Puedes decir que soy un soñador
Pero no soy el único
Espero que algún día te unas a nosotros.
Y el mundo será uno.
John Lennon
Puebla.- La sociedad actual, como resultado del sueño del proyecto moderno, se distingue por varias eventualidades, que decantan, por un lado, el sueño de un mundo humanamente feliz, exacto y progresivo y, por otro lado, desvela a un mundo complejo, lleno de contrariedades y desencantos.
Lo paradójico de este mundo es que, por determinados motivos y específicas circunstancias, el sueño de las utopías modernas tienen como sustrato un cúmulo de contrariedades sociales y desencantos y comparten con la historia social un sino de insatisfacción humana. La brutalidad del desencanto presente conforma el medio de cultivo e inspiración de posiciones controvertidas: una esperanzadora;
otra que ha tornado el sueño en una pesadilla que pasa intermitentemente del nihilismo al totalitarismo “democrático”, autoritario de secesión o de mercado; o, bien, aquella que recupera de la insatisfacción humana la utopía como crítica, como una cultura crítica, que se reconoce compleja y plural, pero sin horizonte fincado en una gran certidumbre, que en todo caso devela a cualquier certidumbre armónica como una expresión demagógica y cínica.
El presente ensayo recoge, de alguna manera, este ramillete de temáticas y problemas y tiene como marco de apoyo referencial la primera de seis conferencias que Italo Calvino se propuso dictar en el curso que debería haber tenido lugar durante el ciclo académico que va del año de 1985 a 1986, al cual el escritor italiano fue invitado por la Universidad de Harvard en Massachusetts, Estados Unidos.
Calvino murió el 19 de septiembre de 1985, una semana antes de que emprendiera su viaje a los Estados Unidos. Tal vez, esa fue la causa de que, de las seis conferencias que tenía programadas, únicamente se hayan encontrado cinco conferencias escritas por él.
En la primer conferencia –en la cual se centrará este trabajo– se refiere al tema de la levedad. La perspectiva del enfoque en que aborda el tema de esta conferencia se orienta, de alguna manera, en oposición al tema de la pesadez mostrando un
conjunto de fundamentos con los cuales demuestra su preferencia por la levedad.
Las bases del marco teórico en que las ideas fuerza de este ensayo se fundamentan son una mezcla de filosofía y literatura.
Italo Calvino sostiene una actitud y una predisposición muy optimista (muy leve) sobre la levedad. Toda la
argumentación que el autor utiliza sobre la levedad no está orientada a una oposición mecánica que se ejerce sobre la pesadez, sino que, se propone generalmente sustraer peso a las figuras humanas; a la estructura del relato y al lenguaje; a las ciudades; en fin, a la realidad. En esta perspectiva, es considerable el recurrente desafío a la ley de la gravitación en diferentes obras de la literatura, en las cuales ha jugado un papel primordial la imaginación como respuesta o reacción al peso del vivir.
Reconoce a la levedad como un ideal que sitúa en el presente y, al mismo tiempo, proyecta en el futuro. Precisamente, con relación a esto último, se opone al ideal prospectivo de la pesadez, es decir, a la idea de que el mundo marcha progresiva e indefectiblemente hacia una lenta petrificación de la cual no escapa ningún aspecto de la vida: “...como si nadie pudiera esquivar la mirada inexorable de la Medusa." Prosiguiendo más adelante, retomando los personajes de la mitología griega, dice: "cuando siento que están por atraparme las tenazas de piedra... Perseo... acude en mi ayuda”. Según este mito, Perseo es quien logra cortar la cabeza de Medusa sin quedar petrificado por su mirada, usando para evitar verla directamente un espejo. En este mismo mito, identifica como la pesadez puede convertirse en su contrario en el momento en que advierte que las ramitas que cubren la cabeza degollada de Medusa -la cual fue enterrada boca abajo- se transforman en corales y estos sirven de adorno a las musas.
