Pero a los gringos les gusta mandar…
Monterrey.- Debemos interpretar que el triunfo de Trump, como cualquier otro cambio de gobierno, es una respuesta al descrédito de la administración anterior y como respuesta al contexto de descomposición social por el que atraviesa EUA en particular. Sin embargo, la solución a su situación no la encontrarán en esta “nueva” dirección.
Si bien el sistema electoral de EUA bipartidista en realidad es casi de partido único, donde a uno lo maneja Fidel y al otro Raúl, internamente se considera a los demócratas como izquierda y a los conservadores como derecha. En este sentido, en la política electoral de EUA se reproduce un problema global: el pragmatismo ha provocado que las orientaciones estén muy cerca entre sí. La izquierda ha introyectado la ideología burguesa y considera como centrales las luchas identitarias obviando que éstas son producto de las relaciones de producción. La derecha por su parte, ha fetichizado las relaciones burguesas y culpa a las minorías de los males sistémicos. Ambas orientaciones políticas dejan al sistema indemne de toda responsabilidad. Mientras la izquierda orienta su atención a resolver solo los síntomas, la derecha individualiza y segmenta la culpa con especial énfasis en las minorías y en los grupos no normativos.
Por eso Trump es incapaz de ver que la causa de la crisis sanitaria del fentanilo tiene su origen en la voracidad de la industria farmacéutica y la corrupción institucionalizada de su país. Tampoco se pregunta cómo se distribuye la droga dentro de EUA, ni mucho menos razona que los migrantes solo siguen la huella de los recursos naturales que sus élites vendieron a precio de ganga previo el pago de una gratificación. Para Trump y sus votantes el origen y la causa de todos sus males está fuera y debe protegerse.
El problema de EUA y la pérdida de su carácter de hegemón es mucho más profundo. La persecución irracional de utilidades llevó a que los capitales de EUA migraran hacia donde tenían una mayor posibilidad de crecimiento. EUA se ha ido desindustrializando, conservando solo su muy privatizada y subcontratada industria militar y los esquemas financieros. Al no tener forma de competir con la productividad China,desde 2009 han optado por sancionar y establecer una guerra comercial y arancelaria.
En un mundo globalizado las políticas económicas también tienden a serlo. En este momento estamos migrando a una reindustrialización basada en el proteccionismo arancelario de ciertos sectores que cada país considere estratégico. Sin embargo, en este caso no es la solución. Un proteccionismo “sano” debe promover la industria local alentado a los pequeños empresarios; y el proteccionismo que promueve Trump protegerá al gran capital, no al pequeño. Además, el arancel lo terminará pagando el consumidor final, al no encontrar mejores sustitutos, pues China lidera ciertas industrias y su productividad está muy por encima de lo que estamos acostumbrados.
Debemos recordar que el gran empresario siempre está cerca al gobierno de turno por lo que la industria no se relocalizará en EUA, a menos que le ofrezcan descuentos y estímulos. En Nuevo León podemos decirle adiós a Tesla y a otras empresas de países aliados, que irán a EUA a ver qué les ofrece Trump, a cambio de establecerse allá. Tristemente irónico, los trabajadores estadounidenses pagarán con sus propios impuestos la creación de sus fuentes de trabajo. En este orden de ideas, Elon Musk produjo el primer Tesla Roadster, un deportivo de lujo, gracias a los estímulos fiscales del gobierno de EUA. Es decir, con los impuestos de los estadounidenses se fabricó un automóvil de lujo al que solo tienen acceso los ricos.
Trump, como buen derechista, niega el cambio climático o le importa poco. Una de las causas por las que Nabisco se mudó a Salinas Victoria, Nuevo León, es que el proceso productivo de sus galletas está relacionado al cáncer pulmonar. En el desarrollo del capital llega un momento en que para obtener más ganancias es necesario actuar en contra de la vida. Ahora, Trump puede legislar para que esos procesos productivos, presumiblemente cancerígenos, por arte de magia, dejen de serlo. Aunque esto afectará la salud de los estadounidenses, no es baladí reiterar que la protección de la vida por sobre la persecución del capital debería primar en todos lados.
En cuanto al tipo de cambio, considero que una apreciación del peso a largo plazo es lo esperable. Si bien el slogan Make America Great Again involucra acaparar capitales nacionales y extranjeros, lo cual apreciaría el dólar, la imposición de aranceles a los productos de países adversarios puede provocar que esos capitales vean a México como opción, pues al igual que el petróleo ruso comprado por India y vendido a Europa “ya no es ruso”, una mercancía china producida en México, “ya no será china”.
Por tanto, el nearshoring sigue siendo una posibilidad muy real para México, la cual solo se verá afectada por el “security shoring”, es decir, la relocalización de industria considerada estratégica.
Las amenazas de Trump podrían causar perturbaciones transitorias, que podrán ser sorteadas dado la estabilidad económica de nuestro país; pero la violencia verbal que ejerce puede llegar a tener algún tipo de reflejo en el mundo real. Desde abusos policiales hasta ataques contra afroamericanos, latinos, mujeres, minorías y demás personas no normativas.
