “De tu boca, / proyectil en el aire, / sale el silencio” (p. 56), “Corre la brisa, / sobre la hoja / tiembla la gota” (p. 49), “En el ocaso, / solo el canto del grillo / rompe el silencio” (p. 51).

     Sí, en el áspero universo de Javier también germina la delicadeza del haikú, lo cual confirma la madurez de una vocación (como la Crizálida) en constante crecimiento.

*Javier de Jesús Eguía Zapata, «Crizálida». Monterrey, N.L., Oficio Ediciones, 2020. 59 pp.