GOMEZ12102020

De conmemoraciones y cuentas pendientes
Hugo Esteve Díaz

Monterrey.- El pasado domingo 6 de febrero tuve oportunidad de participar, junto con mi estimado Horacio Flores, en el programa especial de 15Diario TV, con motivo de la transmisión especial sobre la conmemoración del 50 aniversario luctuoso de Raúl Ramos Zavala, el cual se llevó a cabo en la ciudad de México.

A propósito de los comentarios que se vertieron durante la transmisión y que ustedes pueden recuperar a través de las redes sociales (https://www.youtube.com/watch?v=O2DBhWylSlQ&t=79s), hubo un tema que, por razones de tiempo, ya no hubo oportunidad de referirlo.

Durante la transmisión, Horacio comentó al menos en un par de ocasiones que llevar a cabo un evento como el que estábamos transmitiendo, sólo habría sido posible en el marco del presente régimen gubernamental, a riego, señaló él, de que en el pasado no se hubiera permitido, o que incluso habría servido para terminar de fichar a quienes los aparatos de espionaje aún no tuvieran ubicados.

A propósito cabe recordar que fue a partir del año 2000 cuando por decreto presidencial se determinó la apertura de los archivos clasificados por parte de la DFS, de Gobernación y de otras entidades policiacas, y más tarde los del ejército mexicano. Los archivos fueron a dar, paradójicamente, al Palacio de Lecumberri en donde, pese a las restricciones, presiones y reservas fue posible consultarlos.

Fue también en el 2002 cuando a iniciativa presidencial se crea la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), que permitió el acceso a todos los archivos, con el objeto de indagar sobre los crímenes cometidos durante la guerra sucia y judicializar los casos que ameritaran el deslinde de responsabilidades. Con todo, el informe elaborando nunca fue debidamente integrado y sus alcances fueron muy limitados por diversas razones.

Cabe recordar que en marzo del 2001, la comandante Ester se presentó en el pleno del Congreso de la Unión con objeto de dar a conocer las propuestas del EZLN, luego de la entrada en la capital del país del subcomandante Marcos.

En ese ambiente, a mediados de esa primera década se crearon diversos foros para el impulso de la Comisión de la Verdad, en la que participaron numerosos ex militantes y ex combatientes del movimiento armado socialista, académicos e investigadores, periodistas y miembros de la sociedad civil, cuyo foro incluyó la Cámara de diputados, además de otros espacios.

En el 2002 se inició el juicio en contra de Luis Echeverría Álvarez, un hecho inédito al enjuiciar por primera vez en la historia moderna del país a un ex presidente, acusado por los delitos cometidos durante el Movimiento del 68, el Jueves de Corpus y durante la guerra sucia. En el 2006 se le decretó prisión domiciliaria y se le embargaron diversas propiedades; sin embargo, desde los sótanos del poder se le absolvió con el garlito de la prescripción y hasta la fecha se le mantiene impune dejando pasar la oportunidad —deliberada y extrañamente— de incluirlo en la consulta popular para enjuiciar a los ex presidentes.

También por esos años se llevó a juicio a los generales Mario Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo, por los delitos cometidos durante la guerra sucia y al amparo de más de 120 denuncias presentadas por familiares y testigos que acreditaban ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Sin embargo, nuevamente las fuerzas que presionaban desde los sótanos del poder evitaron que fueran declarados culpables; y en cambio se les enjuició acusados de narcotráfico, con los resultados ya conocidos.

Un juicio parecido se llevó a cabo el 2003, por iniciativa de la FEMOSPP, en contra de Miguel Nazar Haro, que permitió llevarlo brevemente a la cárcel de Topo Chico en el 2004, siendo absuelto luego de trasladarlo a la capital de país, a pesar de haber reconocido tácita y orgullosamente los delitos que se le imputaban.

Sería también a partir de la segunda década de este siglo que se empezarían a llevar una cantidad considerable de eventos conmemorativos y de reflexión entre varios ex combatientes del movimiento armado socialista en México, uno de ellos, por cierto, en septiembre del 2009, para conmemorar la memoria de Raúl Ramos Zavala, entre muchos otros más.

Cabe destacar que del 2005 a la fecha se han publicado una cantidad muy considerable de libros que tratan sobre el movimiento armado socialista en México, cuando en el pasado estos eran muy escasos y marginales. También es importante mencionar que entre el año 2000 y el 2018, se elaboraron más de 130 tesis profesionales sobre este tema, mientras que antes de ese año no llegaron a más de 10.

A fin de cuentas, lo destacable de estos antecedentes es que el evento de ayer, con todo y la relevancia que entraña, no ha sido un hecho inédito ni mucho menos aislado. Sería un error pretender señalar que es a partir del presente régimen cuando se da la apertura para llevar a cabo este tipo de conmemoraciones; por el contrario, la presente administración tiene aún pendiente llevar hasta sus últimas consecuencias la revisión de esta etapa de la llamada guerra sucia y que para un gobierno que se asume de izquierda, no pase inadvertida. Se trata hasta ahora de una promesa incumplida.