Monterrey.- Habitamos un universo maravilloso poblado por planetas girando alrededor de estrellas y estas a su vez, girando en agrupaciones formando galaxias.
Nuestra estrella, el Sol se encuentra aproximada a ciento cincuenta millones de kilómetros de la Tierra (150 000 000 km), esta distancia es tan grande que la luz tarda un poco más de 8 minutos en recorrerla, cuando observamos el Sol, estamos observando el pasado, es decir, lo que hace ocho minutos ocurrió.
La luz tarda poco más de una hora para ir de la Tierra a Saturno, esto nos ubica en la periferia del Sol, en cambio Saturno, Júpiter, Urano, Neptuno y Plutón (tantas veces expulsado del “caserío” y vuelto a aceptar), se localizan en los “suburbios”.
Considerando que el diámetro de nuestro Sistema Solar es de doce mil millones de kilómetros (12 000 000 000 km), un rayo de luz tardaría poco más de 11 horas en cruzarlo. Si nuestro rayo de luz continuara su viaje por toda nuestra Galaxia denominada Vía Láctea, este rayo de luz tardaría cerca de cien mil años en atravesarla.
Se ha calculado que la Vía Láctea posee cien mil millones de estrellas y, sorprendentemente, nuestro cerebro posee cien mil millones de neuronas, de esta manera ¡tenemos una especie de galaxia en el interior de nuestro cerebro! Además, al interior de cada neurona se extiende una inmensidad que no hemos logrado observar.
Sin embargo, parafraseando a Octavio Paz: “Más allá de la diversidad aparente de los sentidos, se intuye una zona donde todos estamos comunicados”, o como lo intuyó Jorge Luis Borges en “El Aleph”: “En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño…, vi el populoso mar, vi un laberinto…”
Lo más maravilloso de nuestro universo es que puede ser comprendido mediante modelos matemáticos que, como lo expresó Platón, pertenecen a un mundo ideal que sólo algunas mentalidades pueden acceder y que, esto lo decimos nosotros, lamentablemente los traen al mundo terrenal para ponerlos al servicio de fuerzas obscuras.
Sin embargo, somos optimistas, consideramos que las nuevas generaciones sabrán hacer uso de estos modelos y otros más “que traigan al mundo terrenal” para conocer y modelar la realidad y mostrarnos nuestro maravilloso Universo, colocándolo al servicio de la humanidad, incluso, como lo expresaron Feynman y Hawking: Otros Universos.