Monterrey.- Mi comadreja, la travestiña poeta laureada en el anonimato del mar de literatos incógnitos de la Sultana, Tenchita Morongas, que sobrevive vendiendo productos Amway en el merca de los sábados en la Infona, me cocoreó las mollejas con esta pregunta maliciosa, coluda, encebollada:
¿Supiste que la ungida a la sillota, actual alcaldesa de Escomiedo, se reunió con lo más granado de la intelectualidá, la hartisteada y el rebane culturalioso?
Y agregó cizañosa: No te vi en esa reunión, queridis, semiaze que te desairearon, te hicieron el feo, te ignoraron olímpicamente. Lástima, no podrás expresar tu irrestricto apoyo a la cargada de las fuerzas vivas ni compartirás tus excelsas y intelijentes ideas en materia hartística de la futura gobernatriz. Chale.
Yo no creí que fuera verdad tanto veneno de mi deschavetada comadriurs, pero acabo de corroborar que, efectivamente, mi flamariosa presencia no fue requerida en tan magno y fundamental evento.
Ni modo, me hiré con mis tiliches y tepalcates a las Francias, Alemanias y demás rancherías europeas donde los reyes, marqueses, condesas y herederos de los Rotschild siempre me hacen un lugarcito en sus salones exclusivos para departir con pan y vino y bien hartos porros, en vías de generar alegres y nutridas estrategias en materia de bellas artes.
Nadien es monedita de oro ni profeta en su ejido.
Bye.