Monterrey.- “... En la cocina había una mesa con tres tazas de avena: una grande, una mediana y una pequeña. Ricitos de Oro tenía un gran apetito y la avena se veía deliciosa. Primero, probó la avena de la taza grande, pero la avena estaba muy fría y no le gustó. Luego, probó la avena de la taza mediana, pero la avena estaba muy caliente y tampoco le gustó. Por último, probó la avena de la taza pequeña y esta vez la avena no estaba ni fría ni caliente, ¡estaba perfecta! La avena estaba tan deliciosa que se la comió toda sin dejar nada.
Después de comer el desayuno de los osos, Ricitos de Oro fue a la sala. En la sala había tres sillas: una grande, una mediana y una pequeña. Primero, se sentó en la silla grande, pero la silla era muy alta y no le gustó. Luego, se sentó en la silla mediana, pero la silla era muy ancha y tampoco le gustó. Fue entonces que encontró la silla pequeña y se sentó en ella, pero la silla era frágil y se rompió bajo su peso.
Buscando un lugar para descansar, Ricitos de Oro subió las escaleras, al final del pasillo había un cuarto con tres camas: una grande, una mediana y una pequeña. Primero, se subió a la cama grande, pero estaba demasiado dura y no le gustó. Después, se subió a la cama mediana, pero estaba demasiado blanda y tampoco le gustó. Entonces, se acostó en la cama pequeña, la cama no estaba ni demasiado dura ni demasiado blanda. De hecho, ¡se sentía perfecta! Ricitos de Oro se quedó profundamente dormida.”
Ricitos de Oro.
Robert Southey
Nuestro planeta gira alrededor del Sol en una órbita elíptica cuya excentricidad es solo del 2 por ciento, es decir, casi es circular. El perihelio (punto de menor distancia entre la Tierra y el Sol) está a 146.4 millones de kilómetros y el Afelio (punto de mayor distancia) está a 150.8 millones de kilómetros. Esto no influye gran cosa en la variación de temperatura en la Tierra como sí ocurre en los demás planetas. Por ejemplo, si la excentricidad de la Tierra fuera 1, es decir, una elipse muy achatada, los océanos hervirían durante el perihelio y se congelarían en el afelio. Somos afortunados en tener una órbita con poca excentricidad.
Dice Stephen Hawking que también hemos sido afortunados en lo referente a la relación entre la masa del Sol y su distancia a la Tierra, ya que la masa de una estrella determina la cantidad de energía que libera. Entonces, a la distancia a la que estamos del Sol, si su masa fuera tan sólo 20 por ciento más grande, la Tierra sería más caliente que Venus. En cambio, si fuera 20 por ciento menos masivo, la Tierra sería más fría que Marte.
Vivimos en una Zona Goldilocks (Ricitos de Oro) por disfrutar de condiciones favorables para vivir en este planeta, en alusión a las que encontró en “la casa de los tres ositos” la célebre protagonista del cuento clásico.
Algunos atribuyen a un diseño divino las condiciones que hicieron posible la vida en nuestro planeta, otros sólo lo adjudican a la probabilidad.
Monterrey.- “... En la cocina había una mesa con tres tazas de avena: una grande, una mediana y una pequeña. Ricitos de Oro tenía un gran apetito y la avena se veía deliciosa. Primero, probó la avena de la taza grande, pero la avena estaba muy fría y no le gustó. Luego, probó la avena de la taza mediana, pero la avena estaba muy caliente y tampoco le gustó. Por último, probó la avena de la taza pequeña y esta vez la avena no estaba ni fría ni caliente, ¡estaba perfecta! La avena estaba tan deliciosa que se la comió toda sin dejar nada.
Después de comer el desayuno de los osos, Ricitos de Oro fue a la sala. En la sala había tres sillas: una grande, una mediana y una pequeña. Primero, se sentó en la silla grande, pero la silla era muy alta y no le gustó. Luego, se sentó en la silla mediana, pero la silla era muy ancha y tampoco le gustó. Fue entonces que encontró la silla pequeña y se sentó en ella, pero la silla era frágil y se rompió bajo su peso.
Buscando un lugar para descansar, Ricitos de Oro subió las escaleras, al final del pasillo había un cuarto con tres camas: una grande, una mediana y una pequeña. Primero, se subió a la cama grande, pero estaba demasiado dura y no le gustó. Después, se subió a la cama mediana, pero estaba demasiado blanda y tampoco le gustó. Entonces, se acostó en la cama pequeña, la cama no estaba ni demasiado dura ni demasiado blanda. De hecho, ¡se sentía perfecta! Ricitos de Oro se quedó profundamente dormida.”
Ricitos de Oro.
Robert Southey
Nuestro planeta gira alrededor del Sol en una órbita elíptica cuya excentricidad es solo del 2 por ciento, es decir, casi es circular. El perihelio (punto de menor distancia entre la Tierra y el Sol) está a 146.4 millones de kilómetros y el Afelio (punto de mayor distancia) está a 150.8 millones de kilómetros. Esto no influye gran cosa en la variación de temperatura en la Tierra como sí ocurre en los demás planetas. Por ejemplo, si la excentricidad de la Tierra fuera 1, es decir, una elipse muy achatada, los océanos hervirían durante el perihelio y se congelarían en el afelio. Somos afortunados en tener una órbita con poca excentricidad.
Dice Stephen Hawking que también hemos sido afortunados en lo referente a la relación entre la masa del Sol y su distancia a la Tierra, ya que la masa de una estrella determina la cantidad de energía que libera. Entonces, a la distancia a la que estamos del Sol, si su masa fuera tan sólo 20 por ciento más grande, la Tierra sería más caliente que Venus. En cambio, si fuera 20 por ciento menos masivo, la Tierra sería más fría que Marte.
Vivimos en una Zona Goldilocks (Ricitos de Oro) por disfrutar de condiciones favorables para vivir en este planeta, en alusión a las que encontró en “la casa de los tres ositos” la célebre protagonista del cuento clásico.
Algunos atribuyen a un diseño divino las condiciones que hicieron posible la vida en nuestro planeta, otros sólo lo adjudican a la probabilidad.