Joven, actriz, estudiante de comunicación, mujer tenaz, trotamundos y amante del arte, todo esto es la jarocha Evelyn Griselle Castro Ávila. Con solo 22 años de edad, ha vivido las experiencias suficientes para darse cuenta, que el teatro es su pasión.
“No me puedo quedar con esa espinita, con esa chispa que yo tengo de estar en una escuela de teatro, voy a estudiar teatro cuando termine la carrera de comunicación, haré examen el próximo verano para la Escuela de Bellas Artes en la Ciudad México”, comenta Evelyn.
Su amor por el arte nació desde pequeña, motivado por su madre Flor Ávila Flores, quien la introducía en actividades culturales y estudiantiles, además del consumo televisivo y cinematográfico sin restricción.
“Desde pequeña estuve muy inmersa en el arte, sobre todo mi gusto por la actuación, porque con las películas fui conociendo diferentes tipos de personajes y diferentes formas de recrear la realidad. Me gustaban mucho los personajes de villana, el primero que me gustó era La Bruja de Blanca Nieves”, relata la actriz.
Para Griselle, tanto su madre como su padre, Marcelino Castro, han sido pilares en su familia. Ella como comerciante, emprendedora y ama de casa, él, como guardia de seguridad en el centro portuario. Ambos con el amor y los valores necesarios para hacer de su hermana, Alma Castro, y de ella, dos valiosas personas.
Pilares que siempre han apoyado sus sueños y planes, y que, aunque al principio pensaban que el teatro para Evelyn sólo era un hobby, con el paso del tiempo y tras el empeño diario que demostraba en sus clases de actuación, se dieron cuenta que iba más allá de un pasatiempo.
Su interés por el arte se solidificó cuando entró al colegio Bachilleres de Veracruz, tras su primera clase formal de actuación en el grupo Escenofobia. Ahí fue donde tomó la decisión de hacer de la actuación no un hobby, sino parte de su vida.
“Muchas personas buscaban en el teatro un refugio, salir del dolor que cargaban, una escapatoria. Para mí el teatro nunca fue eso, desde el principio fue una disciplina, una forma de disfrutar la vida, transmitir realidades, encarnar el personaje, ponerte en la piel de otro ser y transmitir. Entendí que actuar era lo que me llenaba”, menciona Castro.
Su primer encuentro ante un público fue como Sara en los Fantasmas de Scrooge, obra llevada a cabo por Escenofobia; evento revelador y complicado que le brindó el sentimiento único de estar arriba de un escenario. Sin embargo para la actriz su primer proyecto de actuación en realidad fue una especie de meta teatro que habla sobre la Revolución Francesa, obra basada en Marat Sade.
“Una obra realmente maravillosa, ahí interpreté a Charlotte, una chica que pertenecía a la clase media alta, abandonada en un convento y que tenía por ideal pertenecer a la burguesía, por lo cual decide matar a Jean-Paul Marat, revolucionario a quien el Márquez de Sade critica. La trama es eso, la vida y muerte de Jean-Paul y cómo mi personaje planea matarlo”.
“Es un personaje complicado, fue el primer personaje con el cual pude experimentar de verdad que era actuar, prepararse, sufrir por tu personaje, sentirlo, ese fue realmente mi primer proyecto teatral”, explica.
A la par de su participación en el grupo teatral estudiantil, llegó la oportunidad de formar parte del Microteatro Veracruz, una forma de actuación íntima, corta y que busca hacer al público parte del ambiente de la escena, en un escenario de 15m X 15m2, creando así una atmósfera con más calidez.
“Surge la oportunidad porque había una obra que se llamaba Happy, su actriz principal deja el proyecto y entonces mis amigos que ya pertenecían a Microteatro me comentan: ‘Eve creo que ese personaje es para ti y yo estoy súper segura así que dale, suerte’. Aunque no tenía casi tiempo estaba emocionadísima por formar parte del proyecto”, menciona.
Así comenzó un camino que la acercaría aún más a la vida en los escenarios, al caracterizar una diversidad de personajes y al ser participe en el teatro con temáticas sociales. Participó en obras como: Amador y solidario frío Estocolmo, A contra reloj, y algunas otras obras selectivas que dejan un mensaje con el cual buscan contribuir a la sociedad.
