Monterrey.- No hay fraude en las elecciones, dictaminó la prensa norteamericana, imposible poner en duda la honestidad de la democracia norteamericana, alabada por el barón Alexis de Tocqueville, desde 1835.
Sin embargo, hay tufo sospechoso, que rememora las elecciones presidenciales en México durante la etapa del PRIAN, con trampas desde las urnas burdamente embarazadas, el hasta algoritmo para alterar el conteo de los votos.
Algunos indicios en la Unión Americana son:
- Encuestas de los medios de comunicación, que pronosticaron un triunfo de 8% de ventaja para Biden; no parecen fallidas, sino amañadas por los periódicos, mera propaganda.
- Conteo en estados con ventaja para Trump, que por la madrugada dan la maroma.
- Declaración del triunfo de Biden en fin de semana, el clásico sabadazo.
- Censura de los medios de comunicación, ellos seleccionan cuál información deben tener los ciudadanos norteamericanos; en particular no deben escuchar palabras como “fraude”, puede generar una idea maldita, como negar o cuestionar el dogma del holocausto judío.
Quienes están propiciando la duda son los dueños de los medios de comunicación, no tanto los periodistas, en última instancia empleados o colaboradores, como sucede en México con los periódicos Reforma o El Universal.
Estos empresarios yanquis son enemigos confesos del otro magnate, Donald Trump, desde hace más de seis años.
Pese a todo la Justicia norteamericana ya dio luz verde para investigar presuntos fraudes en el proceso electoral.
Es probable que solo descubran maquinaciones mínimas, que no influyan en el resultado del cómputo, hasta hoy extra oficial.
Lo histórico sería descubrir la existencia de fraude en grandes proporciones, y el castigo a que se harían merecedores los implicados.
Muchos insisten en que es un desplante demencial de Trump, pero no se olvide que es un loco con el machete en la mano.