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“Dicen Que Soy Comunista” Valentín Campa en Victoria (1)
Francisco Ramos Aguirre

Monterrey.- A propósito del centenario del Partido Comunista Mexicano, sabemos que su fundación en Victoria sucedió a principios de la década de los veinte, al calor de repartos agrarios, movimientos obreros, liderazgos campesinos y educación popular. Los primeros simpatizantes fueron trabajadores de los gremios ferrocarrilero, panadero, pedrero, henequenero, magisterial y Unión Internacional de Caldereros.

     El desarrollo y activismo del PCM fue lento y complicado. En esos años sus principales adversarios y perseguidores eran el gobierno federal, periódicos locales, grupos políticos en el poder y jerarquía católica, quienes satanizaban su manera de pensar y cualquier tipo de propaganda a su favor. Definitivamente, estas circunstancias contribuyeron para que se convirtiera en un partido clandestino.

     En cambio, tuvieron más aceptación el Partido Socialista Fronterizo y la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Tamaulipas, creados por Emilio Portes Gil. Estas organizaciones, se diseñaron con un falso o ligero barniz socialista y fueron plataforma para sostenerse en gubernatura y promover su proyecto político en el México postrevolucionario.

     A finales de enero de 1926, se celebró en el Teatro Juárez de Victoria el Tercer Congreso Nacional de Estudiantes, donde Raúl Hernández representó a Tamaulipas. Uno de los problemas del recinto, era la falta de electricidad en determinadas horas. Aunado a la agitación política del estado, se atrasaron los envíos del corresponsal de El Informador a la capital del país. Sin embargo, la noticia de las sesiones se logró ventilar días después, cuando los jóvenes solicitaron a Portes Gil en un telegrama: "Resolviera el conflicto entre estudiantes y el director -Marcelino- Castañeda..." ingeniero y catedrático de Ciencias Naturales en la Escuela Normal y Preparatoria de Tamaulipas.

     Quienes simpatizaban con la izquierda en esos momentos, debían conducirse con prudencia. Uno de los casos más recordados, es sobre el pintor Diego Rivera, quien a mediados de la década de los veinte realizó una visita anónima a Ciudad Victoria, contratado por Marte R. Gómez para elaborar una serie de viñetas campesinas, para ilustrar los tomos de las convenciones de la Liga de Comunidades Agrarias.

     Entre los simpatizantes de esa organización asistieron o enviaron telegramas de apoyo: Vicente Guerra, Úrsulo Galván -promotor agrarista-, Vicente Guerra -dirigente ferrocarrilero originario de Ocampo-, Valentín Campa -líder ferrocarrilero-, J. Sotero Valdez -líder tranviario nativo de Padilla- y otros comunistas.

     En el caso de Sotero, desde muy joven radicó en el Ejido San Patricio, municipio de Padilla. En agosto de 1926, antes de la fundación de la Liga Agraria, dirigió el periódico La Luz del Campesino donde se publicaron denuncias sobre despojos de derechos de agua, luchas campesinas contra el capitalismo y manifiestos sobre la resistencia a los hacendados. Uno se ellos se titula: Para Los Trabajadores: "R.H.G de la Comunidad Agraria de San Patricio, adherida a la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesino del Estado." Dicho organismo, antecesor de la liga portestilista, lo conformaban Guillermo Zúñiga -presidente-, Francisco Landeros -secretario- y Leandro Murillo -tesorero-. Las oficinas del comité Central Ejecutivo, se localizaban en la Estación de Santa Engracia, Tamaulipas.

     Al mismo tiempo, los campesinos de la Hacienda del Carmen Renovado intentaron formar un sindicato, al que se oponía de su propietario Francisco Benítez Leal. Esta organización progresista fue censurada por: "...los serviles...deseando quedar bien con su amo, se han dado a la tarea de buscar pleitos a los campesinos; nada menos el domingo 22 Felipe Flores disparó dos balazos con dirección a la cabeza del camarada Juan Alvizo, afortunadamente la bala que mejor blanco llevaba solamente agujeró el sombrero de Alvizo..."

     Animado por Valentín Campa, en 1927 Sotero ingresó formalmente al PCM y fue encarcelado ese año durante una huelga ferrocarrilera, convocada por la Confederación de Sociedades de Ferrocarrileros. En los treinta se trasladó a Tampico, donde fue líder tranviario hasta convertirse en consejero nacional del PCM junto a Dionisio Encina, Blas Manrique, Miguel Aroche Parra y otros. Sotero entabló amistad con Hernán Laborde, Valentín Campa y Consuelo Uranga. También presidió el Tercer Congreso Nacional del mencionado partido que afiliaba cerca de nueve mil miembros.

     En ese tiempo, uno de los activistas más importantes del PCM en la capital tamaulipeca era Valentín Campa (1904-1999), un joven y decidido regiomontano quien alrededor de 1920 ingresó a laborar en la Compañía Petrolera La Corona. Posteriormente cambió su overol de mezclilla por otro del Ferrocarril del Golfo en Doña Cecilia -Ciudad Madero-. En 1925 Campa llegó a Ciudad Victoria y asumió el liderazgo sindical ferrocarrilero. En octubre del siguiente año, recibió en la estación ferroviaria de la capital tamaulipeca al líder Hernan Laborde. Más tarde organizó una huelga de la Unión Mexicana de Mecánicos y otra nacional en 1927.

     En cuestiones de activismo político, este luchador social no anduvo por las ramas. Al integrarse al PCM, encabezó protestas en favor de la libertad de los trabajadores y anarquistas de Estados Unidos: Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, condenados a muerte en Massachusetts. Para reforzar la presencia de los izquierdistas, en 1926 invitó a Victoria al líder ex líder estudiantil cubano Julio Antonio Mella, a impartir una conferencia en el Teatro Juárez donde a decir de Campa mostró enormes prendas intelectuales.

     Al recibir informes de los movimientos de Campa como agitador de masas obreras y campesinas de Tamaulipas, las autoridades federales emprendieron una campaña de persecución en su contra. En aquel entonces era gobernador Portes Gil, quien tenía el apoyo de obreros, campesinos. Por si fuera poco, era amigo de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles en quienes fincó su proyecto político.

     En ese momento, el presidente Calles recibió informes confidenciales y entró en ira: "En Tamaulipas los rompehuelgas fueron secuestrados por la clase obrera, y los agraristas amigos de los huelguistas, quemaron un puente. Plutarco Elías Calles ordenó el fusilamiento de Campa, pero Portes Gil que era enemigo de Luis N. Morones, sostuvo que le salvó la vida." A cambio, Valentín fue golpeado por un coronel y conducido al calabozo de la penitenciaría del Estado. Ante el acoso del gobierno federal salió libre, gracias a Francisco Castellanos aliado de Portes y se trasladó a Tampico, donde Hernán Laborde estaba prisionero.

     En 1928, con motivo de la segunda campaña política del general Álvaro Obregón a la presidencia de la República, Campa regreso a Victoria y se contactó nuevamente con Portes en busca alianzas políticas, pretender afiliarse al Partido Socialista Fronterizo y que el gobierno estatal, reconociera algunos postulados de PCM. En el fondo, el político tamaulipeco no estuvo de acuerdo y sugirió el apoyo de los comunistas para el general sonorense. (Continuará)