En «La caverna de la serpiente. Cuando el odio envenena el alma» se vale de una alegoría para tocar “el tema de la envidia como una pasión humana que nos hace ser mejores, sin quitarle nada a nadie”.
En este caso, el odio (generado por la envidia) está representado por una serpiente que reside en una “Amplia y profunda, (…) espeluznante gruta” que “esconde las más oscuras intenciones; son las peores emociones y los sentimientos más torcidos los que la constituyen. Allí se alojan la mentira, la falsedad, la gula, la ira… pero, sobre todo: la envidia”.
La metódica descripción de este odio es impresionante desde su origen hasta su desenlace, pasando por todas las etapas que lo componen hasta llegar a la difamación. Nada escapa a su escrutinio certero.
«La caverna de la serpiente…» debe verse “Como una motivación personal”, un ensayo didáctico que el maestro Tavitas nos ofrece para que aprendamos a lidiar con estos “obstáculos, piedras en el camino de un triunfador”.
Al final “La sinceridad derrota nuevamente a la opresora (portadora del odio). Para sentirse mejor consigo misma, la sierpe se dice ofendida, incomprendida, deprimida y rebajada, humillada y pisoteada por quien pudo soportar el alud de comentarios negativos”.
Pero como dicen las sagradas escrituras en el proverbio bíblico 4:16: “Porque ellos no duermen a menos que hagan el mal, y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno”, el mal nunca descansa y tarde o temprano volverá a atacar: “La serpiente regresará, seguramente en una nueva piel, o podría mutar, existe la posibilidad, no es una advertencia: es una promesa”.
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* Manuel Tavitas Rodríguez. «La caverna de la serpiente. Cuando el odio envenena el alma». https://www.amazon.com.mx/gp/product/B0BF8WJ51W/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vppi_i2, 2022. 31 pp.