PEREZ17102022

Envejece América Latina
Edilberto Cervantes 

Monterrey.- En diciembre pasado se celebró la Quinta Conferencia Regional Intergubernamental sobre Envejecimiento y Derechos de las Personas Mayores en América Latina y el Caribe (ALyC).

El informe que allí se presentó aborda las tres orientaciones prioritarias del Plan de Acción de Madrid, aprobado hace veinte años: a) personas mayores y desarrollo, b) fomento de la salud y el bienestar en la vejez, y c) creación de entornos propicios y favorables para las personas mayores.

En ALyC se presenta un escenario crítico, exacerbado por las desigualdades y las carencias en la región. En este marco, señalan los autores, no es momento para cambios graduales. Al contrario, es imperioso avanzar con políticas transformadoras y ambiciosas.

En los últimos 70 años, la estructura demográfica de la población de ALyC ha pasado por cambios significativos que redundaron en una rápida transición demográfica. La disminución sostenida de la mortalidad y la fecundidad hizo que la región pasara de altos niveles de mortalidad y fecundidad, en los años cincuenta, a bajos niveles en ambas variables en la actualidad. La estructura por edad se modificó profundamente, con un aumento significativo de la proporción de personas mayores

La región experimentó en medio siglo un envejecimiento poblacional parecido al registrado en Europa en dos siglos. Se prevé que en 2060 la proporción de personas de 60 años y más en la región superará a la de Asia y Oceanía y se ubicará más cerca de los valores correspondientes a América del Norte y Europa.

Además del aumento de la proporción de personas mayores, también se observa un incremento en términos absolutos. En la actualidad, el número de personas de 60 años y más es de 88.6 millones.

Se prevé que este crecimiento continúe en las próximas décadas y que en 2030 este grupo poblacional aumente a 114,9 millones de habitantes, que representarán el 16.5% de la población total. En las próximas décadas el tamaño de la población de personas mayores de la región será muy similar al de Europa:

Se prevé que a partir de 2022 la población de 15 a 59 años también perderá peso relativo, debido a un rápido aumento de la población mayor, que pasará a ser más numerosa que la de niños, niñas y adolescentes, alrededor de 2037.

En menos de diez años, el grupo de personas de 60 años y más superará en volumen a todos los demás grupos etarios, Esto tiene enormes repercusiones en términos de políticas públicas y requiere planificación a mediano y largo plazo con respecto a las políticas de trabajo, salud y protección social, entre otras.

Los grupos de edad más cercanos a los 60 años tienden a reducirse en términos relativos, mientras que los dos grupos mayores de 75 años presentan una tendencia creciente. Aumenta la importancia relativa de las personas de 80 años y más, dentro del grupo de personas mayores, hasta llegar a ser el subgrupo más numeroso de esta población en 2050.

Es importante conocer las características, el tiempo y la velocidad de la transición demográfica en cada país, así como del envejecimiento de poblaciones que, como las de indígenas y afrodescendientes en general, presentan mayores niveles de desigualdad social y económica.

En América del Sur, el Uruguay presenta un envejecimiento avanzado, pues las personas mayores superan el 20% de la población en 2022. En 2030 se le unirá Chile, de manera que ambos países serán los más envejecidos de la subregión ese año En Centroamérica, el país más adelantado en el proceso de envejecimiento poblacional es Costa Rica, donde el grupo de personas mayores aumentará del 16% al 20% en esta década. Sólo tres países (Bolivia, Guayana Francesa y Haití) se encuentran en una etapa incipiente de envejecimiento, con niveles de fecundidad superiores a 2,5 hijos por mujer y una proporción de personas mayores que varía entre el 7% y el 10% de la población.

Entre 2014 y 2024, la proporción de niños, niñas y adolescentes, en la población total, será superada por la de personas mayores en varios países del Caribe (Aruba, Barbados, Guadalupe, y Trinidad y Tabago), en Chile y el Uruguay. En los cinco años siguientes, llegando a 2030, las Bahamas, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, el Brasil y Costa Rica se unirán a este grupo. Al finalizar el quinquenio 2030-2035, la Argentina, Colombia, Jamaica y México también alcanzarán la fase de más personas mayores que jóvenes en la población total.

Los datos generales sobre el envejecimiento de la población a nivel nacional ocultan diferencias dentro de los países. Si bien las zonas urbanas, en particular las grandes ciudades, son las áreas donde este proceso está más avanzado, esta tendencia no se observa en todos los países. El proceso de migración campo-ciudad muestra que la población en edad de trabajar se desplaza con mayor frecuencia, dejando a las personas mayores en las zonas rurales.

Al analizar los datos por sexo, se observa una diferencia en el proceso de envejecimiento en todos los países; los porcentajes más altos de personas mayores corresponden a las mujeres.

En general, nacen más hombres que mujeres. Debido a la mortalidad diferencial al inicio de la vida, la composición por sexo se equilibra en las edades jóvenes y adultas, para después invertirse en las edades mayores y favorecer la supervivencia de las mujeres.

En todos los países analizados, alrededor del 85% de la población mayor tiene entre 60 y 79 años. En los extremos se encuentran Chile, donde las mujeres de este grupo etario representan el 81,1% de las personas mayores, y México, donde los hombres de 60 a 79 años que viven en zonas urbanas tienen la mayor representación (87,2%).

La recomendación general es que las políticas públicas enfocadas en las personas de la tercera edad deben tomar en cuenta las particularidades de la estructura demográfica en cada país. Que las medidas busquen garantizar un envejecimiento saludable, con dignidad y derechos.

Se debe reconocer la brecha digital que afecta en mayor medida a las personas mayores. Algo que el sistema bancario no está considerando cuando desalienta las transacciones presenciales y en cambio promueve el uso de los medios digitales; las famosas apps y su débil protección frente al hackeo.

Se hace necesario fortalecer los sistemas de protección social, que hagan viable el acceso garantizado, sin discriminación, a una salud de calidad, vivienda y servicios básicos.

Los adultos mayores han sido los más expuestos al contagio de la pandemia del COVID19. Los esquemas institucionales de cuidado del adulto mayor han sido cuestionados en su calidad de atención (incluso en los países “desarrollados”).

El tema del envejecimiento se debe incorporar de manera transversal en las políticas, planes y programas de desarrollo, con la creación de entornos propicios y favorables para las personas mayores.

En México, en particular, la Cámara de Diputados acaba de aprobar una iniciativa de ley que establece la obligación de las empresas, con más de veinte trabajadores, de que el 5 por ciento de su nómina sea de adultos mayores (más de 60 años). Es significativa esta medida, no sólo para evitar la discriminación laboral; es también una forma de reconocer que los sistemas de pensiones no garantizan un ingreso suficiente para quienes llegan a la edad de jubilación.