Una movilización que incluso llegó a ser impulsada por los consejeros electorales Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes auguraban el fin de la democracia en el país. Incluso, ambos consejeros, hace unos meses, presentaban un libro intitulado La Democracia no se toca, con la intención de sembrar algunas dudas con el futuro del organismo electoral.
Ante la movilización, la gente coreaba consignas con tal firmeza que alertaban a otros más. Provocaban de tal forma que lograban generar sospecha a algunos despistados ¿Será que AMLO tiene pensado reelegirse?
Guiados por el desconocimiento del contenido de la reforma electoral, la multitud solo golpeaba, no proponía. Se provocó tal desinformación que simpatizantes del presidente, también empezaron a vestir de rosa.
Fruto de una constante, sus marchas han sido un ejercicio que se ha venido presentando desde que se pretendió una reforma a la constitución federal, en materia electoral, la cual no logró ser aprobada, al no obtener los votos suficientes.
Inmediatamente después, se presentó un «Plan B», el cual consistía en reformar ya no la constitución, sino el andamiaje que conforma la legislación electoral a nivel federal, con lo cual se mantendrían la mayoría de las propuestas del proyecto original.
Sin embargo, lejos de analizar los cambios de la legislación, se prefirió la desinformación. Llegó a tal punto que incluso se le exige a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que «vete» las reformas. También, se ha llegado a decir que las mayorías son tiránicas.
Pero fuera de estos puntos, que son muy controversiales y la aparente ignorancia de varias teorías, como de la democracia y la división de poderes, el punto central de todo, se ha ignorado por completo.
Resulta que el decreto que anuncia la vigencia de las reformas en materia electoral entró en vigor esta semana pasada. No obstante, el INE sigue operando como siempre, es decir, todos los males que se auguraban, no se han cumplido.
Por todo, sería válido preguntar ¿a qué hora empieza el fin de la democracia? Ante todo, una vez más se deja entrever que las denuncias de la actual oposición no son de fiar.
Seguramente, existe la crítica justa a la reforma electoral que ya es vigente, ya que toda ley es siempre perfectible, pero de ahí a inventarse cosas sin sentido, solo es golpeteo político que no aporta nada para una mejor nación.