Monterrey.- Nada nuevo. Cuando Constellation Brand compró la Cervecería Modelo en 2016, anunció que iba a ampliar su planta productiva en Mexicali B. C. La población se alarmó porque iba a exprimir la escasa agua de la región, se organizaron grupos civiles para oponerse. Los gobiernos federal y local los ignoraron; en alguna manifestación la policía golpeó a varios ciudadanos inconformes. La Compañía inició la obra.
Todavía el año pasado, organizaciones civiles solicitaron una consulta al Instituto Electoral del Estado, quien la rechazó por ser “intrascendente”.
Este fin de semana, por fin se realizó el plebiscito, con el resultado conocido. El gobierno federal decidió suspender los permisos faltantes y se comprometió a compensar la inversión hecha y plantear posibles soluciones.
Entonces arreció el circo maroma y teatro. Surgieron condenas de voceros empresariales, el de Coparmex, habló de una emboscada de López Obrador contra Constellation y el del CCE alegó que la consulta era ilegal y minoritaria, sin cumplir los parámetros.
Coincidieron en que era una mala señal para los inversores extranjeros en este momento tan crítico. Se vaticinan litigios y fuga de capitales.
Se ha mencionado en esta columna que el interés de los corporativos internacionales es hacer negocio, no andar en los tribunales. Malo para esas empresas si tienen abogados a granel. Tampoco es sencillo trasladar sus fondos a otro país, menos con la actual crisis global.
Tienen sus propios datos. Saben que quienes reclaman, salvo el presidente de la CCE, son opositores a rajatabla del actual gobierno de México, y buscan amarrar navajas. No son sus voceros ni representantes.
Los directivos de Constellation Brand avisaron que estaban listos para establecer las conversaciones necesarias con el gobierno de México, y escuchar sus propuestas, con ánimo constructivo
Se negocia con los dueños del circo, no con los payasos.