GOMEZ12102020

ENCUENTO DE REFLEXIÓN RAÚL RAMOS ZAVALA
La LC23S en el Noroeste
María de la Paz Quintanilla Vargas


Culiacán.- A poco más de 57 años del inicio de los movimientos armados socialistas en México y a 49 años de la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S), intentamos nuevamente rescatar la historia. Ahora contamos con una mayor participación de sobrevivientes, familiares, historiadores y luchadores sociales interesados en dar esta batalla, parte de la llamada guerra comunicacional.

Los nuevos relatos, testimonios y la reflexión colectiva crítica y autocrítica de la historia de los movimientos armados socialistas de años sesentas y setentas del siglo pasado, nos posibilitará entender mejor por qué la LC23S fue la expresión más destacada. Al respecto, Leopoldo Angulo Luken (El Matus o El General), apuntaba que la LC23S “es una cosa que casi nadie habla de ella, ni los que sobrevivieron y que eran de la Liga; ese movimiento ha tenido una influencia definitiva en la política del gobierno a nivel nacional, o como dicen los burgueses, cambió el curso de la historia”. Por su parte, Mario Álvaro Cartagena, más conocido como El Guaymas, decía que hay “Comanches” sobrevivientes para contarlo, para aclarar y aclararnos la historia con una participación testimonial más amplia. Ahora podemos hacer un relato histórico más completo, más objetivo, con visión integral y en la ruta de la verdadera historia.

El proceso de reflexión también es de lucha para enfrentar los retos del presente y lograr la unidad necesaria entre las fuerzas empeñadas en la transformación de la sociedad. Esperemos sirva para dar continuidad a los sueños y a la utopía que motivó a la juventud del siglo pasado, particularmente a los integrantes de la LC23S, de lograr construir un mundo de verdadera justicia y libertad, sin explotación del hombre por el hombre.
En los años sesentas surgieron muchos movimientos armados en todo el territorio nacional. El Grupo Popular Guerrillero (GPG), del profesor Arturo Gámiz y Pablo Gómez; los hermanos Gaytán y Oscar González, en la sierra de Chihuahua; la Asociación Cívica Guerrerense, del profesor Genaro Vázquez Rojas; la Brigada de Ajusticiamientos del Partido de los Pobres, de Lucio Cabañas; los intentos de conformar grupos guerrilleros por parte del Movimiento Espartaquista Revolucionario (MER) y las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) y la Liga de Comunistas Armados (LCA), en Nuevo León. Todos, antecedentes inmediatos del proceso de radicalización que culminó en la LC23S.

El debate teórico y político se intensificó durante el periodo de 1968 a 1971, cuando empezó a formarse el embrión de lo que inicialmente se llamó Organización Partidaria (OP), en sus inicios bajo la conducción de Raúl Ramos Zavala. Desde 1968 conocimos documentos referentes a la lucha en la sierra de Chihuahua. Su lectura era obligada. Era costumbre y disciplina de este grupo el ejercicio de la lectura y debate de todos los materiales, así que conocíamos parte de la historia de la lucha de la región, pero no era suficiente.

A pesar de la caída en 1972 de Raúl Ramos Zavala, Diego Lucero, Genaro Vásquez y Juan Manuel Rodríguez (El Clark), logramos dar continuidad a ese debate teórico, ideológico y político entre grupos y organizaciones que venían planteando la necesidad de ejercer el derecho a la rebelión, ahora bajo la conducción de Ignacio Arturo Salas Obregón (Oseas). Entonces fue posible elaborar una propuesta más acabada, abarcando todo sobre Programa, Táctica y Organización.

Como resultado de este largo proceso de reflexión y praxis, el 26 de enero de 1973 se convocó a los integrantes de los diferentes movimientos a la Primera Reunión Nacional, en Guadalajara, a efectuarse el 15 de marzo de ese mismo año, en la cual se socializó el nombre de la naciente organización: Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S). El General apuntaba que en la Liga todas las luchas “pudieron englobarse dentro de una estrategia general en todo el país y la formación de zonas guerrilleras rurales con miras a zonas liberadas, formación de un ejército popular para dar una guerra prolongada. Para lo de la creación de las zonas guerrilleras se recurrió al foco.”