Sin embargo, no todo han sido buenas experiencias. La joven se vio inmersa en el lado oscuro de la vida actoral, cuando compartió papel con una actriz con más experiencia y que tenía una constante lucha de protagonismo.
“El otro elenco era interpretado por una actriz que ya tenía cierta experiencia en televisión y ahí me di cuenta de lo podrido que también está el ambiente teatral y artístico porque es una lucha de egos horrible, ahí yo dije ‘que puto asco’ porque es un ambiente horrible”.
“Son situaciones en las que debes hacerte muy fuerte, debes cuidar tu autoestima porque si no la trabajas bien queda en el piso, que es constante en un actor, al menos en mí. Creo que siempre crees que eres una mierda, buscas más, aunque des lo mejor siempre buscas dar más, ser perfeccionista, siempre crees que no vales a pesar de los halagos”.
Estas situaciones en ningún momento detuvieron su persistencia y frenesí. El camino en la vida teatral, y lo que hasta el momento sería una de las grandes aventuras para Griselle, estaba por presentarse con su participación en una gira de Microteatro Veracruz en España, la cual reforzó el apoyo que sus padres le daban para perseguir sus sueños.
“Antes de hacer el casting les preguntes si me dejarían ir a España en caso de ganar el papel, sino para no meterme. En realidad, si lo haría, pero era para saber su opinión y me dijeron ‘mira Evelyn hemos visto cómo te has matado en teatro desde que tenías quince años, llevas dos años de lleno en actuación, ¿qué clase de padres seriamos si no te dejamos que vayas después de todo tu esfuerzo?’ ahí es una muestra del amor que me tienen y como confían en mi trabajo”, relata Castro.
Suceso que la marcaría como actriz, tanto con su mejor como peor experiencia. Pero sobre todo, sería este mismo suceso el que le otorgaría el aprendizaje y crecimiento que necesitaba. Para ser parte del elenco tuvo que pasar por una serie de travesías dado que, el mismo día y pocas horas después del casting, tenía una presentación musical con un amigo.
“Nos mostraron un proyecto para buscar una serie de obras para presentar una temporada en Microteatro por dinero, microteatro de Madrid, momento en que llegó a mi vida Sofía Telles, quien tenía un texto para presentar, llamado: Fragmentos de una historia de cartón, y que seleccione para presentar en el casting”.
“Justo el día del casting yo tenía un concierto que dar con un amigo cerca del lugar, el concierto era a las 7:00pm y el casting a las 5:30pm, entonces realmente no tuve tiempo de preparar nada. Tenía varios matices de obras que quería exponer pero dije no, no tengo tiempo para abarcar mucho, creo que no está bien”, platica Evelyn.
Afortunadamente para ella, al exponerle a los organizadores del casting su situación, le dieron el apoyo para sólo presentar su casting y retirarse a cumplir con el concierto. Además de contar con el apoyo de quien era su novio en ese momento, que también audicionaría.
“Fue muy rápido, yo estaba checando que todo estuviera bien en el lugar del concierto, pero cuando terminé, en menos de diez minutos, hice como una mini obra de la escena que ya había elegido, mi ex me ayudo a mejorar las técnicas realistas porque era mucho movimiento y esfuerzo físico, el trabajo actoral de esa obra era muy exigente, no tenía casi diálogos y los que tenía eran muy crudos”, cuenta la estudiante de comunicación.
Sin tiempo de ensayar, y con nervios, llegó el momento. Comenzó a actuar logrando uno de los momentos más satisfactorios para una actriz, algo que más allá de la actuación la dejó satisfecha como persona, conmocionando al público formado por colegas, directores, entre otros, que contribuyeron con sus aplausos.
“Fue una de las experiencias más maravillosas que he tenido en mi vida como actriz, más allá de las representaciones por España, el momento fue ese, porque di todo. Sólo pensarlo me dan ganas de llorar porque más allá de lo que implicaba yo quedé satisfecha, que si no me hubieran elegido para la obra habría sido igual de feliz porque dejé mi alma ahí.
