GERSONG06072020

DISPARATES
Dos tipos de cuidado
Armando Hugo Ortiz

Monterrey.- Uno más que muerde el polvo, parece la consigna contra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cuando anunció su contagio de Covid-19. Personaje polémico no solo por sus desplantes, sino por la incapacidad de mitigar la pandemia. Situación grave para su país, en el punto álgido de la emergencia.

     ¿Y el siguiente, cuándo? Claman en México los frustrados, cuando López Obrador anunció que resultó negativo en su examen, el primero que se ha aplicado, mientras personas de su círculo cercano han caído. Las críticas arrecian por no disminuir su ritmo de actividades, por lo bajo sus opositores dicen: Sígale, sígale, a ver si así.

     Les vendría como anillo al dedo el contagio del presidente, dos semanas de aislamiento mínimo, si no hay complicaciones; pero tal parece que le está funcionando el conjuro de la estampita: “Detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo”.

     A Bolsonaro le valieron gorro las recomendaciones mínimas de prevención personal. A regañadientes, López Obrador las está aceptando; el uso del cubrebocas, el leitmotiv de la prensa en las últimas semanas, tuvo que aceptarlo al fin, obligado por el protocolo de aviación en su viaje a la Unión Americana.

     Pero no hay medidas científicas ni ensalmos que garanticen la inmunidad de López Obrador, o la de cualquier persona. A lo mucho puede influir la suerte.

     ¿Y al nuestro cuándo? Claman también en Estados Unidos los opositores de Trump, a quien le practican estudios y más estudios, a la fecha han resultado negativos, sin presumir de escapularios, ojos de venado o pociones milagrosas.

     Ahora van a reunirse este par de tipos en Washington.

     En ambos lados de la frontera hay veladoras negras encendidas, santos de cabeza y misas con los demonios del Averno, para que funcionen las pócimas, y se contagien mutuamente.