(En memoria de mi ausente amigo el Doctor José Luis Comparán Elizondo
con quien disfruté de amenas charlas)
Monterrey.- André-Marie Ampere fue el científico francés quien, en la primera mitad del siglo XIX, formuló una de las grandes unificaciones de la física: la electricidad y el magnetismo. Los estudiantes de secundaria lo recuerdan en la unidad de corriente eléctrica: El ampere o amperio (A). A André, Como sucede a todos los genios de la física, le fascinaba el mundo de las ideas matemáticas de donde extraía modelos para indagar el mundo real. En The Human Side of Scientists, Ralph Eduard Oesper, nos dice: “… Cuando le venía a la mente alguna idea, se olvidaba del mundo cotidiano y de inmediato buscaba dónde realizar sus cálculos”. Cierto día que paseaba por las calles de París, le vino a la mente una gran idea, como era su costumbre, buscó alguna superficie donde realizar los cálculos matemáticos. Este pizarrón lo encontró en la tapa trasera de un carretón de caballos que estaba siendo cargado con mercancía de un establecimiento. Cuando estaba a punto de concluir sus cálculos de inmediato vio con desesperación que su “cuaderno de notas” desaparecía a gran velocidad calle abajo llevándose consigo el producto de su trabajo.
Abraham Pais en su célebre biografía Niels Bohr´s Times nos cuenta una simpática historia del autor del primer modelo cuántico del átomo. Resulta que Niels Bohr y su hermano Harald, como buenos daneses, jugaban futbol en sus años mozos. Harald se desempeñaba como mediocampista y Niels era el portero del equipo. Cierto día en que el AB Cophenague jugaba contra un equipo Alemán, la supremacía de los daneses era tal que los alemanes nunca llegaban a la portería defendida por Bohr. Sin embargo, como a veces sucede en el futbol, un balón despejado por los alemanes se acercó peligrosamente a la meta defendida por Niels. Todo mundo esperaba que el portero saliera y capturara el balón, sin embargo Niels Bohr seguía absorto frente a uno de los postes de la portería. El gol hubiera sido inminente de no ser por el grito de uno de los hinchas daneses. Al término del partido y ante los reclamos del entrenador y sus compañeros, Bohr dijo que de repente se le ocurrió la solución de un problema de física y esto le absorbió su atención y había utilizado uno de los postes de la portería para realizar sus cálculos.
Termino este texto con otra simpática historia, ésta referida a Robert Willhem Bunsen (famoso por el mechero Bunsen que todo estudiante de Física y Química conoce). Por ese entonces Bunsen no estaba casado, entonces le propuso matrimonio a una bella joven quien, como la mayoría de las damas, antes y ahora, adoraban a los físicos, al instante aceptó la propuesta matrimonial. Sin embargo, como era su costumbre, Bunsen se enfrascó en algunos problemas científicos y cuando volvió a ver a la joven, se olvidó de que ya le había propuesto matrimonio y volvió a realizar la propuesta, entonces la bella dama se indignó tanto que lo cortó de inmediato.