Monterrey.- La mítica figura del caballo de Troya fue, más bien, el caballo de Grecia que sirvió para derrotar a los troyanos. El artefacto, urdido por el ingenioso Ulises, les fue presentado a título de regalo para penetrar los muros de su ciudad y tomarlos por asalto mientras se divertían.
La frase de Virgilio está en la Eneida: “temo a los griegos y sus regalos”, dice en boca del sacerdote Laocoonte. Desde entonces se repite con la frecuencia que ciertos grupos políticos cometen el mismo error: dar por buena la apariencia de algo que simula ser agradable, pero cuyo propósito es destruir a quienes le dieron la bienvenida.
En Morena se ha inaugurado una política de alianzas bajo la idea de apertura e inclusión frente a quienes fueron sus enemigos acérrimos. Con una agravante: en ocasiones despreciando a su propia militancia. Ésta sólo llega a servir de cuadrilla al diestro foráneo vistiendo gran traje de luces.
Los troyanos fueron ingenuos, pero no supieron de esa quinta columna que es, en Morena, el sector cuyo pragmatismo no conoce límites. La consecución del poder lo es todo. No importa a quien incluya (algo por lo que pudiera orientarse Gilberto Lozano; si asegura votos y le baja a su tono, bienvenido). Tampoco importa si el aliado trae en su vientre la fuerza que puede demoler lo construido por las bases morenistas.
Uno entre otros ejemplos. Llega Mario Delgado Carrillo a Nuevo León y le echa en cara a la militancia de Morena no estar organizada. Y es que el clima que encuentra no le es favorable a la alcaldesa de Escobedo, Clara Luz Flores Carrales, precandidata apoyada por Yeidckol Polevnsky cuando era la presidenta de Morena y, al parecer, por la actual dirigencia y ciertos funcionarios morenistas. El dedazo vestido de simulación.
En la reunión citada por Delgado Carrillo hubo una evidente manifestación de repudio hacia Clara Luz. Pero para acallarla, incluso a golpes, allí estaban unos porros. Delgado los identificó como enviados del gobernador Jaime Rodríguez Calderón; varios morenistas asistentes a la reunión los identificaron como individuos cercanos a la alcaldesa de Escobedo (uno de ellos, Cuauhtémoc Sánchez, regidor por Morena en el cabildo de ese municipio).
Días antes de ese acto, Abel Guerra, priísta de cepa, esposo de la alcaldesa de Escobedo y quien urdió la alianza con el Partido Verde Ecologista de México, pudo verse en un video diciendo: “la gente que vota por mi esposa es por mí”, y también, que su fotografía está en la mayoría de los hogares de Escobedo. De esa manera, la así promocionada, una mujer inteligente, estudiosa y ejecutiva, se añadiría sin más a la execrable lista de las Juanitas. La prensa local, sobre todo El Norte, ya la da por la candidata de Morena. Es la inercia del antiguo dedazo.
En Nuevo León se registra un genuino levantamiento en un amplio arco de la militancia morenista y de un considerable perímetro de simpatizantes incluido un sector de empresarios. Cito dos mensajes de una nube:
Uno, el de la empresaria Cristina Sada Salinas: “En estos momentos escucho la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que está presentando una Guía moral para la transformación, que tiene un contenido muy positivo sin duda. Pero me surge una duda: la candidatura de Morena en Nuevo León se decidirá mediante una ‘encuesta abierta’ cuyo resultado se conoce de antemano, por lo que me pregunto si la persona que quedará en esa candidatura tiene una trayectoria y un entorno político que avale los valores enarbolados en esa Guía moral para la transformación.
El otro es de Aurelio Arenas, ex dirigente de Fundidora. En su mensaje de inconformidad por el trato de la dirigencia nacional a la militancia de Morena en Nuevo León se refiere al texto del artículo 5 en sus fracciones b) y d) del Estatuto de Morena, y llama a releerlo.
Esa militancia y sus simpatizantes han salido a la calle a manifestar su indignación. Impugnan los términos de la convocatoria para la elección interna. Dentro de unas horas estará un contingente en la Ciudad de México para presentar los hechos a los órganos nacionales de Morena.
Si Morena pretende ser un proyecto transexenal tiene que dejar de reproducir las prácticas de los partidos que ha repelido y a obrar según lo señalan sus documentos básicos.
Es grotesco que el PVEM –en Nuevo León ha mostrado cualquier cosa menos ser verde y ecologista– sea el que llegue a la coalición con Morena obsequiándole la candidatura al gobierno del estado. Si de lo que se trata es de que Morena tenga un candidato cualquiera al gobierno de esta entidad para así ganar las diputaciones y las municipalidades, la pérdida será triple: perderá el gobierno de Nuevo León; perderá los otros cargos buscados y se perderá a sí mismo como partido.
“Pintar al país de Morena” como lo ha ilustrado el monero Hernández en La Jornada, con la mezcla de pinturas PRI, PAN y PRD, es, por supuesto, una intención fallida.