Monterrey.- Máxima expectación por conocer la postura de Joseph Biden respecto a México, sobre el contundente golpe que recibirá Andrés Manuel López Obrador.
Pero el flamante mandatario de EEUU tiene de inicio tareas impostergables, entre ellas el Corona Virus, la calamidad a punto de colapsar el sistema hospitalario del país; no será suficiente invertir millones de dólares en subsidios directos y en agandallar vacunas.
Además, debe mitigar el encono que dejó la elección presidencial, entre millones de fanáticos de Trump, con la idea de que fueron robados; prevenir un rebrote de anarquía.
Más peligrosos son los aliados de Biden, como Nancy Pelossi, líder de los representantes demócratas, empecinada en liquidar la carrera de Trump, finiquitado ya el relevo. Está exacerbada porque en la toma del Capitolio le hurtaron su atril y su laptop. Aparte de la bitácora legislativa, ¿tendrá en ella archivos non sanctus? Take it easy, Lady.
No la tiene tan sencilla Biden en lo interno. Se antoja poco probable que sea prioridad inicial el trato con México y López Obrador, y las presuntas desavenencias.
En particular el expediente del general Cienfuegos deberá valorarlo con serenidad. No es boleto suyo, sino una de las herencias envenenadas que le está dejando Trump. Antes que nada, Biden debe conocer el porqué la Justicia norteamericana lo entregó a México, sin condiciones. ¿Será que EEUU se rajó, como asevera nuestro fiscal, Gertz Maneiro?
Súper interesados en que inicie el conflicto son los anti 4T, para que los gringos hagan la tarea que ellos no han logrado: bajar el 70% de aprobación que tiene el Peje, antes de las elecciones.
No parece que vaya a darse de inmediato un desplante retador del nuevo presidente de EEUU. La bota que usó (o usa), es para la fractura de su pie; ortopédica, no militar.