Frente a la monstruosa pesadez de la realidad, en Calvino no sobreviene la idea del cerramiento de nudos, ni el escapismo onírico o irracional, sino, por el contrario, el de mirar al mundo con otra óptica, con otra lógica, otros métodos de conocimiento y de verificación. Es decir, la búsqueda de una visión que evite que el peso de la materia nos aplaste, en la que toda pesadez se disuelve. En ese sentido, entiende a la levedad como el aligeramiento del lenguaje cuyos significados son estructurados por un tejido verbal enrarecido de apariencia leve, sin peso, en
donde en cualquier descripción o en el relato de un razonamiento o de un proceso psicológico obren elementos sutiles e imperceptibles y comporte un alto grado de abstracción, o la asunción de un valor emblemático en una imagen figurada de levedad.
Por otro lado, considera que la levedad es algo que se crea en la escritura, con los medios lingüísticos propios del poeta: “el repentino salto del poeta filósofo que se alza sobre la pesadez del mundo, demostrando que su gravedad contiene el secreto de la levedad, mientras que la vitalidad ruidosa, agresiva, piafante y atronadora pertenece al reino de la muerte”; [como el fluido psicodélico de los espíritus famélicos de figuras displicentes e insostenibles en su aflicción que las convocan a un vuelo infinito sobre la realidad].
La metáfora es utilizada por el poeta para tratar temas tan pesados como los padecimientos del amor, en donde el peso de
los materiales del simulacro se anula, en tanto éstos son diversos e intercambiables, haciendo así del lenguaje un elemento sin peso.
La gravedad sin peso es otra de las formas en que define a la levedad. De esta manera, para volver leve la pesadez de la tristeza la pulveriza en partículas de humor. Si el <
pulvísculo de átomos o el velo de minúsculas partículas de humores y sensaciones se traduce en melancolía.
Se puede decir que, MilanKundera es uno de los más explícitos y principales expositores de los últimos tiempos de los temas de la levedad y la pesadez. En su novela La insoportable levedad del ser, muestra un enfoque pesimista sobre la levedad, en tanto que, todo su desarrollo intenta descubrir el velo que esconde la ineluctable pesadez del vivir. La trama de esta novela toma
como elementos básicos: por un lado, la condición recurrentemente presente de desventura y opresión que le ha tocado soportar a su país; y por otra parte, la condición de pesadez de todo ser humano que enfrenta en el vivir, es decir, en el peso de una pletórica red de constricciones públicas y privadas que envuelve a la existencia humana en una trama de nudos cada vez más apretados. De esta manera, intenta demostrar que en la vida, incluso, todas las formas de levedad terminan por revelar su insoportable peso.
Mientras en Kundera la levedad se puede identificar, también, con el kitsch, es decir, con el aligeramiento oficial –sacralizado y ritualizado con cánticos e himnos– de la monstruosa realidad. Para Calvino la levedad se asocia con la precisión y la determinación y no con la vaguedad y el azar. Además, considera que estos dos elementos deben estar presentes en el discurso lingüístico, en la medida en que el segundo de estos permite diferenciar y distinguir cada una de las cosas o contenidos y el
primero es la garantía de que exista claridad en el sentido exacto de las cláusulas en su conjunto y en cada una de ellas por separado.
Si partimos del entendido –de acuerdo con Calvino– de que levedad es una reacción sobre la insoportabilidad de la gravidez, considero que esta puede tener un doble sentido: como mito-relato o como crítica utópica. En el primer sentido la liviandad se
expone como la reproducción y reafirmación del presente en el pasado, es decir, como la recreación de una sensación irreflexible, aligerada, de lo que es pesado, en donde lo putrefacto se torna venial: “somos pobres, pero felices”. En el segundo sentido, la levedad se declara como la negación de la pesadez, como el desencanto y crítica del presente y/o como proyecto de futuro y/o negación del pasado.
* El presente trabajo fue publicado parcialmente en Magistralis, UIA-GC, Revista semestral, julio- diciembre 1994, núm. 7. Para el mismo, se tomó como referencia fundamental a Italo Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio, Madrid, Ediciones Ciruela, traductora Aurora Bernández, 1989, Pp. 144. Milán Kundera, La insoportable levedad del ser, Tusquets editores, México, 1990.