Ciudad Juárez.- En las elecciones de 2018 ni Lily Téllez, ni Cruz Pérez Cuéllar, ni González Mocken, entre las decenas de saltimbanquis postulados por MORENA le llevó ni un voto efectivo (descontando a los que espantaron) a la candidatura de López Obrador.
Ninguno obtuvo más sufragios y sí menos, que los candidatos venidos desde las campañas electorales de 2006 y 2012. Todos, expriistas y expanistas se colgaron de MORENA. ¿Hay elementos para pensar que en 2021 será diferente? No los encuentro. Seguirán sin aportar nada.
La experiencia señala que, a menos de que se trate de liderazgos muy fuertes como el de Cuauhtémoc Cárdenas en 1987, vinculados a una corriente histórica, quienes se escinden de los partidos políticos se quedan solos, son cartuchos quemados.
El caso reciente es el de Calderón y Zavala. Ni siquiera pudieron reunir el mínimo de las firmas necesarias para fundar su nuevo partido.
Pienso que en 2018 fueron concesiones innecesarias a las derechas, e igual será en este año.
Las candidaturas externas, convenientes y democráticas, deben buscarse entre personajes con posiciones afines, aunque no coincidentes en todo con el programa y las políticas públicas del gobierno. Deben ser ciudadanos con buen historial, que traigan consigo un bagaje cultural y político respetable y valioso. No sucede esto con los políticos y ex funcionarios del PRI y el PAN que suenan como precandidatos de MORENA.
Mala cosa sería postularlos como abanderados de un programa que han combatido y que no han compartido. Ni por una cuestión de principios, ni por un cálculo pragmático, representan candidaturas pertinentes.