Monterrey.- El presente volumen (¡Arriba los rudos!*), debería titularse Arriba la lucha libre, pues es un estudio sociológico de este deporte en México y no uno sobre los temibles villanos del encordado.
Los rudos representan el lado más oscuro y violento de la humanidad en ese pequeño universo que es el ring. Allí se repite cada fin de semana la eterna batalla del bien contra el mal en la cual casi siempre triunfan los desalmados, (apoyados por los réferis).
Estos sanguinarios personajes canalizan la rabia de cierto sector del público que acude a las arenas (modernos coliseos romanos) para desahogar sus impotencias y liberar los traumas que la vida les ha dejado.
Su éxito reside en provocar, escandalizar e irritar, burlarse del rival y evadir toda responsabilidad deportiva, ética y moral.
Esperábamos encontrar una profunda explicación sobre las motivaciones psicológicas que orillan a estos artimañosos que, impotentes ante los luchadores técnicos, recurren a violar constantemente las reglas del pancracio para vencer a sus oponentes.
Pero no, la autora (Ana Lidia Martínez) nos comenta el origen de este oficio de las llaves y costalazos, su importancia cultural (en el cine, las historietas, la literatura), sus personajes (luchadores, amazonas, exóticos, enanitos, promotores, réferis, comisionados, anunciantes, etc.), el vestuario (las máscaras), los organismos (CMLL, AAA, Liga Elite), sus espacios (arenas, cuadriláteros) y medios informativos (radio, televisión, cine, prensa).
No aparecen las biografías de los protagonistas de época como El Cavernario Galindo, Ray Mendoza, Lobo Negro, Gori Guerrero, Angel Blanco, René Guajardo, Perro Aguayo, Dr. Wagner, LA Park, Psycho Clown, Los Espanto, Los Perros del Mal, Los Misioneros de la Muerte, etc.
Las únicas referencias que encontramos sobre el tema son dos: una de la autora casi al terminar el libro: “para subirse a un ring es (im)prescindible ser rudo, rudo desde las entrañas porque el camino es áspero, porque hay que domar al miedo, el temperamento, la soledad, al contrincante” (p. 108) y otra del ex luchador Murciélago Velázquez: “tienes que ser rudo, porque no es tan fácil dejar aquella esquina en la que te has jugado la vida”, idem).
*Ana Lidia Martínez. ¡Arriba los rudos!. Monterrey, N.L., Lucha por la Cultura / Oficio Ediciones, 2020. 120 pp., ilus. (Colec. Ensayo).