Monterrey.- Está en boga rememorar las conductas que se adoptan en situaciones como la actual pandemia, donde afloran atavismos de mezquindad. Dentro de la tragedia resultan grotescos los políticos en escenarios inéditos, fuera de su zona de confort, forzados a improvisar respuestas no tan afortunadas.
Toman decisiones abruptas, como declarar la ley marcial para que los ciudadanos permanezcan en sus hogares, o cerrar las fronteras a los extranjeros; incluso tal vez fusilen a quienes quebranten sus disposiciones.
Otros ya se ufanan de una futura inversión de millones de dólares para la recuperación de la economía, cuando ni siquiera se ha disminuido la tasa de mortalidad y pacientes atendidos.
El inefable Trump provoca broncas gratuitas al llamar, al Corona Virus, de manera racista, el “virus chino”; pero oportunismo perverso es su idea de obsequiar a los ciudadanos, en plena campaña para su reelección, cheques de 1000 dólares, para mitigar los daños del virus.
México es, hasta donde se tiene información, el país que los políticos más usan la pandemia para su politiquería. La autoridad federal optó por cerrar el ciclo escolar en determinada fecha, basada en meras estimaciones. Saltó de inmediato un gobernador levantisco y adelantó el cierre una semana antes, secundado por dos o tres más.
Son los mismos que hicieron circo maroma y teatro, rechazando oponerse al INSABI federal, y terminaron doblando las manitas.
En esta fase preventiva es de poca importancia si son tres o cuatro días de diferencia. El caos se va a dar en la etapa crítica de la emergencia, cuando la cuadrilla de reyezuelos contrechos, obstinados a decir no a todo, quieran actuar cada uno por su cuenta, cierren sus fronteras y hasta prohíban el aterrizaje de aviones en sus aeropuertos, como el cacique mocorongo Nayib Bukele, presidente de el Salvador.