En el ámbito geopolítico Trump ha mostrado respeto por Putin, Xi Jiping e incluso Kim Jong-un, como hombres fuertes que cuidan a su nación. Dudo que involucre a EUA en un conflicto con estos países. Por tanto, considero que la invasión rusa a Ucrania terminará pronto. Lamentablemente, este lapso será el año de Hidalgo para los políticos ucranianos. A saber, qué tanta Ucrania quedará. Tan simple que era que los ucranianos respetaran a los rusoparlantes del Donbás, así como los moldavos respetan a los habitantes de Transnistria.
Muy relacionado a lo anterior, la amenaza de recesión se cierne sobre la península asiática sin recursos llamada Europa. Veremos cambios de orientación política en los gobiernos entrantes y salientes, y gobernantes que no terminan su mandato pues, como comenté al principio, por lo regular las opciones políticas electorales son incapaces de ver lo esencial y por tanto no pueden solucionar los problemas que se les presentan.
Una vez desatada la invasión a Ucrania, tanto los europeos como los EUA buscaron sustituir los recursos que les vendía Rusia. Los primeros en África y los segundos en Venezuela. El continente negro, repartido como fichas de juego entre las potencias europeas, recibió con respeto a sus antiguos conquistadores, pero les dejaron en claro que las condiciones han cambiado. Actualmente, tanto China como Rusia han invertido mucho en infraestructura permitiendo que, por fin, los africanos se puedan alejar de quienes los dividió a placer, los esclavizó y le cortó las manos y pies.
La primera semana de marzo del 2022, EUA se acercó a Maduro para sopesar un relajamiento en las sanciones al país a cambio de petróleo. Recordemos que Venezuela cuenta con la mayor reserva energética del mundo y ha cometido el crimen de mantener una política soberana al respecto. Sancionados desde Obama, el Nobel de la Paz, Venezuela se enfrentó a ataques de diversa naturaleza, intentos de golpe de Estado y el robo de Citgo. Incluso estuvo en la necesidad de vender parte de sus reservas áureas, lo cual es un despropósito, pues, ¿con qué oro te pagan el oro? Después, éste fue confiscado en Inglaterra. Si algo se te pierde, búscalo con los británicos, dicen. Y ahora EUA necesitaba de Venezuela. En televisión, Maduro expresaba lo bonito que se veían las banderas de EUA y Venezuela, “juntas como deben estar”.
En el primer mandato de Trump, Venezuela la pasó muy mal. Ni China ni Rusia le ayudaron comprándole petróleo, o vendiéndole repuestos para sus refinerías. Esto en realidad lo podemos interpretar como que se sumaron a las sanciones. Pero ya es 2024. EUA no aguantó en Afganistán, Europa se enemistó con su proveedor de energéticos, Rusia es inmune a las sanciones y China lidera el desarrollo industrial. Venezuela ahora tiene cómo superar los ataques del occidente colectivo liderado por EUA.
Por desgracia, el genocidio en Gaza continuará. En 2023 las calles pedían la renuncia de Netanyahu por corrupción. Por tal razón, uno de los mayores interesados en que el extermino palestino continúe es el mismo Netanyahu. Además de desviar la atención, es posible que esté desviando recursos. Ahora, el peligro de que el conflicto escale a nivel regional es muy alto. Recordemos que, en enero de 2020, poco antes de entregar el gobierno a Biden, EUA asesinó a Qasem Soleimani, un general de alto rango iraní, crimen que sigue impune y por el cual juraron venganza. En este sentido, la avanzada militar disfrazada de Estado que preside Netanyahu puede sentirse envalentonada ahora que regresa Trump.
En resumen, salvo aguantar las mentiras y los insultos que excreta y la posibilidad de que el exterminio palestino se convierta en un conflicto mayor, creo que el gobierno de Trump tiene poco margen de acción a nivel global. A nivel interno sí puede representar cambios importantes en términos de deteriorar los derechos civiles, de las minorías y de las mujeres.
EUA no puede competir contra Rusia en lo militar, ni contra China en lo industrial. África está dominado por estos países y América Latina presenta regiones con rebeldía antimperialista. Por tanto, mantener su condición de hegemón mundial está muy comprometida y es gracias a que China parece no tener prisa que aún no la ha perdido. Aunque las potencias moribundas no implosionan, sino que se desinflan hasta que pierden cualquier poder, influencia y respeto, creo que EUA es tan soberbio que se arriesga a sufrir una estrepitosa caída, o como bestia herida de muerte, atacar sin razón ni orden.
Las opciones que tiene para evitarlo son dos: modificar su modelo de aplicación del modo de producción capitalista, regresando a un capitalismo con un estado de bienestar fuerte, orientado a distribuir la riqueza y a disfrutar lo construido, como un anciano jubilado que recuerda sus años mozos con gozo.
La otra opción es que se unan a Latinoamérica y construyan en igualdad de condiciones y respeto un gran bloque regional comercial e industrial. Ambas opciones pasan por compartir la hegemonía en pos del acomodo dentro de un nuevo mundo multipolar con varias potencias regionales.
Pero a los gringos les gusta mandar…