Las relaciones corruptas entre actores privados y públicos nutren acomodos favorables a objetivos de mafias políticas y económicas, y construyen entramados institucionales desde posiciones autoritarias; la consecuencia última es la captura de los Estados. Según Vito Tanzi, en su oportunidad director de asuntos fiscales del Fondo Monetario Internacional, tales alianzas son directas e indirectas; en el primer grupo, refiere a las que demandan prácticas corruptas: 1) Regulaciones y Autorizaciones que posibilitan poder monopólico en funcionarios; 2) Impuestos que descansan en regulaciones opacas; 3) Decisiones sobre Gasto Público que consuman corruptelas en proyectos de inversión; 4) Provisión de Bienes y Servicios por los que los usuarios pagan sobornos, incluso a precios por debajo del mercado; y 5) Financiamiento de Partidos Políticos que obtienen dinero más allá del “controlado”. En el segundo grupo, describe a los que ofertan actos corruptos: 1) Tradición Burocrática que ignora criterios de mérito en los procesos de reclutamiento y promoción; 2) Nivel de Ingresos en el sector público que supone falsamente que a mayor salario, menor corrupción; 3) Sistema de Penalizaciones que supone falsamente que a mayor rigor en las penas, menor corrupción; 4) Control Institucional que apenas revela “voluntad política” para atender el problema; 5) Opacidad en vez de transparencia de las normas; y 6) Liderazgos con Actitudes Sesgadas promotoras de corrupción. Algunos de esos factores poseen más peso que otros, según los contextos; por ello, la corrupción es una idea “sombrilla” de un número de irregularidades. De ahí la importancia de ponderar casos concretos que orienten el rumbo de propuestas de políticas y quehacer gubernamental hacia una mejora de la vida institucional, como vía adecuada para combatir el fenómeno.
El pasado 7 de junio, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios en voz de su titular, Alejandro Svarch, anunció el desmantelamiento de estructuras de corrupción que operaban en esa agencia, y la destitución de 32 funcionarios deshonestos (titulares de unidades administrativas, dictaminadoras y verificadoras). Refirió tres “sótanos de la corrupción” que permearon esa instancia y expuso medidas para exterminarlos; aseverando, como lo hace el presidente de la República, que “las escaleras se limpian de arriba hacia abajo”. El caso ilustra los esfuerzos del gobierno federal para combatir la corrupción; desafortunadamente no puede decirse lo mismo del quehacer público en estados y municipios.
Ojalá el buen ejemplo cunda.
* Profesor investigador, El Colegio de la Frontera Norte.