La cultura y la identidad son muy importantes para nuestra comuna. Eso quedó bien establecido en 2010, cuando un movimiento social emergió como respuesta a la atolondrada iniciativa del ayuntamiento 2009-2012 de Nicéforo Guerrero (PRI-PRD), quien buscó impulsar un proyecto de desarrollo urbano que afectaría una zona con alto contenido simbólico: los cerros de La Bufa y los Picachos. El plebiscito del 5 de diciembre paró en seco ese despropósito, pues el 84% de los votantes dijo no al proyecto. Hay que reconocerle al entonces alcalde su voluntad de respetar el resultado, que no le vinculaba pues sólo participó un 13% de la lista nominal.
Hoy de nuevo, otro ayuntamiento despistado presta alas a los alucines empresariales del novel alcalde, aquél de las visas para filtrar el turismo pobretón. El edil busca meterle mano al repositorio de cuerpos áridos que le ha dado fama mundial a la ciudad salvada por la cultura. Las momias de Guanajuato son otro referente identitario para los guanajuateños, descendientes como somos de esos hombres y mujeres que un día vivieron, amaron y soñaron en esta cañada entre cerros pelones. El azar y las condiciones físicas del Panteón de Santa Paula permitieron desecar los restos mortales de esas personas, y al no haber sido reclamadas por parientes, se permitió su exhibición en una galera que sirvió de osario del panteón. Así nació el actual Museo de las Momias.
Yo conocí el galerón de momias en 1970, cuando fui el boletero durante las vacaciones de ese verano. Ya era regenteado por el gobierno estatal, y todavía se entraba por la escalera de caracol ubicada al fondo del claustro del panteón. Los cuerpos se colocaban verticales, sostenidos en tablas sobre tabiques, y amarrados con alambre a clavos hundidos en la pared encalada. Por entonces, a mi padre le tocó coordinar la ampliación del espacio mediante el vaciamiento del resto de la galera, aún repleta de huesos humanos. Esos millones de huesos rellenaron una represa ubicada detrás del panteón, para convertirla en el actual estacionamiento del museo. Ningún turista es consciente de este hecho macabro…
La intención del edil es trasladar estas momias naturales a un edificio donde se convertirían en el atractivo principal, el ancla, para asegurar clientes al shopping mall que rodearía al nuevo museo “internacional”, apodado MUMO para estar en onda. Conociendo los gustos americanizados del alcalde, la museografía será la propia del freak show de feria de condado gringo. La intención fue evidente cuando a la momia de una curandera tradicional la metieron en una jaula rodeada de cadenas, y le enjaretaron el mote de “la bruja”.
Para construir el adefesio –ya se presumió un horrible proyecto conceptual– se ha contratado una deuda de casi 70 millones de pesos, que gravitarán sobre el presupuesto de las próximas tres administraciones municipales.
Todo ello implica un acto de gobierno que debería someterse a la consideración de la población del municipio, como sucedió con el plebiscito de 2010. Un alcalde responsable no tendría objeción al ejercicio. Pero el extravagante concejal ha hecho todo lo posible para torpedear los esfuerzos de la agrupación ciudadana que lidera la regidora Paloma Robles, quien pudo reunir más del doble de firmas que se requieren para que la autoridad electoral local detone una consulta. Sin embargo, la petición se denegó bajo el pueril argumento de ser un “hecho consumado”. Hoy día seguimos en pie de lucha, y esto apenas comienza…
* Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León, Departamento de Estudios Sociales. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – https://luismiguelrionda.academia.edu/ – https://rionda.blogspot.com/