Mazatlán.- Más uno en ciernes. Equidistancia histórica. Hace 109, y dentro de menos de tres meses, 110 años de que el filo mazatleco, haya asumido su primer cargo diplomático.
Amado Nervo, el bardo nayarita, el 19 de enero de 1912, era nombrado por el presidente Francisco I. Madero, encargado de negocios Ad interim en la representación de México en España, en sustitución del vasco Juan Antonio Beistegui Arróspide, quién desde 1904, se desempeñaba en el honroso cargo de ministro Plenipotenciario.
Al salir al exilio Porfirio Díaz el vasco renuncia el 12 de enero de 1912 y una semana después, Nervo asume sus funciones como encargado de negocios y es retirado del cargo el 29 de diciembre del mismo año producto de la conjura huertista. El 28 de julio de 1916, el poeta vuelve asumir la representación diplomática ya durante el gobierno de Venustiano Carranza y hasta el 10 de agosto del siguiente año, cuando va a Montevideo, a cumplir nuevamente funciones diplomáticas y fallece en esa ciudad el 7 de enero de 1919.
Viene a cuento esta referencia por cuatro razones: El presidente López Obrador calificó a Amado Nervo como porfirista en la conmemoración de su nacimiento en Tepic lo que evidentemente se pone en entredicho con los nombramientos de Madero y Carranza y Amado Nervo se llamó Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz y ese nombre largo, lo comprimió para efectos prácticos siendo poeta.
Fue de la estirpe de los Ordaz nayarita a la que pertenece el gobernador de Sinaloa y, finalmente, hay que recordar que el nayarita vivió en Mazatlán dos años y fue en el puerto se hizo poeta y periodista de crónicas sociales en el diario El Correo de la Tarde y cuándo se fue en 1892, probablemente llevaba bajo el brazo el poemario Perlas Negras, de ahí, mi atrevimiento de calificarlo de medio mazatleco.
Va a la ciudad de México donde continúa con su vocación y el periodismo en algunos de los principales diarios de la época, lo que en una circunstancia muy especial, depresiva, narra Rafael Pérez Gay en su novela Perseguir la Noche (Seix Barral):
“Dijo Nervo.
-Rafael, vengo a despedirme de ti.
- ¿A dónde vas? -le preguntó Rafael Reyes Spíndola en las oficinas de El Mundo Ilustrado.
-Me voy a suicidar.
Reyes Spíndola le contestó:
- ¿Y qué te parecería si en vez de suicidarte te fueras mañana a Europa?”
Así, Nervo, dejaría la idea del suicidio y tomaría un barco para continuar su trabajo de periodista y poeta y, sobre todo, empezaría con su carrera de diplomático.
El primer mazatleco que funge como embajador de México en España es Genaro Estrada bajo el gobierno de Abelardo Rodríguez, el último presidente del llamado Maximato, cómo antecedente conviene recordar que en los albores de los años veinte entra a trabajar en la Secretaría de Relaciones Exteriores y para 1923, había fundado el Archivo Histórico Diplomático, en 1924 es nombrado oficial mayor de la dependencia federal y en 1927, escala a subsecretario y luego en 1930, es ya secretario de Relaciones Exteriores y elabora la llamada Doctrina México, mejor conocida como Doctrina Estrada, que tiene dos componentes de gran vigencia: La no intervención en los asuntos internos de otros países y la libre autodeterminación de los pueblos.
El 20 de enero de 1932 deja el cargo para convertirse en el flamante embajador extraordinario y ministro plenipotenciario en la República española y permanece en el cargo, hasta finales de 1934, cuando se vivían los estertores de la Guerra Civil y se va de Madrid para cumplir las mismas funciones en Portugal y Turquía, finalmente, fallece en la Ciudad de México, el 29 de septiembre de 1937.
Lázaro Cárdenas rompe relaciones diplomáticas con la dictadura de Francisco Franco el 1 de enero de 1940. Será hasta el 28 de marzo de 1977, cuando muerto el caudillo Franco y restablecida la democracia, México abre nuevamente las puertas de la embajada en el país ibérico teniendo como primer embajador al expresidente Gustavo Díaz Ordaz.
Quien solo dura en el cargo once días por el rechazo que recibe por la matanza de estudiantes en Tlatelolco siendo sustituido por el abogado potosino José Gómez Gordoa, que entre sus credenciales estaba haber sido hijo de un exiliado republicano.
Ya bajo el primer gobierno del socialista Felipe González asume el cargo de embajador el mazatleco Rodolfo González Guevara el 6 de mayo de 1983 y permanece en el hasta el 6 de julio de 1987. Se nutre intelectualmente de la transición española y el talante crítico de un sector de los socialistas. Fortalece las relaciones de México con España aprovechando sus simpatías con la experiencia de cambio.
Y es que el siendo muy joven, se había ido a Guadalajara donde estudia leyes en la UdeG y llega ser dirigente de la Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente. Su talante critico lo ubica rápidamente en la línea del nacionalismo revolucionario. Y, más tarde, forma parte de la Corriente Democratizadora del PRI, promovida por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, pero no abandona su partido. Ahí, organiza, la llamada Corriente Crítica, inspirado en la línea que sostenía el diputado Pablo Castellanos en el PSOE y regresa a México, cuando Carlos Salinas se perfilaba como el candidato a la presidencia de la República por el PRI.
Finalmente, tenemos el caso del todavía gobernador Quirino Ordaz, que ha recibido la invitación del presidente López Obrador para hacerse cargo de la embajada mexicana en España en medio de la polémica, pero esto deberá pasar primero por la aprobación del Senado de la República, donde Morena tiene mayoría simple, pero con sus aliados, alcanza holgadamente la absoluta.
También estará sujeto a lo que resuelva el Consejo Político del PRI sobre su solicitud. Ordaz, al igual que Nervo y González Guevara, no tenían experiencia diplomática y, sin embargo, hicieron buen papel en Madrid, aunque de confirmarse la designación le espera una gestión nada fácil que es distender las relaciones entre los gobiernos ambos países que se han complicado por la petición que hizo el presidente López Obrador al Estado español de pedir “perdón” al pueblo de México por los daños cometidos durante el proceso de conquista y colonización.
Quirino Ordaz, es un buen “vendedor de sonrisas”, se le dan las relaciones públicas y esas capacidades se pondrán a prueba en la interacción con el entorno de la Corona española que pasa por una crisis luego de los escándalos de corrupción en la familia real. Pero, este es otro tema.
En definitiva, que Mazatlán sea el único municipio de Sinaloa, que ha prohijado embajadores para España, debiera, al margen de la polémica, ser motivo de satisfacción, por esos dos y medio embajadores porteños, y tres, por quien está en ciernes.