GOMEZ12102020

De Ciencia, Tecnología, Pedagogía, Revoluciones y Virus
(Primera parte)

José Ángel Pérez

Monterrey.- Dice Marc Prensky: “Las herramientas tecnológicas digitales se vuelven más eficientes, más pequeñas y más baratas a medida que transcurre el tiempo. Esto ha ocurrido durante toda la historia de la humanidad con la tecnología en general, sólo que ahora el desarrollo científico y tecnológico se vuelve cada vez más acelerado”. El rumbo de la historia y de la estructura de la sociedad se vuelve incierto, pero a la vez, prometedor y catastrófico. Esto obedece a muchas y muy variadas razones que en este corto espacio no podemos analizar, pero que lo iremos comentando en próximas colaboraciones.

Consideramos que la formación de las nuevas generaciones afronta una difícil tarea. Hoy más que nunca se requiere de un nuevo tipo de escuela y de un nuevo tipo de profesor que respondan a los requerimientos de formación de un nuevo tipo de estudiante. Los estudiantes de la tercera década del siglo veintiuno, desde preescolar hasta facultad, crecieron con la tecnología digital. Todos ellos, en diversas medidas y espacios, interaccionan con computadoras, Smartphone y tablets; comunicándose, primero por e-mail, después por distintas herramientas: Apps y plataformas digitales como Whatsapp, Facebook, Instagram, Twitter, Zoom, Blackboard, Moodle, Classroom, Edmodo…

No quisiéramos sonar catastróficos, pero la historia nos dice que el avance de la ciencia y la tecnología ha provocado conflictos e incertidumbres cuando se ha colocado al servicio de causas inhumanas. Recordemos que la Primera Revolución Científica, iniciada en Europa por Copérnico, Galileo y Newton, quienes concibieron de manera diferente la realidad dominada por el pensamiento griego o medieval, unificando y generalizando las leyes de la mecánica, dieron origen a la Primera Revolución Industrial, durante el siglo XVIII y la primera mitad del Siglo XIX. Este conocimiento fue la base para la construcción de las máquinas de vapor, en donde la fuerza motriz, tomada directamente del viento, de las corrientes naturales de agua, o del trabajo animal o humano, fue sustituida por las máquinas de vapor. Esto generó el nacimiento de nuevas relaciones de producción y el traslado de la gente del campo a las ciudades. También generó desempleo, ya que las máquinas elevaban considerablemente la producción de las fábricas, superando a los pequeños talleres artesanales.

Dice Ferrán Sánchez, en una publicación aparecida en mayo de 2019, en National Geohraphic, Historia: “El Ludismo fue un movimiento de artesanos ingleses durante la primera mitad del siglo XIX que rechazaban las máquinas y la automatización”. Los artesanos temían por la pérdida de su trabajo y por la degradación de sus condiciones laborales y de calidad de vida. Miles de artesanos destruían las máquinas, pues la producción generada por ellas era muy superior en cantidad; esto redujo la mano de obra y las horas de trabajo se hicieron más largas e inhumanas; también se redujeron los salarios.

Durante la segunda mitad del Siglo XIX, la ciencia avanza y se descubren nuevas leyes que dan origen al surgimiento de una nueva rama de la física de la era moderna: La Electricidad. El descubrimiento de fenómenos eléctricos y las leyes que los rigen, expuestos en los trabajos de Faraday, Oersted, Ohm, Maxwell, Tesla, entre muchos más, da origen a la Segunda Revolución Industrial, a la era de las máquinas eléctricas, con el consiguiente aumento en la producción industrial.

A inicios del siglo XX surgen dos nuevos campos de la física: La Relatividad y la Mecánica Cuántica; esto conlleva al surgimiento de los sistemas automatizados, a partir del segundo tercio. La Era de las computadoras y la Internet hacen su aparición. De aquí hasta la actualidad el mundo cambiaría a pasos acelerados.

En nuestros días estamos viviendo la llamada Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por la digitalización, la Internet, los sistemas ciberfísicos y la robótica. Dice el alemán Klaus Schwab –maestro del curso “Política de Negocios”, en la Universidad de Ginebra y fundador del Foro de Davos en Suiza– en su interesante libro: Covid-19 el gran inicio: “Las consecuencias económicas a largo plazo de la pandemia agudizarán la crisis climática y social que ya estaba en curso y esto hará más urgente un ‘gran reinicio’ de nuestros sistemas económicos y sociales.”

Ante este escenario, David J. Chalmers en “REALITY + virtual worlds and the problems of phylosophy” escribe: Mi predicción es que dentro de un siglo tendremos una realidad virtual que será casi indistinguible del mundo no virtual. Estaremos conectados a las interfaces de las computadoras sin requerir de ojos, oídos u otros órganos. La simulación de mundos virtuales serán tan “reales”, que los humanos entrarán a ellos a divertirse o a trabajar.

Es tiempo de saber qué están haciendo las grandes compañías y los gobiernos del mundo al respecto. Conocer qué equipos de trabajo interdisciplinario están participando desde ya sobre estas cuestiones. Es el momento de estar preparados para formar, desde la escuela, ciudadanos que participen en la construcción de estas realidades; y no producir sólo consumidores de tecnología, o más triste, como decía un amigo poblano: producir sólo apachurrabotones.