Monterrey.- Huele mal desde las entrañas. Su cercanía confunde a quienes jamás han gozado de un estipendio continuado. Es el premio político de consolación. Sin hacer olas, sin presumir grandes logros. Solo con cumplir con los horarios laborales.
Los depósitos a sus cuentas personales llegan a tiempo. Menos para los prestadores de servicios por honorarios. A ellos se les pide un sin número de requisitos. La fase de enamoramiento duro menos del canto de un gallo.
Por eso el canal 28 y las estaciones de Radio Nuevo León son fantasmales. Con ratings tan escasos para la calidad de la programación. Al incluir producciones de otros países de contenido cultural basto.
Jaime Rodríguez Calderón nombró al ex reportero del periódico el Norte, Osvaldo Robles, su consentido, como director de Televisión. Así lo hizo con la motivadora personal y comunicóloga de las masas descerebradas Olga Nelly García en radio.
Ellos comenzaron con el desmantelamiento de un eficiente contenido cultural. Del círculo rojo de audiencia culta. Los otros escuchas, los del populacho, ya tienen al Cepi Boy y a Germán Pluma en las estaciones privadas.
Diana Adame, la protegida política de Jaime, suple a Osvaldo en el último tramo del mandato independiente. Revuelve las aguas y se salva solo por la utilidad de las clases de la Secretaria de Educación por esta pandemia.
Hugo Díaz se queda a cargo de Comunicación Social del estado. Es quien premia y castiga, con el toque mágico de sus oficios añejos, con los reporteros y jefes de redacción.
A sabiendas del peso histórico, donde todo personaje cercano a Jaime Rodríguez Calderón, quedará marcado con una mancha en su currículo, de servir en el sexenio de la inutilidad institucional.