Monterrey.- Los Opositores le exigieron una explicación clara sobre el apagón del 28 de diciembre. Ya tenían preparada la guillotina para decapitar a Manuel Bartlett.
La respuesta fue un guamazo entre quijada y oreja: las empresas de generación eléctrica renovable, provocaron el desbalance en la generación del flujo; por tal motivo, la Comisión Federal de Electricidad (FCE), empezará a sacar del sistema parte de ellas, para garantizar el funcionamiento idóneo; es su obligación legal.
El dictamen fue elaborado por técnicos de la CFE, los mismos que solucionaron el problema en menos de dos horas. Para refutarlo se requerirá otro peritaje, elaborado por expertos con la misma capacidad, no por los periodistas “todólogos”.
El 29 de abril del año anterior, la CFE dictaminó que, “para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad y seguridad del sistema eléctrico nacional”, se acordó cancelar licencias a las nuevas plantas de energía renovable.
Volvió la plañidera de que nos convertíamos en Venezuela y la ola de solicitudes de amparo. El riesgo a la seguridad nacional que mencionó el gobierno no fue tomado en cuenta, por los jueces, ni como simple hipótesis. Empezaron a concederlos, con el único argumento de que dicha medida atentaba contra la libre competencia y las energías verdes.
El apagón de diciembre fue un mínimo ejemplo de lo que puede provocar la falta de control de las plantas de energía renovable
Por lo pronto, la Prensa se ha enfocado en la falsedad de un documento oficial, sin descartar la conflagración.
De pilón, Bartlett avisa que las medidas emergentes se van a tomar, sin esperar el resultado de los amparos.
El peritaje de la CFE deberá revisarlo también el Poder Judicial, para la sentencia sobre los litigios en curso. Deberá elegir entre la libertad de comercio y la seguridad nacional.
Carambola de tres bandas.