Monterrey.- ¡Hola, amigos! En esta ocasión, les hablaré sobre un personaje ilustre de Nuevo León, que trascendió por ser el iniciador de un modelo de protección a la infancia que fuera replicado a nivel nacional. Decidí elegirlo a él para esta ocasión, pues justo acabo de retomar un proyecto que tenía en la adolescencia: recapitular la historia y trascendencia de la Ciudad de los Niños de Monterrey, y para hablar de esta institución, es necesario comenzar mencionando la vida y obra de su fundador.
El Pbro. Carlos Álvarez Ortiz, nació el 2 de julio de 1919 en Rayones, Nuevo León. Comenzó sus estudios en su tierra natal, y posteriormente, se mudó a Monterrey para continuar sus estudios en el Asilo de la Caridad. A los 13 años, ingresa al Seminario de Monterrey, ordenándose como Sacerdote a los 24 años, esto a manos del arzobispo Guillermo Tristchler y Córdova en la Catedral de Nuestra Señora de Monterrey. Ofició su primera misa en la parroquia de la Purísima, y posteriormente, se dedicó a la reconstrucción del templo de su pueblo, el cual estaba en ruinas, y cuya obra concluyó en 1945.
En 1946, lo designan párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en el centro de Monterrey, permaneciendo aquí hasta 1951. En este lapso, comenzó el sueño de una gran obra, la cual llamarían “La Ciudad de los Niños de Monterrey”, la cual expuso al arzobispo Tristchler y Córdova, convenciéndolo de que lo llevara con el Papa Pío XII para que le diera su bendición, pues su proyecto iba muy en serio.
Mientras estuvo a cargo de la Ciudad de los Niños, impulsó el talento artístico y deportivo de los jóvenes, además de brindarles educación, viendo siempre por el bienestar y la protección a los menores de edad en situaciones vulnerables.
En 1987 se retira de la dirección de la Ciudad de los Niños, y falleció el 3 de enero de 1996 a los 76 años en la ciudad de Monterrey.
Si tú fuiste residente de la Ciudad de los Niños, o tienes alguna anécdota en este lugar (en el río, el teleférico, snack, el estadio, la iglesia o la institución en general), me encantaría leer tus historias, por lo cual, te pido me envíes un correo a mydeguajardo@gmail.com. ¡Tu aportación enriquecerá a sobremanera mi investigación!