PEREZ17102022

El voto emocional
Edilberto Cervantes

Monterrey.- Ha sido frecuente en los últimos años que la opinión de expertos electorales se incline por señalar que a la hora de votar los ciudadanos votan de manera emocional.

Esto puede interpretarse como que no hay racionalidad en el ejercicio del voto, o que la gente decide con criterios alejados de la información verificable: con el corazón y no con el cerebro.

Pero antes, también se argumentaba que la gente votaba con el estómago. Es decir que la persona que vive con carencias apoyará a quien le ofrezca solucionar sus necesidades.

En junio de 2018, Viridiana Ríos publicó un artículo en El País, que tituló: “La economía de los enojados”. Allí afirmaba: quien sea que gane la elección en México este domingo, heredará la economía de “los enojados”. “O más bien, la economía de aquellos que la élite intelectual ha decidido ciegamente llamar “los enojados”, haciendo con ello evidente la forma en la que los privilegios y las desigualdades han cegado incluso a las mentes más brillantes de mi país”.

Agregaba Viri Ríos: “En el electorado que el nuevo presidente mexicano heredará no hay enojo: hay una racionalidad impecable. La racionalidad de quien comprende, porque lo ve en el propio bolsillo, que en México hay dos economías: la que se mide con el crecimiento del producto interno bruto (PIB) —donde vamos mal— y la que se mide con el crecimiento del salario —donde vamos pésimo—. … en términos reales, hoy los trabajadores mexicanos ganan menos que en 1995. De esa magnitud es la tragedia. Esos son “los enojados”.

“Así, el reto del nuevo presidente de México será uno y muy claro: entender que ‘el enojo’ del votante mexicano no es irracional, sino el resultado de un modelo económico que no ha logrado crear mejores condiciones para todos y erradicar la evidente mediocridad de la economía mexicana”.

En julio de 2018, López Obrador ganó las elecciones y tal parece que entendió la válida razón de “los enojados”. El gobierno de AMLO ha prestado atención a la condición de la clase trabajadora: la que vive de su salario.

Después de varios lustros en los que el salario se estancó, ahora cada año se ha incrementado de manera significativa. También se reguló el esquema del “outsourcing”, por medio del cual se contrataba el trabajo sin otorgar las debidas prestaciones. En materia de pensiones se realizaron ajustes en el régimen de las Afores para mejorar lo que recibirán quienes se jubilen en la presente década (y se prevén algunas mejoras adicionales). Se ha promovido la realización de procesos democráticos en la elección de la representación sindical en las empresas (alineados a compromisos en el TLCAN). La necesidad de mejorar de manera sustantiva los servicios del IMSS (y del ISSSTE) también se está atendiendo. El INFONAVIT parece que será intervenido para resolver la carencia de vivienda digna y de las condiciones para su financiamiento.

Que los gobiernos neoliberales dejaran en manos del mercado o de los empresarios el trato al factor trabajo, como corresponde a esa ideología, provocó una depauperación de las familias de los trabajadores.

Así, quienes argumentan que son las pensiones a adultos mayores, los apoyos a los jóvenes, las becas para estudiantes y los recursos para personas con discapacidad, los factores que explican el apoyo que AMLO recibe en las encuestas, convendría que incluyeran en el análisis a los salarios de los trabajadores. También deberían incluirse los programas de apoyo a las familias que viven en la agricultura de subsistencia y a quienes participan en el programa Sembrando Vida.

Ante las próximas elecciones en el Estado de México, las estrategias electorales empiezan a manifestarse. El Grupo Reforma levantó una encuesta que ofrece interesante información. Llama la atención que las preguntas que se formulan no tienen casi nada que ver con la cuestión de los salarios, ni la condición de vida de los trabajadores y sus familias (vivienda, servicios médicos, pensiones). ¿Hacia dónde se enfoca la encuesta?

La evaluación del desempeño del actual gobernador se realiza a partir de 10 rubros o temas. Algunos más amplios y otros muy específicos; en los que el ámbito de acción de un gobernador no tiene la misma determinación. Así, se pregunta sobre el trato que ha dado a Educación, Salud, Servicios Públicos, Transporte público y Vialidades; en los dos primeros el gobierno estatal sí tiene competencia importante. Luego se pregunta sobre Economía y Generación de empleos, sin que quede claro en qué incide la acción del gobernador en algo tan amplio como la Economía, o en la creación de empleos; claro que los gobernadores presumen de la atracción de inversiones, pero su acción no es determinante. En los diez temas la actuación del gobernador sale reprobada. La peor calificación es en “Combate al crimen organizado” y luego en “Combate a la Corrupción”.

Otra de las preguntas, es curiosa: Si Morena ganara la elección, ¿qué diría usted sobre lo que pasaría en… once temas: Sobre 5 temas, diga si Mejoraría; Seguiría igual o Aumentaría. En todos los temas la opinión mayoritaria es que Mejoraría con Morena (Jóvenes, Mujeres, economía, servicios públicos y economía familiar). En otros cuatro temas, se pregunta sobre si ganando Morena el asunto Disminuiría, Seguiría Igual o Aumentaría: en Pobreza y Corrupción habría Disminución; en Violencia los que opinan que Disminuiría son igual cantidad que los que opinan que Aumentaría. En los temas: Presencia del crimen organizado y Violencia contra periodistas, la opinión en el sentido de que Aumentaría es ligeramente mayor que los que opinan que Disminuiría. No se presenta esa pregunta para el caso de que ganara otro partido. ¿Por qué no?

En general, la opinión que recaba la encuesta es favorable a Morena y a su probable candidata a gobernadora. Pero el encabezado de la página es: “Perjudica al PRI rechazo”. El 61 por ciento de los encuestados aprueba la gestión de AMLO.

La encuesta de Reforma no permite identificar el perfil social, económico o educativo, de quienes en forma mayoritaria se pronuncian en positivo por Morena. Pero sí es muy precisa en identificar que el 71 por ciento de los encuestados no sabe la fecha en que se celebrará la elección y otro 5 por ciento mencionó una fecha equivocada.

¿Cómo saber si el electorado votará dominado por la emoción o por el estómago? ¿O habrá otro factor?

Viri Ríos considera en su publicación de 2018 que hay una elite intelectual que opina y orienta a la sociedad pública con sus análisis. Ojalá que esta elite sea más asertiva que en 2018 y encuentre que lo mejor es evitar promover el encono y que los ciudadanos voten a partir de la razón.