En la zona noroeste, que comprende los estados de Durango, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, se planeó el desarrollo de la actividad orgánica político-militar; los sucesos ocurridos se ubicaron dentro del marco de la lucha de clases y esta fue muy intensa. La Liga dio pasos para la conformación de la zona guerrillera en esta región, conocida como el Cuadrilátero de Oro; y llegaron compañeros provenientes de todo México y de los distintos grupos que se fusionaron en la LC23S, naciendo así el Comité Político Militar Arturo Gámiz.

El 11 de febrero de 1973, días antes de la fecha fundacional de la LC23S, un grupo de Los Procesos, Capítulo MEP (Movimiento Estudiantil Profesional), salimos de la ciudad de Monterrey a la ciudad de México, para integrarnos profesionalmente a los cuadros de la LC23S. Nos reunimos primero con Oseas, en un departamento de Nezahualcóyotl. Quienes partiríamos al noroeste sostuvimos una reunión con el responsable, Manuel Gámez (Julio), quien se desempeñaría como responsable. Su misión fue explicarnos las tareas que tendríamos en la región noroeste, que comprende los valles y sierras de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Durango (posteriormente se incluyó Baja California Norte). Julio nos comentó que en la región había un amplio descontento, mucha efervescencia política, que ya estaban las condiciones para el desarrollo de un frente guerrillero, que los pueblos indígenas ya habían desenterrado el hacha de la guerra. Nos narró sucesos particulares, como si fueran hechos generalizados, como el caso del trabajador de un aserradero que logró fabricar un rifle calibre 22, utilizando solamente un torno, copiando pieza por pieza. Después nos enteramos que este trabajador era un sobrino de don Arturo Borboa (El Tío).

En las reuniones de la Coordinación Nacional asistieron, por parte de nuestro grupo, Ignacio Arturo Salas Obregón (Oseas), Ignacio Olivares Torres (El Sebas); Héctor Torres González (Mario) y Juan Carlos Flores Olivo (El Cuéllar). Personalmente no participé en la reunión fundacional de la Liga, la cual debe entenderse como la culminación de un proceso de vinculación entre los diferentes movimientos. Dicho rápido, la Liga ya existía antes de su fundación. En este sentido, a fines de febrero de 1973, parte del grupo al que pertenecía arribamos a Ciudad Obregón, Sonora, la cual sería en la práctica la sede del Comité Zonal del Noreste. Ahí nos encontramos con compañeros de distintas agrupaciones y regiones, quienes también se encontraban dentro en un proceso de vinculación de movimientos.

Desde noviembre de 1972 ya se encontraban en la zona Elena y Gerardo (o Manuel), maestros rurales provenientes de Michoacán. Poco después llegó Jesús Manuel Cadena (El Fabián Teporaca) de Chihuahua, quien había participado en la Brigada de Lucio Cabañas. Los tres pertenecían al Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) y habían sido entrenados en Corea. Elena y Manuel estaban encargados del trabajo político en la ciudad y en el Valle del Yaqui. Además, Manuel estaba encargado del trabajo político y organizativo en la sub sierra, como enlace con los compañeros que se encontraban en la sierra, a quienes llamábamos Los Arribas (AA).

Del Movimiento 23 de Septiembre se encontraban los compañeros Julio (como responsable de esta zona por la Coordinación Nacional), Eleazar Gámez Rascón (Andrés), Juan Rojo Heráclito, Arturo Borboa (El Tío), las compañeras enfermeras Esperanza Flores y Alejandrina Ávila (Paty y María Eugenia, respectivamente), Salvador Gaytán y don Chuy (sobreviviente del Grupo Popular Guerrillero de Chihuahua, Chihuahua).
Del grupo de Los Guajiros y Lacandones, participaron Beto, Plutarco y Gabriel Domínguez.

Del grupo de Los Procesos, Capítulo JC (Juventudes Comunistas), estaba Gustavo Adolfo Hirales Moran (Fermín), de Baja California; y de Monterrey, Héctor Escamilla Lira. Más tarde, de Baja California llegaría Carlos Ceballos y la compañera Elenita.

De Guadalajara llegaron del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) Miguel Topete y Wences, bautizado como El Feroz. Más tarde, también subió a la sierra Tomás Lizárraga, conocido como El Tom de Analco, acompañando a El General.

