Para los niños trabajamos,
porque los niños son los que saben querer,
porque los niños son la esperanza del mundo.
José Martí
Monterrey.- Debido al grave riesgo de la niñez a sufrir violencia en los hogares, en las escuelas y en las calles, el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (la UNICEF) lanzó el llamado a los países de América Latina para alertar que la violencia infantil inicia temprano.
Con base en su Informe Regional “Un perfil estadístico de la violencia contra niños, niñas y adolescentes en América Latina”, la UNICEF reveló que casi 2 de cada 3 niños, niñas y adolescentes, en edades de 1 y 14 años, experimentan disciplina violenta en el hogar, escuela y calle.
Este tipo de agresión psicológica y castigo físico en la primera infancia, junto con el abuso sexual y el homicidio infantil acechan el derecho a vivir una vida libre de violencia de millones de menores de edad en todo el mundo.
Resulta difícil de creer que la tasa regional de homicidios de niñas, niños y adolescentes (12.6 por cada 100) sea cuatro veces mayor que la media mundial (3 por cada 100). Sin embargo, más terrible es saber que la población infantil está expuesta a la violencia casi desde su nacimiento y por las personas en las que más confían: sus familias, cuidadores, compañeros y vecinos.
Otra investigación de la UNICEF arrojó que el 41% de madres y padres que recibieron disciplina o castigo durante su infancia, lo validan y consideran efectivas las prácticas violentas en la crianza de hijos e hijas. Además, quienes sufrieron castigos y recibieron gritos y golpes en su infancia, tienden a repetir dichas actitudes en la forma de criar. Es decir, replican el patrón cuando son adultos y así perpetúan el círculo generacional de la violencia.
Los estudios de la UNICEF demuestran que padres y madres reconocen la violencia física como una práctica violenta, mas no en cuanto a la violencia psicológica, como gritos, insultos o descalificaciones, las cuales no se asocian directamente como una práctica de violencia.
Para Nuevo León y para todo México sería lamentable que en nuestras comunidades la disciplina violenta sea socialmente aceptada.
A pesar de que factores negativos como la pobreza, la desigualdad y la inseguridad, incluso la crisis sanitaria, son impulsores de la violencia infantil, es urgente poner fin a todas las formas de violencia contra la niñez.
Y para empezar la tarea, el compromiso de madres y padres, maestras y maestros, cuidadores, comunidades y gobiernos debe ser romper el círculo de la disciplina violenta en el hogar, escuela y calle, a través de…
° Prohibir totalmente el castigo corporal en todos los ámbitos.
° Invertir en programas de crianza positiva en la familia y la escuela.
° Poner en marcha intervenciones de cambio social y de comportamiento.
° Reforzar la capacidad de prevenir del personal de servicios sociales.
° Fortalecer la recopilación de datos sobre la violencia contra la niñez.
Si bien las prácticas positivas de crianza, como el diálogo, la reflexión y la negociación son difíciles de aplicar, muchas madres y padres no tienen otra opción que recurrir a estrategias que, aunque evitan el castigo físico, se basan en acciones relacionadas con la violencia psicológica.
Por todo lo anterior, como sociedad tenemos que cumplir los derechos de niñas y niños como sujetos especiales, plenos de derechos y protegerlos de cualquier situación que afecte su vida, seguridad, desarrollo y salud.
Los hogares deben asegurar su formación plena en ambientes positivos, amigables e inclusivos, donde padres y madres cumplan la tarea de guiar y encauzar su conducta con amor, cariño, respeto y responsabilidad.
Las escuelas deben cultivar su educación integral para formar perfiles de egreso que se desenvuelvan asertivamente en la sociedad y enfrentar los retos y los desafíos que el mundo actualmente nos demanda.
Erradicar la disciplina violenta es una tarea que este año nos marcó el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil (26 de abril), con el fin de construir sociedades más seguras y prósperas en beneficio general.