Monterrey.- En su nuevo poemario («Crónica de una quimera»*), Manuel Tavitas Rodríguez nos recuerda que el amor es una de las emociones más intensas de la vida. Bajo su influjo nos volvemos más perceptivos, receptivos, empáticos y optimistas. Pareciera que una cierta luminosidad nos acompaña. El ser amado se convierte en todo nuestro universo existencial:
“Desde que ella llegó a mi vida yo comprendí perfectamente que esta relación sería para mí una misión divina más allá de la existencia, al conocerla fue maravilloso admirar lo más hermoso de la creación” (EL LLAMADO, p. 12).
Mediante poemas, cuentos, prosas poéticas y un breve ensayo, nuestro autor desarrolla una épica romántica donde encontramos de nuevo a su personaje del primer libro («Citlalli en el firmamento»):
“Estaré aquí, esperándote, abrigaré en mí la esperanza de que acudas a la cita. Años luz alejado de ti, con sólo una mirada tuya se reducirán a nada. Hoy vas a tu estrella, a tu nueva morada en mi universo. (...) Entiendo bien que no debo retenerte. Adiós mi bella Citlalli, la más cercana, la más brillante, la estrella que me iluminará eternamente” (TE BUSCARÉ EN ESA ESTRELLA, p. 57).
Citlalli revoluciona su creatividad en textos sobre el amor, la mujer amada, la luna, la lluvia, la pérdida del amor y el poeta como creador:
“Describir a este inescrutable alentador de sueños
es hablar de un ser humano extraordinario.
Él lleva en su voz la palabra que brota
de las raíces del alma,
la que nace en las sensibles fibras del corazón,
la que sale y se proyecta en la belleza de sus versos,
en la virtud de su inspiración” (LA SENSIBILIDAD DEL POETA, p. 11).
El lenguaje sencillo y claro del autor nos permite involucrarnos rápidamente en el tejido de su obra. La fluidez de su estilo contribuye a apreciar mejor su manufactura literaria:
“La luna me llama, me inspira.
Me ilumina en la penumbra con su bello resplandor.
Es luz que invade mi intelecto,
rompe mi supuesta armonía
con el fuego luminoso de su encanto” (LUNA INSPIRADORA, p. 16).
Manuel Tavitas Rodríguez (Saltillo, Coah., 1961) nos ha dicho: “Baso mi forma de escribir en un estilo reflexivo, que tenga un sentido, dando lugar a la inspiración y a la creatividad, trato de ser variado, que el texto lleve un mensaje y que sea agradable para quien lo lea o lo escuche.”
Y eso es lo que encontramos en el andamiaje de sus textos: una sencillez que cautiva por su naturalidad y amenidad:
“cierro los ojos y la veo ahí, en el sentir de un corazón que en cada latido me dice que está allí, en mi interior, la que nunca he perdido. Alzo mis brazos, respiro profundamente, una sonrisa se forma en el origen del alma, el brillo de mis ojos cambia y comienzo a revestir versos en el aire” (BUSCANDO LA INSPIRACIÓN, p. 35).
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*Manuel Tavitas Rodríguez. Crónica de una quimera. Cuando la obsesión sublima el pensamiento. Monterrey, N.L., Oficio Ediciones, 2021. 61 pp.