El Movimiento Espartaquista Revolucionario (MER) fue disuelto en diciembre de 1967, pero algunos de sus integrantes continuaron participando todos estos años como una guerrilla sin nombre, hasta que en la Liga, para poder identificarlos, los llamaron Los Macías. De este grupo llegaron los hermanos Salvador, José de Jesús y Miguel Corral García, originarios de Durango; Anselmo Herrara (de Tamaulipas); y de Sinaloa, Fermín (El Insurrecto Errante), quien tenía contactos en la sub sierra; y Juan El Tawa (o El Grande), quien fue integrante del Buró Militar y enlace con Los Arriba (AA).

De la Federación de Estudiantes de Sinaloa (FEUS) llegaron El Negro Mendivil (o El Blaky) y Jorge Velarde (El Mazatlán), ambos estudiantes de la escuela de Economía de la UAS. El Blaky se incorporó al frente de Urique, el cual también fue parte del Comité Político Militar Arturo Gámiz. Es necesario rescatar la memoria de otros camaradas de la Liga, provenientes de la FEUS, que desempeñaron un papel importante en el noroeste. Algunos como enlaces nacionales, regionales o en el ámbito local. Francisco Rivera Carbajal (El Chicano), Arturo Luna Luján, Cesar, Porfirio (o El Nueve) quien participaba como responsable de Sinaloa en el Comité Zonal del Noroeste; y Alejo Antonio Lizárraga (El Tomy), con responsabilidad en el Comité de Navojoa, frecuentemente también participaba en las reuniones del Comité Zonal.

De enero de 1974 a 1976, la Liga entró en una profunda crisis ideológica, política y de organización. Con esas condiciones adversas enfrentaba el desarrollo de una feroz ofensiva de las fuerzas represivas del Estado. Esa era la política implementada por el gobierno que ha sido definido como Guerra Sucia y estaba orientada a aniquilar toda expresión guerrillera en cualquier estado de la república. En 1975, el Comité Político Militar Arturo Gámiz decidió bajarse de la sierra, en medio de fuertes cuestionamientos y contradicciones internas, al igual que en otros comités.

Poco a poco nos fuimos dando cuenta de la necesidad de poner atención a los informes plagados de subjetivismo y en contra de las posiciones oportunistas. Estos cuestionamientos se intensificaron en abril de 1974, en la Tercer Reunión Nacional de la Coordinadora. A la distancia nos damos cuenta que en aquel momento apreciamos la realidad de forma subjetiva; cuando quisimos rectificar, ya nos encontrábamos en una situación de supervivencia, ante la campaña de exterminio del Estado.

Las contradicciones internas se fueron haciendo visibles en la praxis, en las “tracachingas”, como les decía El General. Oseas detectó y dejó testimonio en una carta dirigida a los Coordinadores del Noroeste, fechada el día 26 de junio de 1973, de los problemas y desviaciones internas que urgía resolver. Era una alerta sobre los signos de oportunismo, como expresiones políticas pequeño-burguesas al interior de la organización. Entonces convocó a la Segunda Reunión Nacional de la Liga, para julio de 1973. El General, en su relato dice que: “desde el inicio hubo división entre nosotros, táctica se dijo entonces, pero que al final resultó división de deslinde de clase.” La no resolución de dichas contradicciones, sin duda coadyuvó a nuestra derrota.

Sin embargo, la LC23S retomó la historia de lucha precedente, generó teoría, logró la participación organizada de una juventud con ideales, congruente en sus planteamientos, capaz de abstraerse de su condición de clase, que vinculó sus principios éticos y morales a su práctica política y que aceptaba el reto de ejercer la profesión más noble a la que convocó el Che Guevara: ser revolucionario.

Con el control que tienen los medios de comunicación, el proceso permanente de desideologización es necesario para fortalecer la conciencia social, entendida como un arma para terminar con cualquier proceso adverso que pretenda detener el cambio hacia una mejor sociedad. Esa es la razón de por qué tenemos que entrarle a la guerra comunicacional y a la batalla por la historia verdadera. Se requiere estudiar, tenemos que prepararnos una y otra y otra vez, pues como sabemos, la lucha sigue.

* Culiacán, Sinaloa, 18 de junio de 2022.