El punto es que termino de actuar y la gente llorando, se quedaron en shock como por 10 segundos y comienza a aplaudir. Me fui a cumplir mi concierto, termino y me habla un amigo que es director y me dice: ‘Creo que tienes que checar las redes sociales’, checo y veo Elenco para Fragmentos de una historia de cartón, Evelyn Castro. Me emocione tanto que fui a despertar a mi mamá, en plan ‘¡mamá, mamá, me voy a España, ¡quedé, quedé, gané!’ Sólo me felicitó y me dijo: ‘Mañana hablamos’. Fue una de las noches más maravillosas de mi vida”, relata la actriz.
Pero el verdadero desafío era el que se venía más allá de los exhaustivos ensayos durante un año al lado de su equipo integrado por: Manu su productor, Sofía Telles directora y escritora y el elenco formado por Alex Lara y David Ríos. Tres personas presentando un teatro crudo y austero tratando de tocar las fibras más sensibles del espectador.
Una obra en que la actriz representaba el ultimo pasaje de la vida de una chica inmersa en las drogas, que vivía en la calle, que perdió a su hija y es vendida por su pareja; violada por 20 pesos que guarda para darle un obsequio a su hija, pero que no logra debido a que su pareja la mata tratando de quitárselos.
Sin embargo, su trabajo no sería presentado como tanto anhelaba, tras el retardo de las actrices que participarían en otra obra, cuya supervisión yacía bajo las manos del mismo director de Fragmentos. Fue el mismo director quien más tarde le avisaría, antes de que ella pudiera tomar su avión a España, que no presentarían la obra, pues debían sacar a flote el trabajo de las actrices que no podrían llegar al teatro esa noche.
“Cuando por fin pude subir al avión y antes de que apagara mi celular, me habla mi director diciendo que no actuaría Fragmentos, que necesitaba que me aprendiera otro texto porque las chicas que debían presentarlo no podrían llegar, que llegando haríamos ensayo general y me presentaría en la noche.
Yo no lo podía creer, tenía mil sentimientos encontrados, fui quizá algo inmadura porque era mi primer proyecto a gran escala por el que había trabajado tanto tiempo y no iba a poder hacerlo o al menos eso me habían dicho. Me porté algo infantil, me molesté, hice berrinche, pero como profesional tuve que hacerlo”, relata Griselle.
Circunstancias que la llevaron de una trama basada en la tragedia a la comedia Máquina de Escribir, donde se presentaría en escena una semana gracias al texto que aprendió durante su vuelo. Fue hasta el domingo, su último día de presentación, que pudo mostrar al público el fruto de su constante trabajo con la obra que originalmente actuaria.
A su regreso al puerto jarocho, y a su reingreso a la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, tomó la decisión de dejar el teatro para enfocarse en su carrera, situación que la ayudó a explorar todas las cosas que quería y lograr dos intercambios estudiantiles internacionales a Santiago de Chile durante el primer semestre del 2018, y a Jaén España, donde se encuentra actualmente estudiando Historia del arte.
“Me he dado cuenta que es lo que realmente me apasiona y me llena, a un mes de que termine está movilidad, encontré porque surge mi amor al arte tras haber vivido varias experiencias, soy una persona muy sensible, me encanta ponerme en el lugar de los demás, practico mucho la empatía, me fascina admirar el arte, entender la vida como procesos mostrados por otros y como dan en resultado arte transmitiendo ideologías, sentimientos, emociones y sobre todo transformando mundos.
A pesar de dejar el teatro me di cuenta que yo metía de todas formas el arte en mi vida y carrera profesional, además en la movilidad en Chile tomé asignaturas y clases de actividades artísticas, aquí en Jaén estudio historia del arte, del cine, que me está formando de manera teórica como actriz. Me he relacionado con gente que se dedica a las artes en general y eso me convenció de que me debo como persona y ser humano estudiar teatro, se lo debo a mi corazón”.
Actualmente Evelyn Castro trabaja en su tesis titulada: El arte como medio de comunicación y como herramienta para resolver conflictos en la vida cotidiana, que habla de cómo el arte es utilizado por el hombre como medio de expresión, pero también como herramienta de resolución de conflictos, haciendo que reconozcan sus diferencias y ejerzan empatía.
A un mes de volver a México ya tiene proyectos teatrales en la capital veracruzana, al igual planes para prepararse para su admisión en Bellas Artes, demostrando que Evelyn Castro vive para el arte.
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