Monterrey.- El Título Décimo de la Ley General de Salud, denominado Acción Extraordinaria en Materia de Salubridad General, establece que en los casos de epidemia de carácter grave, peligro de invasión de enfermedades transmisibles, situaciones de emergencia o catástrofes que afecten al país, la Secretaría de Salud dictará inmediatamente las medidas indispensables para prevenir y combatir los daños a la salud, a reserva de que tales medidas sean después declaradas mediante decreto por el Presidente de la República.
La Ley además faculta al Ejecutivo Federal para decretar la región o regiones amenazadas que quedarán sujetas a la acción extraordinaria de salubridad general, así como a dictar las medidas de aislamiento, observación, vacunación, suspensión de trabajos o servicios, desocupación o desalojo de casas, edificios, establecimientos y, en general, de cualquier predio.
Son las acciones de cuarentena que muchos no deseaban en Nuevo León ni en México, a pesar de ser ordenadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para enfrentar la pandemia del Covid-19 y que implican limitar la libertad de tránsito y de reunión por el tiempo estrictamente necesario para evitar y controlar el riesgo de contagio a las personas sanas.
Por tratarse de la medida de seguridad sanitaria más drástica y extrema, la OMS pidió a los mandatarios de cada país coordinar directamente las acciones ante el brote y no dejarla en manos de sus ministerios de salud, ya que su cumplimiento es multisectorial, siendo el Presidente quien debe coordinar a las autoridades federales, estatales y municipales en la aplicación de las medidas sobre la entrada, salida y reunión de personas bajo regímenes higiénicos especiales, así como regular el tránsito terrestre, marítimo y aéreo.
Frente a la nueva emergencia que estamos viviendo, la ciudadanía debe estar informada en forma oportuna y veraz sobre las disposiciones oficiales para prevenir la transmisión del virus que infecta el aparato respiratorio en forma aguda y resulta letal en muchas ocasiones. Y, al igual como con el brote de Influenza H1N1 del 2009, acatemos las medidas epidemiológicas en casa y trabajo sin psicosis, pues el pánico puede ser más contagioso que el virus y, sobre todo, organicémonos mejor para superar la contingencia.
Fue por ello que desde el Congreso del Estado solicitamos reforzar los protocolos de prevención en cercos sanitarios y filtros de salud, así como fortalecer la cultura de prevención básica de lavarnos las manos con agua y jabón cada vez que sea necesario y aplicar después gel antibacterial, no saludar de mano ni de beso ni de abrazo, cubrirnos la boca y la nariz con el ángulo interno del codo al toser o estornudar y no escupir, no tocarnos los ojos, nariz y boca con las manos sucias y mantener limpias las superficies de contacto habitual, mediante un Decálogo Contra el Coronavirus en Nuevo León, al cual hoy agregamos ocho acciones de corresponsabilidad:
1.- Me quedo en casa y limito mis salidas para cosas realmente necesarias e importantes: acudir al médico, ir al trabajo, salir al supermercado y no ir a fiestas, cines, plazas, estadios, conciertos, reuniones o vacaciones.
2.- Cuido a personas vulnerables y ofrezco ayuda a los adultos mayores que vivan alrededor de mi casa, para hacer sus compras e ir por sus medicamentos evitando el contacto directo con ellos.
3.- No hago compras de pánico y compro solamente lo necesario para mí y para mi familia, pero tampoco me aprovecho de la situación, no revendo a precios absurdos material higiénico ni otros insumos de primera necesidad.
4.- Cuido a niñas y niños de familiares y amistades que al ir a trabajar no tienen con quien dejar a sus hijas e hijos menores durante la cuarentena.
5.- Apoyo la economía local y compro en la tienda de abarrotes, la frutería y la farmacia de la colonia para evitar que los pequeños negocios sufran los estragos de la cuarentena y sigo pagando a la trabajadora doméstica aunque no pueda ir a trabajar o este enferma o aún no esté asegurada.
6.- No comparto información falsa ni esparzo rumores y comparto sólo información verificada o de fuentes confiables como la OMS, el Gobierno de la República, las Secretarías de Salud y medios de comunicación acreditados.
7.- Dono a las organizaciones médicas humanitarias y me convierto en donador activo ante la gran demanda de servicios de salud.
8.- Comparto esta y otras acciones comunitarias.